Desde 1999, la juventud cuenta con un día establecido y reconocido por la Organización de las Naciones Unidas. A propósito de esta fecha, el Secretario General de la ONU ha señalado la importancia de la participación de las y los jóvenes en el desarrollo no sólo de sus proyectos de vida, sino del desarrollo social.
Este año, el tema del Día Internacional de la Juventud es "La sostenibilidad: nuestro reto y nuestro futuro". Si bien en principio este llamado se aplica al ámbito individual, desde luego el mayor reto y compromiso en materia de sostenibilidad tiene que ver con las obligaciones de los Estados.
En el caso de El Salvador, la relación sostenibilidad-juventud pasa necesariamente por dos dimensiones. La primera es la generación de políticas públicas orientadas a lograr niveles de vida dignos de este sector poblacional. La segunda tiene que ver con la participación de estos jóvenes como sujetos de derechos en la construcción de sus vidas, es decir, de su presente y de su futuro.
Sin embargo, para que ambas dimensiones se concreten hace falta un largo trecho por recorrer en el país. En primer lugar, la ausencia de políticas sectoriales o transversales dirigidas específicamente a la juventud en función de sus condiciones de vida dificulta su presente inmediato y no garantiza del todo un futuro prometedor.
En un contexto como el actual, es urgente que el nuevo Ejecutivo establezca líneas de intervención hacia la juventud; líneas que pasen por atender necesidades como educación, salud, empleo y acceso a servicios básicos. Del mismo modo, es necesario el fomento de una ciudadanía joven activa, libre de estigmas, prejuicios sociales, obstáculos a sus derechos y al pleno goce de su determinación como personas.
Hasta el momento, no ha habido respuestas claras de parte del Ejecutivo sobre planes de acción o medidas a tomar en dirección a la juventud. Hace falta construir una institucionalidad que pase por asegurar el presente y futuro de los jóvenes.
En ese sentido, una primera acción de este Ejecutivo debería ser la adhesión a la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, instrumento jurídico de vital importancia para la tutela, garantía y monitoreo de la situación de los derechos humanos de las y los jóvenes. Tampoco hay que olvidar el cumplimiento de los compromisos adquiridos por El Salvador en el marco de la XVIII Cumbre Iberoamericana "Juventud y Desarrollo".
Si el cambio como promesa de campaña y la expectativa social no coinciden en temas prioritarios, los cambios en el Ejecutivo de poco servirán. En el caso de la juventud, mientras esta no sea una prioridad para el Estado y para aquellos que cumplen funciones de gobierno, no habrá presente para los actuales jóvenes, ni futuro para la niñez.