“Esta sigue siendo su casa y nos alegra muchísimo tenerlo con nosotros en estos días en que estamos celebrando los 50 años de vida de la Universidad”. Con esas palabras, Andreu Oliva, rector, dio la bienvenida a Román Mayorga Quiroz, una de las figuras claves en el desarrollo y proyección académica y social de la UCA de la década de los setenta.
Mayorga visitó el país para participar en el Encuentro Nacional de Investigación. Durante su estancia, en un conversatorio, compartió con miembros de la comunidad universitaria reflexiones y anécdotas sobre los acontecimientos institucionales significativos de su rectorado (1975-1979).
En la actividad, que se llevó a cabo el 3 de noviembre en el Auditorio Elba y Celina Ramos, Mayorga destacó la influencia social y política de la UCA en los setenta, y cómo, gracias a los análisis, revistas y libros publicados, se convirtió en un tanque de difusión de conocimiento.
De igual manera, comentó algunas de las acciones que se implementaron bajo su dirección: el servicio social obligatorio para los estudiantes, que nació con el objetivo de acercarlos a la realidad nacional; el sistema de cuotas diferenciadas, que hizo posible que muchos jóvenes pudieran acceder a la educación superior a un costo de acuerdo a sus posibilidades; y la aprobación de un escalafón salarial para los empleados.
En octubre de 1979, cuando la situación sociopolítica del país llegó a un punto insostenible, un grupo de militares jóvenes y progresistas dio un golpe de Estado al general Carlos Humberto Romero. Buena parte de los miembros de la UCA, entre ellos el Rector, se sumaron al Gobierno provisional en un intento por evitar la guerra civil. Esta decisión obligó a Mayorga a dejar su cargo al frente de la institución.
El proyecto educativo que idearon e impulsaron las autoridades de aquel momento quedó plasmado en el libro Universidad para el cambio social, escrito por Mayorga y publicado en 1976. En las primeras hojas del texto, se enumeran las principales características de la UCA: comprometida, abierta, crítica e integrada; y se define una línea de trabajo transversal: incidir en la realidad nacional. “Pretender que la Universidad no se ocupe ni preocupe de los problemas de la ‘polis’, de la colectividad, es negar su sentido, pues está justamente para ello”, se lee.
El exrector también fue docente durante 14 años; participó en los esfuerzos para obtener los recursos que permitieron la compra del terreno donde actualmente se encuentra ubicado el campus; coordinó el plan de desarrollo y la primera fase de construcción de las instalaciones; y colaboró en las primeras experiencias de investigación y proyección social.
Después de su paso por la UCA, ha sido catedrático e investigador en universidades de México y Venezuela; y jefe de la sección de Educación, Ciencia y Tecnología del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).