Apologetas de la violencia

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Editorial UCA
27/04/2016

El sábado pasado, un alumno de la UCA caminaba hacia el campus para hacer un examen. En Antiguo Cuscatlán, a unas cuadras de la Universidad, fue detenido por un grupo mixto de policías y agentes municipales. Le registraron el bolsón, le cachearon y en el proceso le golpearon sus partes íntimas. Al protestar por el maltrato, lo obligaron bajo amenaza a hacer flexiones y pechadas por buen rato. De nada le sirvió apelar diciendo que llegaría tarde a su evaluación. Incluso un agente del CAM se dio el gusto de filmarlo con el celular mientras hacía las flexiones. Las quejas sobre hechos semejantes se multiplican. En barrios marginales y en pueblos del interior del país, el trato es muchísimo peor, y abundan los testimonios de ello. Frenar este tipo de comportamiento de agentes de la autoridad es indispensable si de verdad queremos enfrentar la cultura de la violencia.

Pero en esto no hay que culpar solo a los policías, muchas veces impulsados por la violencia ambiental y por el discurso agresivo de sus superiores. Ya en otras ocasiones ha sido necesario censurar el lenguaje de algunos funcionarios de alto nivel responsables de la seguridad. Pero hoy asombra que el propio vicepresidente, Óscar Ortiz, dé un discurso guerrerista ante el nuevo contingente de reacción inmediata de la PNC. “Pegar”, “golpear”, “demostrar la fuerza del Estado” fueron algunas de sus expresiones, sin mencionar para nada la investigación y persecución del delito, que son las funciones específicas de la Policía.

Estos batallones tendrán asignado un número de fiscales, que llegarán a los lugares después de las intervenciones. Pero siguiendo la tónica de la mano dura, ningún miembro de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos humanos acompañará a los agentes para asegurar la legalidad de las acciones e impedir cualquier tipo de abuso. Poca imaginación tienen las autoridades gubernamentales, además, cuando apellidan “de reacción inmediata” a estos grupos, aunque después les hayan cambiado a Fuerzas Especiales de Reacción. Los batallones de reacción inmediata, todos los sabemos, cometieron graves violaciones a derechos humanos, incluso masacraron población civil. No es tiempo de repetir nombres del pasado ni mucho menos ideas que van en la dirección del emblema del batallón Atlacatl, en el que se veía una calavera y un rayo.

En el mundo de las letras se celebró recientemente el cuarto centenario de la muerte de dos genios: Cervantes y Shakespeare. Si nuestros políticos hubieran leído Don Quijote de la Mancha, quizás habrían recordado, antes de usar esa palabrería agresiva, un consejo que el ilustre caballero daba a Sancho cuando le fue ofrecido el gobierno de una isla: “Al que has de castigar con obras no lo trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones”. Lo que es un buen consejo humanista del siglo XVI se ha ido imponiendo en la cultura universal a través de los derechos humanos. Pero acá parecemos preferir épocas más bárbaras y anticuadas. Mano dura, dicen y repiten los políticos, excepto cuando la marca de la corrupción desvela su bajeza, porque entonces claman y defienden todos los derechos posibles en beneficio propio.

Es evidente que la PNC tiene que perseguir el delito, junto con la Fiscalía, y llevar a la justicia a los delincuentes. Y tiene su lógica que haya grupos especializados en enfrentar situaciones difíciles ligadas al crimen. Pero lo que no tiene sentido ni amparo legal es el maltrato policial. Y el lenguaje incendiario de algunos políticos tiene más responsabilidad en ello que la misma desesperación de la Policía, amenazada y acosada por ciertos tipos de delincuencia. Y esto aparte de los bajos salarios de los agentes de base, que contrastan con los de algunos jefes y con la corrupción de algunos políticos. Si a la destrucción de valores de justicia añadimos el lenguaje belicista de los líderes de los partidos, está servido el ambiente para permanecer en la cultura y en la praxis de la violencia. Si condenamos el abuso policial, condenemos también el discurso agresivo y violento de la clase política.

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Anónimo
30/04/2016
07:22 am
Alrededores de la uca asaltan a cada rato, hasta han intentando secuestrar. en su funcion social por que no ponen màs vigilancia en alrededores.Cada año aumentan cuotas pero beneficios nada, ya parecen gobierno. si la uca no quiere represiòn de las autoridades entonces ¿por que no se va a meter a las comunidades marginales a platicar con los mareros para que cambien? es su funciòn social o no?. Pero no lo hacen asi de sencillo. escribir es facil pero y las acciones?
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Anónimo
28/04/2016
09:18 am
Todos estos diputados, fiscales, medios, Arzobispo, están aprovechando la oportunidad para exhibirse ante la población en busca votos y apoyos tal como lo hace el nuevo fiscal..Si ellos tienen éxito en su matanza será la única oportunidad en el mundo en que un problema estructural como es el de las pandillas se resuelve con balas asesinas..Pongan también a Mons. Colindres en la lista, a Munguía Payés, a los representantes de la ONU y la OEA que participaron en la mediación de la tregua..Así estará completa la lista de los que la Inquisición Moderna de El Salvador quemará vivos en la plaza Libertad...Vergüenza de mi partido que se dejó arrastrar por las calenturas y cobardías de la derecha, gente que nunca apoyaron una salida inteligente al problema, sino que prefirieron el camino de la matanza, el exterminio, la tierra arrasada..Muchas personas inocentes morirán debido a que las pandillas están dentro de la población y con sus familiares..No defiendo a las maras,...
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Anónimo
28/04/2016
09:10 am
Las autoridades ejecutan a un pandillero, en lugar de enviarlo al juez se portan igual que los peores criminales..Somos un país de leyes, y si no se cumplen volveremos a la ley de la selva..Para todo hay leyes que deben cumplirse..Es difícil que haya \"enfrentamientos\", ya que hasta un estratega aprendiz sabe que las pandillas hoy, como la guerrilla durante la guerra, jamás se enfrentaran a un ejército armado hasta los dientes..La fiscalía, con esta medida, rescatará al país de la barbarie si los implicados van a la cárcel, ya que según la PDDH existen hasta cien denuncias de matanzas indiscriminadas de pandilleros y a lo mejor hasta gente que no tiene nada que ver con el conflicto..La pobre mentalidad del diputado Gallegos al celebrar estos crímenes, hundirán más al país en la impunidad y la violencia..Hay ahora una super, mano dura con batallones bendecidos hasta por el Arzobispo, que no encontrarán a los pandilleros porque viven en medio de la población y sus...
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Anónimo
27/04/2016
22:38 pm
Adonde estan los que saltan cuando agarran un delincuente y dicen pobrecito??,reclaman justicia es un humano ,pero en este caso brillan por su ausencia hablo delos senyores derechos humanos
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Anónimo
27/04/2016
13:24 pm
Pues debería poner la denuncia en la PGR o donde corresponda, aquí de nada sirve, Creo que el Salvadoreño tiene el extraño deporte de ventilar las cosas, en los medios, el que sea, no ocupar las instituciones. lamento lo del pobre muchacho, salió en un medio, que la zona de la UCA, de donde me gradue, hoy es zona de puntos de asalto, tengan cuidado.
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Anónimo
27/04/2016
09:59 am
A veces, luego de escribir alguna opinión aguda contra medidas o actitudes corruptas, hipócritas, mediocres y poco inteligentes tomadas por gobernantes, me suelo preguntar si acaso fui muy extremista o duro en mi opinión. Pues bien, este editorial me deja con la conciencia tranquila. Y así resulta que el afamado ex alcalde de Tecla, está dando muestras que con gobernantes de este tipo no necesitamos delincuentes ni guerras para poner en grave peligro la estabilidad del país. De seguro van a implementar los comités ciudadanos de autodefensa, olvidando que la historia ha demostrado hasta la saciedad que de militares bien entrenados y civiles armados han salido grupos nefastos, como Los Zetas y ORDEN, que se han convertido en jinetes apocalíptios, que comenten abusos gravísimos y crímenes contra la población civil, y se han aliado con el crimen organizado, de tal forma que los gobiernos que los crearon no encuentran cómo deshacerse de ellos. ¡Pobrecito El Salvador!
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