"La crisis del país no ofrece alternativas ni socio-políticas ni mucho menos económicas a los salvadoreños ilegales en los Estado Unidos, como para cambiar las malas, y en un futuro posiblemente peores, condiciones en que se encuentran (...) lo más previsible es que se sometan a las nuevas y peores condiciones, sufran una mayor explotación y desarrollen nuevos métodos de sumergimiento y autodefensa, para poder surgir en un ambiente que, a pesar de todo, les es menos nocivo y menos difícil".
El párrafo anterior, escrito hace 22 años por el padre Segundo Montes, refleja la situación que desde entonces viven los salvadoreños que han migrado ilegalmente hacia Estados Unidos o cualquier otro país del mundo. Hoy, a veinte años del asesinato del sacerdote jesuita, sus palabras, ideas y aportes a la comprensión del fenómeno migratorio y al impacto que éste tiene en todas las estructuras de la sociedad salvadoreña siguen teniendo vigencia. Esta ha sido la razón por la que Juan José García, uno de sus más cercanos compañeros de investigación, lo considera un "profeta".
En 1982, Segundo Montes inicia con sus estudios en relación al "éxodo" de salvadoreños hacia Estados Unidos. A partir de ese año, en el país se posiciona un nuevo tema en la agenda de investigación académica: las migraciones. Las hipótesis y conclusiones surgidas producto de estos estudios plantearon en su momento una serie de realidades no nombradas o invisibilizadas frente a otros fenómenos sociales que afectaban en esa década al país: el rol de las remesas como estabilizador de la macroeconomía del país; las transformaciones de las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales de la sociedad como consecuencia de la migración; el debilitamiento de las estructuras familiares; el surgimiento del nuevo rol de la mujer como jefa de hogar, entre otros. Veinte años después de su muerte, este fenómeno sigue impactando y transformando las dinámicas sociales, políticas, económicas y culturales del país.
La incesante preocupación de Segundo Montes por los derechos humanos de los migrantes tuvieron eco, y actualmente el país cuenta con varias instituciones que están trabajando en pro de esta población (Consulado, Viceministerio de Salvadoreños en el exterior, el IDHUCA organizaciones de migrantes salvadoreños, organizaciones no gubernamentales, entre otras).
La última investigación del padre Montes (publicada póstumamente) fue "El Salvador 1989: las remesas que envían los salvadoreños de Estados Unidos. Consecuencias sociales y económicas". En este estudio se exploró la relación entre las condiciones laborales, sociales y económicas de las familias que se quedan en el país y el uso que éstas les dan a las remesas que reciben. El padre Montes logró plantear una idea que hasta entonces no era abordada: al decidir migrar, los padres o madres delegan en otras personas el cuido de sus hijos, pero algunos de estos migrantes asumen en su lugar de destino labores de cuido para generar mayores ingresos y enviarlos a sus lugares de origen. Este hecho, sin duda, reconfigura las estructuras familiares en el país. Actualmente, producto de las migraciones en El Salvador, dieciséis de cada cien niños menores de 18 años no viven con uno o con ambos padres. ¿Qué está pasando con estas familias?, ¿en qué tipo de hogares viven?, ¿qué tipo de programas e iniciativas se necesitan para fortalecer las nuevas formas de hacer familia?
Desde la UCA, como un homenaje a Segundo Montes, se ha retomado este último estudio para actualizarlo y analizar la evolución de sus resultados, considerando el análisis de las cadenas globales del cuidado y su impacto en la conformación social del país.