“No juzguéis para que no seáis juzgado” reza un conocido fragmento bíblico que oportunamente puede aplicarse a uno de los recientes “trinos” del presidente Bukele en la red social Twitter. En el tuit del cuatro de abril, el mandatario parece consternado por la acusación penal contra Donald Trump, originada en treinta y cuatro cargos relacionados con el pago de 130 mil dólares para comprar el silencio de una exactriz de cine pornográfico.
Hasta donde sabemos, la imputación contra Trump cuenta con el respaldo testimonial de uno de sus antiguos hombres de confianza, Michael Cohen, el abogado que recibió los 130 mil dólares de manera fraudulenta, haciendo parecer que se trataba de honorarios por servicios prestados. Dicho testimonio, sumado a abundantes documentos, fue suficiente para que un jurado estadounidense considerase en marzo del presente año que existían pruebas suficientes para imputar criminalmente a Trump.
El fragmento bíblico nos increpa inclemente: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?”. Una interrogante que se reformula con dureza ante el trino del presidente Bukele: ¿con que cara cuestiona la acusación contra Trump cuando en El Salvador miles de inocentes llevan meses detenidos sin ningún tipo de evidencia? En el caso de Trump, hay documentos y testigos; en el de miles de inocentes detenidos, apenas una ficha policial inventada al momento de la captura. En el caso de Trump, es impensable una detención provisional; en el de miles de salvadoreños detenidos, les espera meses de prisión en lugares pútridos y hacinados, donde con suerte se recibe dos comidas diarias dignas de animales. Trump será escuchado por un gran jurado que recibirá a su equipo de abogados; los inocentes del régimen recibirán un abogado público saturado de casos que deberá habérselas con jueces con el rostro tapado e impuestos a dedo.
¿Qué tiene Trump que no tienen los salvadoreños inocentes detenidos? Es una lástima que los treinta y cuatro cargos criminales de Trump no hubiesen sido intimados en un juzgado de paz de San Salvador. Si así fuese, quizás el presidente Bukele mostraría un poco más de respeto y simpatía por el debido proceso y la humanización de la administración de justicia, dos nociones que en estos días la Constitución de la República carga forzada como estribillos de poca monta.
Pero el texto de la Biblia no es eslogan ni debe tomarse a la ligera, pues también advierte: “Con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.”
* Oswaldo Feusier, docente del Departamento de Ciencias Jurídicas.