Ante el fallo condenatorio por el homicidio de nuestro compañero, amigo y profesor José Manuel González, la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) hace las siguientes reflexiones.
1. La justicia es un bien supremo, altamente preciado en los ordenamientos sociales contemporáneos más democráticos. Tiene sus raíces en la verdad y sirve de soporte a la paz. Se concreta desde el ámbito normativo como un valor constitucional, pero, sobre todo, se condensa como un valor cristiano. Ningún seguidor de Jesús de Nazaret puede preciarse de ser tal si vuelve la espalda al clamor de quienes sufren injusticia, dolor, vejaciones, atropellos, abusos e inequidades.
2. Desde el inicio del proceso sobre el asesinato violento de José Manuel, la UCA se presentó ante las distintas instancias del sistema judicial para solicitar el esclarecimiento de los hechos y acompañar las investigaciones dentro de lo que el marco legal le faculta, con la pretensión de alcanzar la verdad y la justicia, derechos inalienables para cualquier persona, y a los que por naturaleza debe orientarse toda investigación judicial.
3. La UCA aprueba el fallo condenatorio de los responsables del crimen, porque ejemplifica y simboliza lo que debe ser la respuesta de un Estado de derecho, en el que prevalece la búsqueda de la verdad y la justicia. Pero también porque responde, por un lado, al dolor y desconsuelo de la familia de José Manuel, en especial de su madre, a quien la pérdida de su hijo le ha causado un profundo impacto psicológico y físico; y por otro, al vacío y tristeza que el asesinato causó en nuestra comunidad universitaria.
4. La UCA hace un llamado a las instancias operadoras de justicia para que con la misma eficiencia y profesionalismo mostrados en este caso respondan siempre, y así se haga efectivo el derecho de todas las víctimas en El Salvador a la verdad y la justicia, que por infortunio son muchas y la mayoría de las veces no ven resueltos sus casos de manera satisfactoria.
5. La crisis social de nuestro país tiene sus raíces en una pluralidad de calamidades anticristianas; la injusticia y la impunidad son dos de ellas. La carencia o la aplicación errática de políticas sociales, especialmente las educativas; la inseguridad jurídica; la poca capacidad material y técnica de los operadores de justicia; y el enfoque represivo que se le ha dado al combate del crimen, entre otros factores, alimentan y profundizan la impunidad. Si las instancias responsables de proveer justicia funcionaran debidamente, con seguridad nuestro país avanzaría en el respeto de los derechos humanos y, por tanto, en la consolidación de una sociedad más democrática, justa y próspera.
5. Finalmente, la UCA reafirma su compromiso frente a las víctimas de seguir luchando por la justicia y la verdad. Lo ha hecho a costa de sangre martirial y lo continuará haciendo. Creemos que acompañar a las víctimas, a los pobres y marginados de la sociedad en la búsqueda de tales valores es de suma importancia, porque —como se expresa en el lema del XXVII aniversario de nuestros mártires— la verdad y la justicia son los auténticos puentes hacia la paz.
La libertad, 13 de enero de 2017