¿Por qué El Salvador está en crisis?

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Editorial UCA
21/08/2015

Así se denominó un reciente foro auspiciado por la Asociación Nacional de la Empresa Privada. En el marco del evento, la dirigencia de la gremial empresarial se dedicó a realizar afirmaciones carentes de fundamento que comprometen su credibilidad y siembran dudas sobre la salud mental de sus voceros. En síntesis, la conclusión del foro fue que la crisis que sufre El Salvador se debe a la implementación gradual y progresiva —como piezas de un rompecabezas, dijeron— del Socialismo del Siglo XXI. Desde el punto de vista político, no hay ninguna señal real de lo que advierte la gremial. Aunque se busque incluso debajo de las piedras, no se encontrará signo que evidencie la absoluta hegemonía de la institucionalidad pública, típica del Socialismo del Siglo XXI.

Siendo realistas, en la Asamblea Legislativa es más probable una correlación favorable a Arena que al FMLN. Y el poder judicial no se caracteriza por su sometimiento al partido de Gobierno o al Ejecutivo. De hecho, la misma empresa privada ha reivindicado la independencia del poder judicial y hasta ha celebrado sus dictámenes, como en el caso de la sentencia de la Sala de lo Constitucional que asegura las frecuencias de radio y televisión en manos de sus actuales propietarios, es decir, que garantiza la concentración de la propiedad de los medios, lo que para la ANEP es garantía del respeto a la libertad de expresión. Y lo mismo podemos decir de otras instancias públicas, como la Fiscalía General de la República y el Instituto de Medicina Legal, que pueden adolecer de muchas deficiencias, pero no de sometimiento al Gobierno.

Además, a poco más un año de gestión de la administración de Sánchez Cerén, ningún salvadoreño sensato, con un mínimo de inteligencia y de honestidad, podría pensar que es posible la eternización del partido de izquierda en el poder. Al contrario, mucha gente valora que el FMLN no saldrá bien librado de las próximas elecciones, en parte —solo en parte— por campañas como la que acá comentamos. En síntesis, políticamente hablando, no hay señales de que se esté instaurando un socialismo a la venezolana, y tampoco existen las condiciones para que ello suceda. Afirmar que los anteproyectos de ley relacionados al agua, la alimentación y la comunicación son señales de socialismo es propio de mentirosos o ignorantes, y confirma el sesgo antidemocrático y excluyente de los líderes de la ANEP, que por suerte para el país no representan a todos los empresarios.

Desde un análisis económico, las afirmaciones de la gremial también carecen de fundamento. Nada permite hablar de un proceso de nacionalizaciones o expropiaciones. Más bien habría que preguntarles a estos empresarios qué piensan de la mayor presencia de trasnacionales en el país y del muy favorable trato que reciben. Lo más probable es que el presidente de la ANEP y el resto de voceros no tenga la menor idea sobre el Socialismo del Siglo XXI, como no sea como una etiqueta para asustar incautos. Por otro lado, si los signos de la implementación de ese socialismo son la violencia, el bajo crecimiento económico y el desempleo, entonces, para ser honestos y no demagogos, habría que reclamar primero a los Gobiernos de Arena.

Fue desde la segunda mitad de la década de los noventa que comenzaron a agudizarse los problemas de bajo crecimiento y aumentaron los índices de desempleo y migración. Sin perder de vista la responsabilidad del actual Gobierno en la escalada de violencia, hay que decir y reconocer que este es un problema estructural del país. Ya antes de la década de los ochenta, es decir, antes de la guerra, El Salvador poseía las tasas de homicidios más altas del continente. En 1994, la Fiscalía General de la República contabilizó 7,693 homicidios intencionales; en 1995, 7,877, lo que representa tasas de 138 y 139 homicidios por cada cien mil habitantes, respectivamente. Así, si el aumento de homicidios es una señal de la implantación del socialismo, entonces el modelo comenzó a aplicarse hace tiempo, incluso bajo administración arenera.

Por otra parte, desde que terminó la guerra civil, la inversión promedio de los empresarios como porcentaje del PIB nunca ha sobrepasado el 18%, cifra insuficiente para impulsar el desarrollo. Irónicamente, los excluidos del modelo en El Salvador, los migrantes, con sus remesas han alcanzado a representar el 19% del PIB. Por tanto, tampoco es cierto ni ético decir que la baja inversión es producto de la actual crisis de seguridad y del supuesto socialismo que se está imponiendo. ¿Por qué hay crisis en El Salvador? La respuesta lleva a varias causas, pero lo que la gran empresa nunca ha querido reconocer y, peor aún, ha pretendido invisibilizar es que la economía salvadoreña ha estado sometida al riguroso control de reducidos pero poderosos grupos empresariales vinculados no solo por negocios, sino por lazos familiares.

Ese control es lo que en buena parte produce los desajustes que afectan al país. Los bajos salarios, la baja inversión, el desempleo, el crecimiento del sector informal, la migración y la crisis de violencia son, en parte, repetimos, productos de ese control casi absoluto. Desestimar, como hace el presidente de la ANEP, estudios serios que certifican la creciente desigualdad (como el realizado recientemente por Oxfam) es no querer ver, o pretender negar, la responsabilidad empresarial con el bajo crecimiento y desaceleración de la economía. Mientras exista este problema estructural de nuestra economía, que excluye a grandes sectores, que concentra la riqueza y que provoca agudos problemas sociales, ningún tipo de Gobierno, ni socialista ni neoliberal, podrá ser exitoso. Esa es, en el fondo, la mayor causa de la crisis que padece desde hace décadas El Salvador.

Las declaraciones de la ANEP, amplificadas por los medios de comunicación de derecha, son más obra de la política y de la ideología que de la realidad y la inteligencia. Arena enfrentó problemas similares y los líderes gremiales se limitaron a guardar un interesado silencio. Lo que no se puede negar es que hay aspectos de la realidad, como la violencia, que manejados astuta e inescrupulosamente pueden echar al traste a cualquier Gobierno.

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Anónimo
01/09/2015
13:31 pm
Una empresa privada con responsabilidad social, jamás ha existido en el país. Desde el siglo XX , los empresarios salvadoreños no les ha gustado invertir sus utlidades para innovación tecnológica, y muicho menos en la capacitación de sus colaboradores. Sus extravagantes ganancias siempre han ido a parar a Miami, Suiza, Brasil y ahora hasta en Nicaragua, pero menos en el país. Sus empresas las mantienen trabajando con costos bien mínimos, empezando por los bajos salarios que le pagan al trabajador. Entonces, cual es El Salvador que está en crisis ?. Mejor no respondo porqué me puden etiquetar como \"socialista del siglo XXI \" , y en verdad que no creo en eso.
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Anónimo
28/08/2015
17:38 pm
Pues es que ANEP, está integrada por una variedad de empresas mal llevadas, poco creativas que ven la ganacia solamente pagando salarios incompetentes a los trabajadores que no permiten ni tan siquiera reproducir la cadena de consumidores porque pagan salarios de subcistencia, en fin, el cinismo con el que se atreven a hacer afirmaciones malisiosas tienen solamente intenciones de desprestigio, para el actual Gobierno por el solo hecho, que no son ellos los que est´n gobernando. ¡Burdos!
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Anónimo
25/08/2015
07:40 am
El país y los propios empresarios están sufriendo los efectos de un modelo de desarrollo que promueve la acumulación de riquezas en manos de unos pocos, en detrimento de las grandes mayorías. Lo que no terminan de considerar los empresarios contrarios ideológicamente al partido en el gobierno es que al preferir invertir en otros países de la región y no en El Salvador para afectar la imagen del gobierno, también reciben el impacto negativo de sus propias decisiones. Es necesario recapacitar y reconsiderar que el país lo conformamos todas y todos y que nuestras decisiones siempre tendrán un impacto favorable o desfavorable en los sistemas políticos, económicos, ambientales y culturales. No más mala prensa para el país, eso aleja la inversión extranjera y local. Mejor luchemos juntos por El Salvador! Bendiciones.
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Anónimo
23/08/2015
05:15 am
LA UCA es un centro de educación superior cuya finalidad es la transformación de la realidad salvadoreña a través de una actitud crítica y reflexiva apegada al conocimiento científico, que vela por la construcción de una sociedad más justa y humana, en buena hora por el editorial ya que explica con argumentos sustentados la inequidad socioeconómica de nuestro país. Fiel al legado de nuestros mártires y de Monseñor Romero nuestra universidad es un faro que ilumina el camino a seguir para el desarrollo equitativo y el buen vivir de nuestra sociedad. Es obvio que siempre habrá un grupo de personas que no les gustarán los editoriales asertivos de la UCA porque no son capaces de ver la realidad salvadoreña de manera objetiva, sino que la miran de manera sesgada producto de su ideología política. \"En todo amar y servir\" San Ignacio de Loyola.
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Anónimo
23/08/2015
03:13 am
Es lamentable que la ANEP se enfoque solo en calumniar al FMLN para tratar de desacreditar su capacidad de gobernar y asi a pura propaganda falsa desestabilizar para tratar de usurpar el poder. Sin ningun escrupulo sometiendo al pueblo a sufrir sicologicamente una crisis fabricada por los medios para satisfacer sus egocentricas ansias de poder para seguir saqueando el estado salvadoreño con mas privatizaciones y licitaciones amañadas.
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Anónimo
22/08/2015
06:31 am
La gente de ANEP son unos ignorantes incapaces de pensar el país, solo siguen la ideología gringa de ultraderecha del CATO Institute y la heritage Foundation.Los sectores mas racionales de los empresarios deberían de salirse de la Anep y cooperar para enrumbar de otro modo a ésta finca.
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