Ante los graves acontecimientos de violencia política del 31 de enero

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02/02/2021

La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas condena la violencia criminal del pasado domingo 31 de enero, que cegó la vida de dos militantes del FMLN y causó lesiones a varios más. Esta violencia duele y debe rechazarse, provenga de donde provenga, pues es muestra extrema de inhumanidad e irrespeto a la dignidad de toda persona.

La UCA se solidariza con las familias de los asesinados y lesionados, se une a su dolor y sufrimiento, y a su exigencia de justicia. Ante este crimen que enluta a todo el país sin distinción de colores políticos, la única postura digna es la defensa de la paz y a favor de las víctimas.

No caben matices en el pleno respeto al derecho a la libertad de pensamiento, de opinión, de expresión y a la libertad de reunión y de asociación pacíficas, pues son derechos fundamentales en una democracia y en un proceso electoral, sin los cuales estos pierden todo su sentido.

Las autoridades competentes deben realizar una investigación seria, objetiva y profunda de los hechos, a fin de esclarecer la autoría inmediata y mediata, aplicar justicia, dignificar a las víctimas y sus familiares, y despejar cualquier tipo de especulación y manipulación infundada de lo sucedido.

Los partidos políticos y su militancia, por encima de las diferencias ideológicas, deben entenderse entre sí como miembros de una misma familia, la salvadoreña, todos con la misma dignidad y los mismos derechos. El Salvador desea y necesita un clima preelectoral pacífico, de respeto, en el que vestir un distintivo partidario no ponga en riesgo la vida.

El presidente de la República, por la investidura que ostenta, tiene que pensar en el bien de toda la nación y actuar de acuerdo a las leyes. Su irresponsable, sectaria e insensible reacción ante los asesinatos, buscando obtener ventaja de ellos, contradice lo que prometió en su discurso de toma de posesión, cuando afirmó que sería el mandatario de todos los salvadoreños, y está muy por debajo de lo que el país y la ética más elemental demandan.

La población en general no debe prestar oídos a los discursos que promueven el odio y la violencia; discursos que mantienen al país en el fango de la división, el enfrentamiento y la crispación. Quien siembra odio cosecha violencia, y la violencia solo lleva a más violencia. Los execrables hechos del 31 de enero ponen en peligro la paz. En esta triste hora, El Salvador nos llama a todos a ser constructores de verdad, justicia y amor fraterno.

 
Antiguo Cuscatlán, 2 de febrero de 2021

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