Respetables autoridades académicas y administrativas, estimados catedráticos, compañeras y compañeros graduados, amigos, amigas y familiares que nos acompañan, tengan todos muy buenos días. Es para mí un privilegio dirigirme a ustedes en representación de los que hoy, con mucho orgullo, culminamos nuestra carrera universitaria.
Este día será recordado por todos nosotros como uno de los mejores momentos que hemos vivido; será recordado como el día en el que subimos un peldaño más en la escalera de los sueños que cada uno lleva consigo y por los cuales estamos dispuestos a luchar a fin de alcanzar el éxito.
Hace 5 años —unos más, otros menos— esta universidad se convirtió en nuestro segundo hogar; nuestros catedráticos, en nuestros segundos padres; y nuestros amigos, en nuestros hermanos. Para muchos de nosotros que provenimos de áreas fuera de San Salvador, fue un sacrificio dejar a nuestras familias para tener acceso a la mejor educación en una institución que forma profesionales con conciencia social, capaces de sobresalir por las habilidades desarrolladas durante su preparación académica.
Uno de mis mejores recuerdos de la UCA es del primer ciclo. En vez del aula que me correspondía, entré en la B-24 y fue hasta que llegó el catedrático y escribió en la pizarra el nombre de la materia que me di cuenta que no estaba en el aula correcta. Discretamente saqué el celular para disimular y salir, para que nadie se diera cuenta que me había equivocado de salón y que estaba perdida. Salí con una sonrisa nerviosa, tratando de ubicarme y encontrar el aula correcta. Ahora estoy sonriendo de la misma forma, pero con la diferencia de que no me perdí, estoy en el lugar indicado, con las personas indicadas, compartiendo la enorme alegría de alcanzar esta meta.
Se acabaron los largos trabajos, los exámenes difíciles, las complicadas exposiciones, las clases que en ocasiones eran un suspiro y en otras una eternidad, las largas jornadas en la biblioteca en épocas de parciales, los lindos momentos desestresantes en los que podíamos compartir con nuestros compañeros y amigos en la cafetería.
Sé que la mayoría de nosotros estamos agradecidos con la UCA por brindarnos el espacio y la oportunidad de aprender, por todos los conocimientos adquiridos, por los mejores momentos de nuestras vidas, por nuestros amigos y amigas, incluso por la media naranja que muchos encontraron.
En este día tan especial, resulta primordial agradecer a todos los que nos brindaron su apoyo e hicieron posible este logro. Principalmente, agradecer a Dios, nuestro Señor, por llenarnos de su amor y llevarnos siempre de la mano durante el desarrollo de nuestra carrera. Sin Él, nada de esto hubiera sido posible. Agradecerle por habernos dado la fortaleza necesaria para luchar contra las adversidades y obstáculos que alguna vez nos hicieron flaquear. Él siempre estuvo allí para sostenernos y conducirnos hasta donde estamos hoy.
Gracias también a nuestros amados padres por su apoyo incondicional, su amor incomparable, por estar siempre apoyándonos en nuestras alegrías y tristezas. Gracias a nuestros coordinadores y catedráticos, que nos formaron y nos animaron a tomar riesgos, a convertir los temores en oportunidades de crecimiento con paciencia y dedicación. Gracias a todas aquellas organizaciones y/o fundaciones que apadrinaron el estudio de muchos de los que estamos aquí; les estamos en deuda por su ayuda económica y apoyo incondicional. Gracias a nuestros amigos y amigas por estar siempre a nuestro lado. Al personal administrativo, por su paciencia y diligencia. Y gracias a todos los que de una u otra forma han compartido con nosotros momentos de alegría y tristeza en esta larga trayectoria... Para todos ellos pido un fuerte aplauso. Sin ellos, este momento no hubiese sido posible.
Compañeros y compañeras graduados, un peldaño más de nuestra escalera de los sueños nos espera. Vivamos sin temor, vivamos como personas honestas y con calidad humana, sin secretos, porque lo más importante en la vida es vivirla con integridad. Nunca busquemos las apariencias. Sigamos nuestra pasión, seamos honestos con nosotros mismos, no sigamos automáticamente el camino de otros. Como escribió Pablo Neruda, "ya no somos los mismos. Hoy debemos reconocer que hemos crecido y que –sin duda– estamos más cerca de todo eso que nos interesa ser".
Espero que este sea solo el principio de una vida llena de éxitos para todos nosotros. Que Dios los bendiga siempre. ¡Muchas felicidades, colegas!