Las elecciones de marzo de 2012 arrojaron resultados desfavorables para el FMLN, tanto a nivel municipal como legislativo. El partido político sufrió un descenso apreciable en el número de votos, que lo llevó a perder diputados en la Asamblea Legislativa y alcaldías importantes del área metropolitana. Es evidente que esta situación pone en dificultades al FMLN frente a las elecciones presidenciales de 2014; sin embargo, es su falta de flexibilidad estratégica para enfrentar las luchas electorales lo que podría conducirlo a la derrota. La flexibilidad tiene que ver con la capacidad del partido para hacer cambios o ajustes según las circunstancias o necesidades del entorno social y político en el que está inmerso. Esta flexibilidad depende al menos de dos variables: su grado de pluralidad ideológica y el grado de rotación de la cúpula del partido. Para ambas variables, el FMLN presenta valores bajos (ausencia de debate ideológico y consolidación de la dirigencia del partido), lo que lo vuelve un organismo rígido y con muchas dificultades para construir alianzas y encontrar candidatos que le permitan moverse en el espectro ideológico a fin de incrementar su caudal de votos.
El factor que más contribuye a que el FMLN tenga una baja pluralidad ideológica es su decisión de priorizar la unificación del partido. Decisión que significó en 1996 la eliminación en sus estatutos de las tendencias o facciones que existían al interior del partido, y aceleró la consolidación de un polo de izquierda centrado en el FMLN. Esto, en un ambiente altamente polarizado como el salvadoreño, condujo paulatinamente a la desaparición de otros partidos pequeños de izquierda. El crecimiento sostenido de votantes que el Frente tuvo hasta 2009 creó la percepción en la cúpula del partido de que el proceso de unificación y, por ende, la eliminación de la pluralidad ideológica eran bien vistos por la población. Sin embargo, el crecimiento de votantes del FMLN puede explicarse mejor al considerar otros factores, como el descontento de la población con las medidas neoliberales adoptadas por los cuatro Gobiernos de Arena. Quizá el mejor ejemplo de este descontento fue la lucha del gremio médico y de los sindicatos en contra de los intentos de privatización de los servicios de la salud pública emprendidos por la administración de Francisco Flores.
Para la elección presidencial de 2009, el escenario estaba listo para que el FMLN lograra traducir en votos a su favor el descontento social acumulado y la candidatura de Mauricio Funes. Ya para esa época la unificación del partido había consolidado a una "oligarquía", que se había encargado de limitar la democracia al interior del Frente mediante la reducción del padrón de electores dentro de la militancia, la concentración en la cúpula de las decisiones para la selección de los candidatos a puestos de elección popular y la aparición de acciones prepotentes en la designación de candidatos. Un ejemplo de lo último es el caso de la alcaldía de San Salvador, cuya candidata, a pesar de ganar la elección de 2006 con muy poco margen (44 votos), fue reelegida para competir —y a la postre perder— en 2009. Esta actitud impositiva alcanzó su punto máximo con la designación a la fuerza de la candidata para el municipio de Apopa en la elección de este año; una decisión que se tradujo en una derrota aplastante.
Es evidente que hasta ahora el FMLN ha estado más interesado en consolidarse como partido unificado que en estrechar y fortalecer sus relaciones con los movimientos sociales. Si bien acompañó las protestas y demandas en contra del modelo neoliberal durante los Gobiernos de Arena, no estableció raíces firmes con el movimiento social sobre las cuales apoyar su proyecto político. Por el contrario, a partir de 2009, el FMLN, ya en el Gobierno, se ha posicionado más bien en contra de las demandas de los gremios de maestros, de los sindicatos de la salud y de los gremios de transportistas, por mencionar algunos. Si a esto se agrega la confrontación del FMLN y otros partidos con la Sala de lo Constitucional por las reformas al sistema electoral, resulta fácil explicar su descenso en las elecciones de marzo de 2012.
La lucha electoral que se vislumbra en 2014 se realizará en un entorno sociopolítico polarizado a lo largo del paradigma izquierda-derecha. Aunque este escenario no es nuevo, sí obliga a que ambos polos del espectro (FMLN y Arena) se muevan hacia el centro para incrementar sus votos y, con ello, las probabilidades de ganar la elección presidencial. Obviamente, el FMLN tiene las mayores dificultades para moverse dada su rigidez ideológica. No obstante, la designación del candidato a la Presidencia presentará una buena oportunidad para que el Frente envíe señales a la sociedad y a los movimientos sociales de que el partido transita hacia más apertura ideológica; no hacerlo, simplemente, facilitará su derrota en las próximas elecciones.