Ante la situación provocada por la pandemia del covid-19, en solidaridad con el pueblo salvadoreño

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20/03/2020

En los momentos de crisis, el protocolo más efectivo es el de la solidaridad. En momentos en que la vida está en juego, suele brotar espontáneamente en nosotros el instinto de sobrevivencia, que es siempre egoísta y antisocial. Por ello, tenemos que estar atentos a no perder el sentido y la búsqueda del bien común, actuando aun contra natura, para dar lo mejor de cada persona, de cada familia y de cada colectivo, a fin de que nadie se quede fuera en esta lucha por el bienestar general. En ese sentido, hacemos un vehemente llamado a la responsabilidad ciudadana para cumplir todas las medidas de prevención emanadas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las disposiciones de las autoridades nacionales. Cada salvadoreño y salvadoreña debe constituirse en protagonista activo evitando la propagación del virus.

En medio de esta delicada situación, a pesar de la zozobra y la incertidumbre, debemos mantener la tranquilidad, para nuestro bien, el de nuestras familias y el de la sociedad. Solo la tranquilidad nos permitirá tomar decisiones acertadas y realistas para hacer frente con racionalidad y sabiduría a la situación de emergencia. Invitamos a hacer de este tiempo una oportunidad para fortalecer los vínculos familiares; para disfrutar de la cercanía con los seres queridos; para transformar, a través de la creatividad, esta situación no deseada en espacios y momentos entrañables que el trajín diario no nos permite vivir.

En la actuación gubernamental es imperativo distinguir entre las medidas implementadas (el qué) y la gestión de las mismas (el cómo). Las medidas de prevención, como las cuarentenas, la suspensión de algunas actividades y el cierre de fronteras, establecimientos y accesos a ciudades, son difíciles, pero acertadas ante la vulnerabilidad de la población y los sistemas de salud nacionales. Sin embargo, la gestión de alguna de estas medidas ha sido deficiente, lo que es comprensible por la premura que impone la pandemia.

Con el único afán de colaborar en la implementación de estrategias efectivas, hacemos algunas reflexiones.

  • En toda emergencia debe tenerse siempre presente el respeto a los derechos humanos de todas las personas y en todos los territorios. La suspensión de un derecho fundamental solo puede justificarse si ello tiene como único fin garantizar el pleno cumplimiento del derecho a la vida y la salud, comprometidos en esta situación.

  • Antes de anunciar e implementar medidas, es necesario analizarlas a profundidad. Y para ello hay que contar con la opinión de expertos y dialogar previamente con los sectores directamente afectados por las medidas, así como buscar previamente todos los apoyos necesarios para su mejor gestión. Hoy más que nunca las acciones que se implementen deben tener una base científica y la certeza de que contribuirá a evitar la propagación del virus, sin ir más allá de lo estrictamente necesario.

  • En este sentido, organismos como la OMS y el Centro de Prevención de Enfermedades de Atlanta consideran que el período de cuarentena necesario para el covid-19 es de 14 días. A la luz de la ciencia médica, es innecesario alargar la cuarentena a 30 días. Una cuarentena tan larga dificulta la atención a las personas recluidas, pudiendo ocasionar otro tipo de padecimientos físicos y psicológicos, que complejizan la situación.

  • Se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para garantizar en los centros de cuarentena condiciones adecuadas de alimentación, vestuario, higiene personal y espacio personal, que permitan el mayor bienestar posible. Igualmente es perentorio que la cuarentena se cumpla a cabalidad.

  • El ejemplo de Corea del Sur, de realizar pruebas de manera generalizada para detectar tempranamente las infecciones del covid-19, ha mostrado ser muy eficaz para evitar el contagio y la propagación del virus. Esta estrategia debería implementarse en El Salvador lo antes posible, como prioridad en la lucha contra la pandemia.

  • Se debe valorar la posibilidad de implementar la cuarentena domiciliar. Esta es una medida fundamental para personas que están bajo observación o confirmadas con el virus, pero que no requieren atención médica urgente. Como dijo el presidente de la República en la cadena nacional del 18 de marzo, la población salvadoreña ya sabe qué es el coronavirus, cómo se transmite y qué medidas de protección deben implementarse. Por tanto, la cuarentena domiciliar para algunos casos sería una alternativa que permitiría liberar espacios para otros, ahorraría recursos y daría mayor tranquilidad a las personas recluidas y a sus familiares.

  • No se debe perder de vista que estamos ante una emergencia de salud, aunque, por supuesto, tenga efectos en otras ramas de la vida nacional, como la economía. De acuerdo a la experiencia histórica, para garantizar la continuidad y funcionalidad del Estado después de una pandemia, es necesaria la protección especial del personal dedicado a cuidar la salud, la seguridad y los derechos humanos.

  • Particular mención merece la decisión de confinar por varios días a todo el personal (seguridad, administración, clínicas y tiendas) de los centros penales con el argumento de evitar que el virus entre a los recintos. Invitamos al Gobierno a revisar las medidas que aplica al personal del sistema penitenciario, pues en lugar de protegerlos los puede debilitar. Los protocolos de la OMS detallan todo el equipamiento que debe facilitarse al personal de salud y las medidas que son efectivas para la rotación por turnos.

  • En el caso de una pandemia, la primera indicación de la OMS en sus protocolos es no generar pánico, porque este puede convertirse en un virus poderoso que se contagia fácilmente. En este sentido, invitamos al presidente a revisar su estrategia de comunicación, para que, a la vez que llama al cumplimiento de las medidas gubernamentales, inspire tranquilidad y calma en la población, sin generar pánico. Para evitar la incertidumbre y la especulación, es necesaria una información clara y oportuna, y la total transparencia de todas las autoridades.

  • En esta coyuntura, el Estado debe garantizar agua potable a toda la población, algo indispensable para prevenir la enfermedad. Ello vuelve a confirmar que el agua debe ser reconocida como un derecho humano y como condición de posibilidad para el pleno cumplimiento de otros derechos fundamentales de la población, como el derecho a la salud.

  • Exhortamos al Gobierno y a la sociedad en general a tener especialmente presentes a los sectores más vulnerables de la población, por su propensión a ser más afectados tanto por el virus como por aquellas medidas que hipotecan sus condiciones de sobrevivencia.

Finalmente, queremos reconocer y agradecer públicamente a los profesionales de la salud que, una vez más, nos demuestran que son indispensables cuando la vida está en peligro; a todos los empleados que, cumpliendo su deber, dan ejemplo de servicio y sacrificio; y al pueblo salvadoreño, que ha demostrado a lo largo de su historia que puede superar crisis y unirse cuando la humanidad está comprometida. Con ellos, esta universidad está dispuesta a seguir apostando su suerte.

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