El exterminio no es solución

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Rodolfo Cardenal
23/11/2016

El Gobierno anuncia nuevas medidas para resistir el embate de las pandillas contra los policías. Nuevo nombre, pero la misma receta. En realidad, es más de lo mismo: endurecimiento del régimen penitenciario, atención a los familiares de los agentes caídos, programas preventivos y nuevo equipo para mayor eficacia policial. La similitud con las medidas extraordinarias tiene sin cuidado al Gobierno, porque, según el Vicepresidente, “estamos golpeando al crimen organizado”. Entonces, resulta una ingenuidad no haber previsto que este último reaccionaría y que se ensañaría con uno de los puntos más vulnerables del plan gubernamental: los policías, blancos fijos y fáciles por sus rutinas.

Los policías están tan expuestos como lo está toda la población; en particular, aquella que reside en las zonas suburbanas deprimidas y en la zona rural, cuyos habitantes y territorio están fuera del alcance gubernamental. Un buen plan tendría que haber previsto la reacción de las pandillas. Pero este Gobierno no se caracteriza por la visión de mediano y largo plazo, sino por la improvisación y la reacción. Hace tiempo que perdió la iniciativa. El nuevo plan no es más que una reacción ante el asesinato de un subinspector de la Policía y su hijo, un crimen tan abominable como el de otros policías y el de todas las víctimas de la espiral de violencia en la cual el país se encuentra empeñado. Al Gobierno debieran indignarle por igual todos los asesinatos y ninguno debiera quedar impune.

La colérica reacción gubernamental es muestra de confusión e impotencia. El Gobierno asegura estar dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias, pero es dudoso cuánto podrá resistir. Promete “las peores cárceles” que se pueda imaginar, aunque no podrá encarcelar a los más de 60 mil pandilleros por falta de espacio. De hecho, su opción es el extermino, lo cual explica las ejecuciones sumarias, cada vez más y mejor documentada. Cárcel o muerte es lo que espera a las pandillas. En consecuencia, no puede esperar una respuesta diferente a lo que aplica.

De momento, ha colocado el régimen penitenciario al servicio de esa guerra. La prisión no es para reformar y reincorporar al criminal, sino para humillarlo y destruirlo personalmente, lo cual alimenta aún más el odio y la determinación de luchar hasta exterminar a sus enemigos. En consecuencia, las cárceles salvadoreñas son centros de violación de los derechos de los detenidos. Sorprende que un Gobierno tan devoto de monseñor Romero se encuentre en las antípodas del papa Francisco, que piensa que “entender la cárcel como punición no es bueno. La cárcel es como un ‘purgatorio’, para prepararse a la reinserción”, pues “no hay una verdadera pena sin esperanza. Si una pena no tiene esperanza, no es una pena cristiana, no es humana. Por eso, la pena de muerte no funciona”.

El Gobierno quisiera que la población colaborara activamente con sus planes represivos, pero eso es pedir demasiado. No se puede confiar en unos policías disfrazados para intimidar. La Policía ha dejado de tener rostro, desde hace tiempo perdió el respeto a la ciudadanía, a cuyo servicio dice encontrarse. Amparada en el anonimato, reprime sin piedad. Nada sorprendente, porque la guerra embrutece en la misma medida en que se prolonga y se endurece. El Gobierno no puede esperar el apoyo ciudadano cuando ha abandonado a la población a su suerte.

Tanto el Gobierno como las pandillas han optado por una guerra de exterminio, que destruirá aún más el maltrecho tejido social, promoverá nuevas violaciones a derechos humanos, imposibilitará la reactivación económica, militarizará al país a mediano plazo y deshumanizará a sus protagonistas y a la sociedad en su conjunto. La lección fundamental de la guerra civil no ha sido aprendida. Por eso, porque El Salvador literalmente se desangra, es hipócrita conmemorar los 25 años de los Acuerdos de Paz. Cabe, pues, preguntarse si el país no se encuentra en un callejón sin salida, donde predomina la muerte y la destrucción, y si no ha llegado el momento de buscar alternativas al exterminio.

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Anónimo
14/12/2016
17:44 pm
Analisis , analistas , sobra, y ha estas alturas ya la solucion pacifica a la problematica de la violencia no existe, las pandillas es un cancer en face terminal , sus hechos hablan por si solos , mutilacioes , desapariciones , masacres , las pandillas no tienen retroseso, Ni cambio, acieron asi, por lo tanto es como la Biblia dice . Ojo por ojo , diente por diente , pie por pie, mano por mano, el que ha hierro mata ha hierro morira, con la misma vara que medis seras medido , y con un poco mas ,y no me digan que violencia genera mas vielencia , porque DIOS no se equivoco al demandar y poner la justicia, lo que pasa es que la gente ya cuando muere alguien les llega el conformismo y dicen :- para que quiero justicia , sin con eso no va a revivir mi familiar -, es cierto no volvera a la vida pero se sienta un precedente de que la justicia y el sistema funcionan.
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Anónimo
28/11/2016
18:44 pm
El artículo sì aporta desde una perspectiva analítica pues permite visualizar consecuencias negativas de las medidas tomadas por el gobierno, loas cuales no han sido ponderadas cuidadosamente. La sociedad es compleja y las medidas arrebatadas y mecánicas podrìan traer coscecuencias catastròficas para la sociedad.Los agentes policiales sólo reciben órdenes. Todo tiene soluciòn pero se necesitan mentes claras para encontrarlas.
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Anónimo
25/11/2016
20:10 pm
Es obvio que el exterminio no es solución como lo dice el título del escrito del padre cardenal, pero resulta que ver el partido desde lejos permite hacer las críticas de los desaciertos de del equipo responsable del juego, pero si el señor Cardenal estuviese en un cargo de seguridad pienso que también sería criticado por sus desaciertos, habla de un buen plan pero él, por lo menos, no ejemplifica cual es ese buen plan, habla de visión de mediano y largo plazo; pero tampoco menciona cual es para él dicha visión. El caso es que los pandilleros matan indiscriminadamente e inmisericordemente, no respetan derechos humanos, ni mucho menos el sagrado derecho a la vida, entonces padre Cardenal, si el gobierno es tan deficiente como lo expresa, exprese su planteamiento ante semejante problema de la delincuencia pero sea objetivo y concreto; con una probabilidad de al menos 90% de acertar en su planteamiento para erradicar la matanza. Pero por favor si critica también aporte.
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Anónimo
25/11/2016
10:04 am
este articulo es tan hipócrita, para llegar al punto en el que nos encontramos ahorita es por que tuvimos gobiernos mediocres que alimentaron a las pandillas, lo único que nos queda ahora es cortar de raíz (NO NEGOCIABLE), no me vengan con el cuento de violación a los derechos de los delincuentes, ellos perdieron sus derechos cuando tomaron la decisión de cometer todos los delitos tan crueles de los que escuchamos todos los días, estamos en una guerra y el gobierno está haciendo su parte. saludos
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Anónimo
24/11/2016
17:44 pm
El articulo esta bueno...se esta poniendo el dedo en la llaga...yo soy de la opinion que todo lo que se sugiere esta bien, y el gobierno tiene la solucion pero no la quiere resolver por que son complices de la delincuencia y el crimen organizado....eso les deja enormes ganancias...por eso viven como viven cuando antes no tenian ni donde caer muertos...
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Anónimo
24/11/2016
17:15 pm
Me ha alegrado mucho leer este artículo del P. Cardenal, ya que todos hablan de exterminio, ejecuciones, asesinatos. Se alegran cuando masacran a los pandilleros, en lugar de exigir que se termine el río de sangre interminable y no se ponen a pensar que ahora ya no solo mueren supuestos pandilleros, sino también policías, soldados, civiles y hasta desafortunadamente los familiares de las autoridades. Me cuesta pensar cómo la gente cree que las autoridades pueden asesinar a 60000 pandilleros y sus familiares. Bien dicen que al ver a los toros desde la barrera no es como estarlos toreando. Esta mañana leí en un reportaje de LPG que fueron asesinados tres niños presuntamente pandilleros y que la gente se reunió por centenares insultando a la policía y profiriendo mensajes de venganza. Lo menciono porque esto sería otra parte del conflicto en el que la gente no respeta a las autoridades sino que las repudia. Esto es peligroso.
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Anónimo
24/11/2016
15:35 pm
Para combatir a los pandilleros se necesita inteligencia militar y policial. Que por cada 5 policías hubiese un analista. Hacer un mapeo,con perfiles y costumbres de cada pandillero. No se necesitan más policías, se necesita una OIE que oriente esfuerzos hacia finanzas, proveedores armas, espionaje telefónico. Por otro lado Entrenamiento a policiías para no ser víctimas de las pandillas. Creo que lo punitivo debe existir porque si el delincuente ve que o se castiga su crimen, por qué tiene que dejar de delinquir. Nadie castiga. La ley se pisotea y el ciudadano honrado no puede desarrollar su actividad para llevar sustento a su faamilia. En cuanto a que hubo neoliberalismo en epoca de ARENA, lo que sí hubo es MERCANTILISMO ESTÚPIDO. Sin verdadera competitividad. Corrupción para ganar contratos. CORPOLITICS eso sí hubo. Y en algunos casos capitalismo del siglo IXX.
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Anónimo
24/11/2016
13:10 pm
Y cuál es su propuesta Padre?. Crítica constructiva ya se hace en el país. Para mí, que vayan a agarrar los poquitos que estan jodiendo en mi pueblo y que los vayan a desaparecer: Solo son 5 y adios conexión con otros pueblos. Queda limpio.
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Anónimo
24/11/2016
12:48 pm
¿Por qué piden soluciones específicas sobre seguridad nacional a un sacerdote jesuita? ¿No les parece suficiente con que por lo menos exista un espacio desde el cual se señale lo que nadie quiere señalar por miedo, ignorancia, desentendimiento u obscena complicidad? La UCA es uno de los poquísimos “nortes” que le quedan a este remedo de sociedad en la que vivimos y no es justo que se les reclame a los Jesuitas por señalar lo que de malo están haciendo nuestras autoridades. Desde este espacio se viene advirtiendo hasta la saciedad y desde hace muchos años que los problemas del país tienen su raíz en el sistema neoliberal, productor de pobreza, que la derecha impuso en los 90’s y que la izquierda no ha sabido desarticular hasta el día de hoy. Hay que dejar de poner la fe en los políticos y ponerla en la fuerza de la SOCIEDAD ORGANIZADA si queremos salir del hoyo. Combatir la violencia con violencia sólo tiene un desenlace seguro: MAS VIOLENCIA; y no hay que ser...
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Anónimo
24/11/2016
12:15 pm
La solución comienza por prohibir la portación de armas a civiles y por controlar mejor el manejo de armas por parte de las autoridades. De otra forma nunca se va a terminar la violencia en el Triángulo Norte y México.
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Anónimo
24/11/2016
09:03 am
Muy buen analisis y valido, violencia es igual a violencia , hay estudios sobre el punto, ya los conocemos, parece que las autoridades no, sin embargo que propone, que alternativas sugiere?
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Anónimo
24/11/2016
08:31 am
Coincido con Edgar, el artículo y la UCA aunque diagnostica y describe bien los problemas no da propuestas novedosas y valientes. Estoy en contra de la violencia y violación a los derechos humanos pero el país está tan desbordado en sus problemas y con sus cada vez raquíticos recursos, que en el tema de Inseguridad el exterminio e implementar legal y operativamente la pena de muerte se vuelve una prioridad, la cual ciertamente no resuelve el problema pero es ABSOLUTAMENTE NECESARIA, todo ello aunado a que las fuerzas de seguridad vayan recuperando territorios y que con ayuda de la cooperación internacional ($) los policías y sus familias vivan todos en casas del FSV. Por tanto, el Exterminio Si es parte de la solución y nos genera conflicto a aquellos que estamos a favor del los Derechos Humanos (Ej. UCA y mi persona). Por otra parte se debe minimizar la Corrupción, dado que incide en que las políticas que deben implementarse en seguridad (aún las actuales)no...
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Anónimo
23/11/2016
18:13 pm
Y que es lo que propone,?yo leo al padre Cardenal y ceo que mucho bla bla ,no encuentro propuesta el siemore se a caracteruzado por ataques al fml;y no es que no hagan acciones reprochables ;pero de critica a ataque existe una gran diferencia.
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