El uso mediático de los "100 días"

El mediático término "los 100 días" de una gestión presidencial resulta ser una herramienta utilizada de rigor por los medios de comunicación como un "termómetro" para evaluar las acciones y el rumbo de la gestión de un presidente en un período determinado. Dicha evaluación suele ir acompañada de encuestas de opinión ciudadana que presentan valoraciones y calificaciones sobre el desempeño del presidente junto a sus ministros.

De este "proceso de evaluación" parece que ningún presidente está exento. Barack Obama tuvo ese seguimiento a través de las cadenas de noticias en sus primeros 100 días de gestión en diferentes asuntos: el cierre de Guantánamo, planes de estímulo financiero ante la crisis, cumbres presidenciales, etc. Otro ejemplo es Fernando Lugo, en Paraguay, quien también se sometió a la "radiografía de su mandato" a través de un contraste mediático entre las promesas electorales (justicia social, combate a la corrupción, reforma agraria) y su ejecución en la realidad de ese país.

En estos dos casos, se trata de presidentes que, tras ser electos, su gestión está presionada por resultados inmediatos con diferentes niveles de expectativas: de la ciudadanía, de los medios de comunicación y de los simpatizantes que dieron su voto. Además asumen el compromiso de hacer efectivo el "cambio" en sus particulares contextos sociales por el significado histórico que tiene su designación a través de las urnas.

En términos parecidos se encuentra el presidente Mauricio Funes. La "evaluación" de los 100 días del "gobierno del cambio" hecha por los medios, se debe catalogar más allá de un termómetro socio-político de esta administración y distinguirse como un mecanismo que ubica en la agenda pública asuntos particulares que los diferentes medios (periódicos, telenoticieros, programas televisivos de opinión) "consideran" importante discutir.

Para muestra de ello, uno de esos asuntos es la relación presidente-partido de gobierno. En la edición del 5 de septiembre, La Prensa Gráfica titula en sus primeras páginas: "Funes y FMLN con 100 días de distancias". En la nota se resalta la idea de los desencuentros ocurridos entre Funes y el partido a razón de "enfoques diferentes" sobre ciertos asuntos: la conformación del gabinete, designación de gobernadores departamentales, la represa del Chaparral, la entrega de semilla mejorada.

Otro aspecto relevante es la percepción que hacia el gobierno tiene la oposición u otros actores políticos influyentes. El Diario de Hoy en la edición del 4 de septiembre pone como tema de portada: "ARENA ve sin rumbo al nuevo gobierno", retomando las declaraciones hechas por Alfredo Cristiani, presidente del partido: "En la sensación de la población no existe un rumbo claro...y viene por las constantes contradicciones que vemos entre el presidente Funes y el FMLN" (EDH, 04/09/09, p .2). En ambos ejemplos se distinguen los temas así como la forma en que éstos se expresan.

Se pueden agregar también como mecanismos de expresión sobre los "100 días" (a) las encuestas de opinión ciudadana hechas por firmas consultoras o universidades; y (b) las declaraciones de los "analistas políticos", quienes según criterios ideologizados, intuitivos o académicos hacen sus planteamientos de lo observado en las acciones presidenciales. Para el caso, Dagoberto Gutiérrez habla de "gobierno sin partido y un partido sin gobierno" (LPG, 05/09/09, p. 2). Y en el programa Frente a Frente del 2 de septiembre, Joaquín Samayoa y Rafael Castellanos valoraron que el presidente ha asumido figura de estadista, pero que ha debido lidiar con el FMLN en algunos asuntos, lo cual le ha generado "un desgaste político".

Hablar de los "100 días" de una gestión presidencial tiene a nivel mediático un carácter simbólico, dado que los medios pueden magnificar el suceso como un "primer examen" que debe presentar resultados (favorables o desfavorables). Además, en nuestro caso, se puede convertir en una "camisa de fuerza", porque restringe la discusión de la opinión pública a las relaciones presidente-partido, obviando así lo esencial: las acciones públicas en áreas relevantes como la formulación del presupuesto, las relaciones ejecutivo-legislativo y las medidas en el sector educación, seguridad o salud.