¿Otro mundo es posible?

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Editorial UCA
16/03/2018

Del 13 al 17 de marzo se celebra en Salvador de Bahía, Brasil, una edición más del Foro Social Mundial. Este encuentro de movimientos sociales nació en 2001 bajo la consigna “Otro mundo es posible”, para propugnar por la construcción de una globalización diferente a la dominante. Sin embargo, para mucha gente, sobre todo para los participantes más asiduos, el Foro entró en decadencia hace algún tiempo. Por ello, la reflexión de este año gira en torno a las razones que explicarían esa pérdida de vigor. Y una de las que parecen más concluyentes es que el Foro apostó por Gobiernos de talante progresista que fallaron o están fallando. Como nunca antes, el Foro ha sido muy crítico de los Gobiernos de izquierda de la región.

Aunque cada país tiene sus particularidades, no ha sido difícil constatar, en general, un distanciamiento de los Gobiernos de izquierda de las necesidades de su población, sobre todo de los sectores menos favorecidos, los que más esperanzas de cambio pusieron en ellos. La mayor tragedia para estos pueblos y sectores es que el “otro mundo posible”, la alternativa a los Gobiernos conservadores, nunca llegó, y el descontento y la frustración ha hecho que la ciudadanía vote en contra de partidos que manejan el discurso de estar del lado de los pobres pero que en la práctica no han podido solucionar sus graves problemas. Esto ha ocurrido en Argentina, Brasil y más recientemente en El Salvador. En otros países, los Gobiernos progresistas se han enquistado en el poder causando mayores daños que los que dicen querer evitar. Así, los regímenes de Venezuela, Bolivia y Nicaragua han cobrado tintes dictatoriales. Al respecto, el movimiento social lamenta no haber criticado a estos Gobiernos, pues con ellos abonaron a su desnaturalización.

La situación se vuelve más dramática con la constatación de que existe una crisis planetaria sistémica, una crisis de civilización que abarca muy diversas dimensiones. Una dinámica que ha provocado que la Tierra haya perdido el 52% de su fauna y presente una disminución alarmante de los recursos hídricos. Esta dimensión ecológica y medioambiental de la crisis, expresada en el cambio climático, no se detendrá mientras los intereses financieros sigan imponiéndose sobre cualquier otra preocupación o necesidad. ¿Qué hacer? En el Foro se plantea resistir a ese modelo no sustentable que parece que aumentará su voracidad en los próximos años. Una resistencia que denuncie y construya alternativas. Así, la resistencia a un modelo destructivo y la construcción de otro diferente serían partes del mismo proceso. Por eso el lema del Foro de este año es “Resistir y transformar”.

Es urgente que las naciones formulen y apliquen políticas públicas humanas y humanizadoras que atiendan los desequilibrios ecológicos y ambientales. Cualquier política que no tenga en cuenta, por ejemplo, la situación del derecho humano al agua no será benéfica para la humanidad. Pero en el Foro también se ha hecho énfasis en la importancia de comenzar por lo local y el compromiso personal. El mundo iniciará su transformación cuando cada persona y cada familia cambien sus hábitos de consumo y de producción, y su relación con la naturaleza. En esa línea, ha brillado en el evento la lucha del movimiento feminista, que desde su anticapitalismo, antipatriarcalismo y antirracismo funciona, en la mayoría de los casos, bajo el principio de la horizontalidad, la mejora de la sociedad y el rescate de la naturaleza. Las mujeres organizadas en toda América Latina han entendido mejor por dónde puede ir la búsqueda de alternativas al modelo que nos lleva a la destrucción.

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Anónimo
16/03/2018
19:47 pm
Obviamente una ideología tan inmadura e infantil tenía que fracasar.
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