Apertura vs. aislamiento autoritario

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Recientemente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), un organismo de las Naciones Unidas, publicó un documento sobre el diálogo con la sociedad civil, en el que se insiste en que la participación ciudadana es indispensable para el logro de los objetivos de desarrollo sostenible (Agenda 2030). La Asamblea General de la ONU, en este contexto, aprobó la declaración Gobierno Abierto para la Implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El Acuerdo de Escazú, que el Gobierno de Bukele no quiso firmar, iba, en el tema medioambiental, en la misma dirección participativa. En este momento, en el que una nueva Asamblea Legislativa está punto de iniciar sus funciones, el tema se vuelve de interés general. ¿Iniciará este Gobierno un diálogo participativo con la sociedad civil en su amplitud y diversidad? El control tan fuerte de las instituciones estatales que le caracterizará a partir del 1 de mayo ofrece una oportunidad de diálogo inclusivo con todos aquellos sectores que se preocupan por el desarrollo humano de El Salvador ¿Aprovechará la oportunidad de convertirse en un Gobierno abierto o se cerrará en su control de las instituciones aislándose de la sociedad civil? La negativa a firmar el Acuerdo de Escazú no ofrece un buen pronóstico, pero en la medida que los problemas se vayan mostrando en su complejidad, el acercamiento a la sociedad civil se vuelve indispensable.

No faltan quienes dicen que se puede entender la desconfianza hacia la sociedad civil por el peso que en esta tienen las instituciones de la empresa privada, con sus intereses de grupo y sus graves errores históricos, incluido el ferviente apoyo al Consenso de Washington, que tanto daño hizo a nuestros países. Sin embargo, la sociedad civil no es principal ni solamente la empresa privada y sus instituciones. Incluso dentro del empresariado hay visiones diferentes, algunas de ellas aprovechables para el desarrollo común y equitativo. La sociedad civil ha evolucionado en los últimos decenios, se ha vuelto más plural, tiene facilidad para llegar a consensos y ha logrado una capacidad y desarrollo científico cada vez mayor. Aunque el Gobierno haya logrado salir de algunos problemas inmediatos, como la atención al hambre o la vacunación, con relativo éxito, la pobreza, la deuda, las pensiones y la desigualdad no los superará sin el apoyo de la comunidad estudiosa y pensante, y del sector económico. Tener sentido empresarial, manejar bien la propaganda y subvencionar pueden lograr que la gente mantenga expectativas de un futuro positivo. Pero sin la participación de la sociedad civil, que en el futuro próximo será la única fuerza contralora seria, será imposible que un Gobierno monocolor supere los graves problemas del país.

Es evidente que el Gobierno tendrá estabilidad durante los tres próximos años. Pero que sea estable no garantizará que sea exitoso. Sin diálogo con la sociedad civil, sin reconocimiento de los problemas y de los errores, sin proyectos asimilables y coordinados con la institucionalidad internacional, sin manejar política y discretamente los roces con los aliados más fuertes no se podrán superar las disonancias estructurales de El Salvador. El objetivo de desarrollo sostenible número 16 habla de construir sociedades justas, pacíficas e inclusivas, tres elementos profundamente interrelacionados. La inclusión, sin la cual no se da la paz ni la justicia, no solo implica inclusión económica y desarrollo universal de las capacidades ciudadanas, sino también diálogo y búsqueda de consensos básicos. El autoritarismo tiende a lo contrario, precisamente por su incapacidad de dialogar. El desafío está planteado. El control del poder político es una oportunidad, aunque también un peligro y una amenaza. En manos del actual Gobierno está usar bien o mal el poder que se le ha confiado. Si lo usa de un modo totalitario, quedarán resquicios y fracturas, además de errores y equivocaciones. Siempre es mejor para el bien de todos usarlo dialogal y democráticamente que de un modo impositivo o unipersonal. Los próximos meses nos dirán no solo qué decisión se ha tomado, sino también si caminamos hacia la perpetuación de los problemas y la agudización de nuestra crisis, o hacia una solución democrática y participativa de los males que nos aquejan.


* José María Tojeira, director del Idhuca.

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Daniel589889002
26/04/2021
08:16 am
Padre José María, es lamentable que la inclusión y la participación de la sociedad civil en diálogos con el Gobierno no resulten suficientes para avanzar en el desarrollo del país, pese a que indudablemente ayudan a delimitar problemas y a establecer vías para superarlos. Y aunque sea relativamente lento transformar la sociedad en beneficio de quienes verdaderamente generan la riqueza, no se puede ignorar que en sociedades de extracción de excedente los intereses de quienes la dirigen se opondrán a lo que, real o ilusoriamente, signifique redistribuir el poder.
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