Impuestos, sí o no

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José M. Tojeira
02/11/2009

Somos expertos en discutir los temas secundarios y olvidar los principales. Con esta pequeña reforma fiscal, la discusión se ha vuelto, una vez más, catastrofista. Como si se tratara de que el Gobierno entrará en bancarrota sin ella o la empresa privada caerá en lo mismo si la reforma se da. Y mientras discutimos, las prácticamente 600 mil personas que han caído en pobreza (sumándose al millón 800 mil preexistente) en estos dos últimos años en El Salvador pasan al olvido.

Que el sistema impositivo debe cambiar y mejorarse es a todas luces evidente. Hablamos de desarrollo y de imitar a los países que se han desarrollado rápidamente. Pero olvidamos que esos países no sólo producen más riqueza por persona que nosotros, sino que recogen a través de los impuestos unos porcentajes mucho mayores. De tal manera que no sólo producen más, sino que reinvierten más en desarrollo, en carreteras, en salud, educación, bienestar; en otras palabras, cada día están más lejos de nosotros. Presentar los problemas de los países desarrollados en nuestros periódicos no arregla lo que es una verdad paladina: incluso los pobres de esos países están cada vez más lejos de nuestros pobres en bienestar, seguridad, acceso a oportunidades. No es por casualidad que nuestra gente empobrecida vaya incesantemente a esos países del norte con grandes esperanzas.

Teóricamente, si quisiéramos alcanzar a los países desarrollados, deberíamos invertir más que ellos en salud, en educación, en seguridad; al menos mientras tratamos de alcanzarlos. Porque con peor salud, menos educación y crisis de seguridad difícilmente vamos a ser competitivos con quienes investigan más, tienen mejores sistemas de salud, están más contentos con su situación y más cohesionados socialmente, tienen una vejez menos vulnerable y más asegurada.

Otro tema es el cuándo y el cómo de la reforma fiscal. El cuándo es discutible, pero el momento tiene que llegar. Los países desarrollados pueden darse el lujo de bajar algunos impuestos en los momentos de crisis porque los tienen muy altos. Nosotros, en cambio, no tenemos dinero para soportar la crisis. El hecho de que la pobreza haya aumentado dramáticamente en 10 puntos en el período 2007-2009 nos muestra lo vulnerable y trágico de nuestra situación. Más allá de las fechas de la reforma fiscal, lo primero que hay que tener como obvio es que ésta tiene que llegar si sinceramente queremos un desarrollo mayor, más equitativo y más solidario. En otras palabras, si queremos vencer la pobreza, e incluso la violencia que brota de la mucha riqueza y la mucha pobreza conviviendo tan cerca una de la otra, es indispensable una reforma impositiva que le dé mayores recursos al Estado para invertir en el desarrollo social.

Otra cosa es el cómo. Escuchar al Ministro de Hacienda decir que probablemente en algún momento habrá que aumentar el IVA indigna. Porque el IVA es el más regresivo de los impuestos. Exigir a los pobres que financien ellos el desarrollo con su hambre y sus limitaciones es vergonzoso en un país como el nuestro. Un país que tiene diferencias de 57 a uno entre el diez por ciento más rico de la población y el diez por ciento más pobre no puede cargar con impuestos regresivos a los que menos tienen. Incluso castigar a una clase media empobrecida por la crisis puede ser contraproducente. Aumentar el gravamen sobre el consumo lujoso, el predio, la renta (sigue habiendo grandes salarios e ingresos en El Salvador a pesar de la crisis), las herencias a partir de cierta cantidad, entre otras medidas, son posibilidades más racionales en época de crisis.

Y en el cómo entra también el diálogo. En nuestro El Salvador, tan fracturado por tan diversos factores, una reforma impositiva poco dialogada puede producir más tensiones de las que ya tenemos. No deja de admirar que existiendo un Consejo Económico y Social no haya habido todavía en el mismo un debate y un esfuerzo por llegar a consensos fiscales.

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Anónimo
05/11/2009
17:17 pm
Como asalariado que soy considero que nosotros no podemos pagar ya ni los impuestos que tenemos, IVA,Renta,Alcaldia y sumado las extorsion,estamos sobreviviendo a base de endeudamiento, por que los sueldos no dan para mas,en un pais conde impera la mafia, la corrupcion,la delincuencia, los homicidios, y donde los honrados no tenemos entidad que nos defienda, los pobres no podemos cargar con los lujos y despilfarros en viajes, licores,vinos y seguridad para la gente cinica que solo calienta curules, sin tener que ofrecer nada a este sufrido pueblo. EL pais cuenta con 14 departamentos,debeian haber 14 diputados y nos dariamos el lujo de asignarle un suplente.¿Que hacen 84 olgazanes diputados dandose la gran vida con sueldos que ni se nos cruzan en sueños a quiens morimos pausadamente,por el hambre? ¿Porque no comenzamos por reducir los sueldos a menos de 500.00 a toda estas personas que poco o nada aportan? ¿Cuanto se ahorraria nuestro pais? hagamoslo realidad
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