El último sondeo de opinión pública del IUDOP indagó, entre otros temas, sobre el proceso electoral de marzo y las causas por las que el FMLN perdió las alcaldías del área metropolitana de San Salvador. A diferencia de lo que muchos han afirmado después de las elecciones, para la población encuestada, la causa de esta derrota no hay que buscarla en el accionar del gobierno central, sino en el trabajo de los mismos gobiernos municipales.
Aunque el FMLN obtuvo a nivel nacional 95 alcaldías, una menos que en las elecciones de 2009, perdió varias cabeceras departamentales y varios municipios del área metropolitana de San Salvador, el territorio donde se concentra la mayor cantidad de población en el país. Por ello, la derrota fue importante. De las 14 alcaldías del área metropolitana de la capital, el Frente gobernaba 12, pero solo retuvo 4. Según la encuesta, en las elecciones municipales, la razón principal para decidir el voto es el candidato a alcalde. Y si el candidato busca la reelección como regidor, pesa el desempeño que tuvo en la administración anterior. Es precisamente en este aspecto donde hay que indagar el porqué de la derrota electoral del Frente.
Algo es claro: la gestión de varios de los alcaldes efemelenistas que perdieron la última elección municipal fue muy deficiente. Algunos llevaban varios períodos en la silla edilicia, y una y otra vez habían incumplido sus promesas de campaña. Así, varios municipios del gran San Salvador que estaban en poder del FMLN se caracterizaban por importantes problemas de gestión y nunca vieron cambios de peso a favor de las mayorías.
Varios analistas políticos y algunos miembros del FMLN han insinuado que la derrota electoral está vinculada en parte al desgaste por la gestión del Gobierno, el cual habría frustrado las expectativas de cambio y desanimado a la gente. Es cierto que muchos de los que votaron en 2009 por el partido de izquierda y por Funes no fueron a las urnas en estas elecciones municipales y legislativas, favoreciendo así una mayor abstención. Pero es un porcentaje muy pequeño el que afirma que el FMLN perdió las elecciones por ese motivo. Según los datos de la encuesta del IUDOP, solo el 3.4% cree que el Frente perdió las elecciones a causa de la gestión del presidente Funes. Y apenas un 2.4% de los que votaron por Arena dijeron haberlo hecho para castigar al FMLN.
Por otro lado, al evaluar al Gobierno de Mauricio Funes, la apreciación de la población es bastante positiva. En la historia reciente, es el presidente mejor evaluado en su tercer año de gestión, con notas y un porcentaje de aceptación bastante superiores al de Flores y Saca. La mayoría de la población, entonces, considera que el mandatario está gobernando bien, lo que no permite ver en el Ejecutivo la causa principal de la derrota electoral del FMLN, tanto a nivel municipal como a nivel legislativo.
Aunque le cueste aceptarlo, la causa de su derrota electoral está en sí mismo y en los candidatos que presentó. Y la población es clara en afirmarlo. Son muchos los que consideran que el FMLN perdió las elecciones porque no llevaba buenos candidatos, porque estos habían tenido un mal desempeño como alcaldes, porque no fueron capaces de escuchar a la gente o porque no cumplieron con sus promesas de campaña. Hasta la fecha, no se ha conocido que el Frente haya realizado un análisis profundo de la derrota ni que las autoridades del partido hayan reconocido en público las razones de esta. Es más fácil culpar a otros. Es más fácil culpar al gobierno central y no asumir la responsabilidad que tienen como partido. Y si al frente del Tribunal Supremo Electoral hubiera estado un miembro de Arena, en lugar del honrado y trabajador Eugenio Chicas, con seguridad la cúpula del FMLN habría atribuido parte de su derrota al mal funcionamiento y al partidismo del Tribunal, tal como lo ha hecho en elecciones anteriores.
El FMLN debe asumir con seriedad su responsabilidad en la derrota electoral de marzo y, en base a un análisis serio y riguroso, tomar las decisiones pertinentes para corregir estos problemas. El Salvador necesita que el Frente sea un partido fuerte, capaz de gobernar con eficacia y en favor de la gente, en especial de aquellos que han sido excluidos por años de los programas de gobierno. Si el FMLN no se renueva, no vuelve la mirada hacia la población y no mejora sus capacidades de gestión, poco a poco —como parece haber ocurrido ahora— irá perdiendo su prestigio y su influencia en la sociedad. Las posiciones autoritarias de algunos de sus más connotados dirigentes y la indisposición para respetar las reglas democráticas no son el mejor camino para recuperar la confianza y el apoyo de la población. Y si el FMLN se debilita y se desconecta de la gente, no solo pierde el partido, sino que pierde todo El Salvador, pues le dejaría a Arena y a la derecha el monopolio de la acción política.