La crisis fiscal que enfrenta El Salvador ha puesto en duda la capacidad del modelo económico y de desarrollo de mantener la estabilidad macroeconómica; esto ha impulsado importantes diálogos en los que finalmente se empieza a escuchar la posibilidad de discutir un cambio de rumbo. Sumado a lo anterior, existe una preocupación que debería de ser más importante y que tuvo que haber impulsado hace mucho tiempo ese diálogo: el modelo es incapaz de mejorar la calidad de vida de las personas. Como siempre, habrá escépticos que señalen que las condiciones de vida en la actualidad son mejores que en los modelos económicos impulsados anteriormente (agroexportador, industrialización por sustitución de importaciones). Dos puntos para demostrar que esta afirmación no es válida:
(1) Superar la calidad de vida de los modelos anteriores no implicaba un reto muy grande considerando que uno de ellos se basaba en la sobreexplotación y baja educación de la mano de obra del sector agrícola; mientras que el otro- a pesar de sus aciertos- incrementó la desigualdad y a nivel político/militar generó mecanismos de represión que derivó en la guerra civil.
(2) La mejora de calidad de vida desde la década de 1990 se debe, en gran medida, por las remesas que envían los salvadoreños desde el resto del mundo (especialmente Estados Unidos). Según un informe reciente del FMI (Lissovolik, et. al, 2017), El Salvador es el país de Latinoamérica con mayor número de emigrantes en proporción a la población de total del país; además, durante el 2015 fue el cuarto país de América Latina y el Caribe en recibir la mayor cantidad de remesas con respecto al PIB; solo por encima de Haití, Honduras y Jamaica. Evidentemente esto tiene un enorme impacto en la reducción de pobreza que ha experimentado El Salvador; de acuerdo al Análisis socioeconómico de El Salvador, Enero-Agosto 2016, publicado por el Departamento de Economía de la UCA, si los receptores de remesas hubieran dejado de recibir este ingreso en el 2014, los hogares en alguna situación de pobreza hubieran aumentado en seis puntos porcentuales, esto equivale a 103,402 hogares; de los cuales 56,529 hubieran pasado de encontrarse fuera de la pobreza a encontrarse en pobreza extrema, y 46,873 pasarían de no pobre a pobreza relativa. Con justa razón el Informe de Desarrollo Humano 2013 del PNUD denominó a este modelo como “consumista de promoción de importaciones y exportación de mano de obra”.
¿En qué consistió este modelo? De acuerdo a Villareal (2000, citado en PNUD, 2013) los pilares de este modelo que apostaba por la “autorregulación del mercado” fueron tres: desprotección (liberalización al comercio exterior y movilización de capitales), desregulación (liberalización de mercados interno, incluyendo el laboral) y desestatización (ligada con el cambio de un rol del Estado activa a un Estado subsidiario). A lo anterior agregaría el abandono a la planificación que llevó a la terciarización de la economía. Estos mismos pilares (y algunos más) pueden servir para discutir un nuevo modelo económico.
Exijamos a nuestros candidatos y medios de comunicación que se discutan estos temas para que el rumbo de las próximas elecciones no sea con base en quién hizo la mejor campaña publicitaria, en quién puso la mejor foto en las redes sociales, en quién es menos corrupto, etcétera. Discutamos el cambio de modelo, la protección de nuestro mercado, la regulación de la actividad económica, la participación del Estado en la economía, la planificación de mediano y largo plazo. Discutamos un nuevo modelo que no tenga como base la pauperización de la calidad de vida de los salvadoreños.
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1 Se está contemplando únicamente el impacto directo de los hogares que reciben remesas. Es evidente que con este ingreso se dinamiza la economía en general pues esto aumenta la capacidad de demanda de la economía salvadoreño, por tanto, el impacto sería mucho mayor a las cifras planteadas.
Lissovolik, B., Loyola, F., Martijn, J., Wong, J., Beaton, K., Hadzi-Vaskow, M., Galdamez, M., Cerovic, S., Ustyugova, Y., Koczan, Z. (2017). Migration and Remittances in Latin America and the Caribbean: Engines of Growth and Macroeconomics Stabilizers? Working Paper No. 17/144. Fondo Monetario Internacional.