Berta Cáceres

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Editorial UCA
11/03/2016

Seguro buena parte de los salvadoreños saben poco o nada de Berta Cáceres. Sin embargo, para los ambientalistas y defensores de derechos humanos del istmo era un referente de compromiso y de lucha por la justicia. En 2011, cuando se realizó la Asamblea General de la OEA en San Salvador, Berta vino con decenas de sus hermanos y hermanas lencas. Se hospedaron en la UCA de manera improvisada. Durmió en colchoneta en medio de sus hermanos y comió como ellos. Mientras la reunión oficial de la OEA se realizaba en las instalaciones del Cifco, Berta y sus paisanos, junto a una exigua representación del movimiento popular salvadoreño, protestaron en las calles. También participó en eventos organizados por los jesuitas, a los cuales consideraba aliados de su lucha en Honduras y con algunos de los cuales cultivó una gran amistad. Berta fue una luchadora de toda la vida.

Por su origen lenca, el pueblo ancestral más grande de Honduras, le tocó enfrentar la pobreza y la exclusión. Siendo niña, ayudó a su madre en el sostén del hogar; de ella aprendió a defender los derechos de las personas. Su mamá, madre soltera, partera y con conocimientos de enfermería, ayudó a los refugiados salvadoreños en Honduras que huyeron de la guerra en los años ochenta. Desde muy joven, Berta participó activamente en organizaciones estudiantiles. Con poco más de 20 años y viendo la exclusión y discriminación de su pueblo, fundó en 1993 el Consejo Cívico de Organizaciones Indígenas y Populares de Honduras (Copinh). Hizo de esta organización su plataforma de lucha y le dedicó su vida, y los indígenas reconocieron en ella a su lideresa.

En 2003, en la recordada toma de Tegucigalpa por parte del movimiento social hondureño en oposición a la aprobación de la ley marco de agua potable, ella fue una de las personas elegidas por todos los sectores para que condujeran el proceso. Así nació la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, de la que Berta fue una de las fundadoras e inspiradoras. Una de las últimas luchas del Copinh fue contra la construcción de una represa en Río Blanco, sobre el río Gualcarque, sagrado para las comunidades lencas y vital para su supervivencia. Los indígenas bloquearon calles para evitar el acceso de maquinaria pesada a la zona. Y ante el silencio y complicidad del Gobierno, en 2010 las movilizaciones se extendieron hasta la capital.

En realidad, Berta y el Copinh se enfrentaron a monstruos. Detrás de la represa estaban la Corporación Financiera Internacional, una institución del Banco Mundial que invierte en el sector privado; y el constructor más grande de represas a nivel mundial, la compañía de propiedad estatal china Sinohydro. La lucha de Berta y su pueblo contra este megaproyecto, que amenazaba con dejar sin agua a cientos de comunidades, hizo que ambas instancias internacionales se retiraran. De ahí que algunos medios de comunicación (entre ellos, la BBC) informaran sobre su muerte con el titular “Asesinan a ambientalista hondureña que le torció el brazo al Banco Mundial y a China”. Las grandes compañías se retiraron, pero el proyecto del Gobierno hondureño siguió vivo.

Sin lugar a dudas, su compromiso, coherencia y lucha hicieron de Berta la mujer más emblemática del movimiento popular hondureño. Desde Copinh hizo sentir su solidaridad con las luchas de las organizaciones hondureñas y de otros países del istmo. Con la misma fuerza con la que defendía en los territorios lencas los bienes comunes de la naturaleza, acompañaba las luchas campesinas por la tierra en el Valle del Aguán, las de las comunidades garífunas por sus territorios y cultura amenazados por las proyectos turísticos, las acciones de protesta y denuncia de las organizaciones feministas de la capital en contra del patriarcado impuesto por la sociedad.

En abril de 2015, recibió el Premio Internacional Goldman, la mayor distinción en el mundo para los luchadores por el medioambiente. En febrero de 2016, denunció desalojos violentos de familias lencas y el asesinato de cuatro indígenas. También denunció que había recibido amenazas de muerte desde hacía mucho tiempo. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos estableció medidas cautelares de protección para ella. Pero el 3 de marzo en la madrugada, unos hombres entraron a su casa y la asesinaron a balazos. Una persona que dormía en el lugar logró sobrevivir. El testigo, de origen extranjero, ha denunciado que las autoridades contaminaron la escena del crimen y que no lo dejan salir del país para evitar que denuncie lo que pasa en Honduras.

Según la organización Global Witness, Honduras es el país más peligroso para los ambientalistas. En 2014, registró el mayor número de asesinatos de ambientalistas por habitante (12 en total). Entre 2002 y 2014, 111 ambientalistas fueron asesinados en Honduras. En este marco, poca credibilidad tienen las hipótesis del Gobierno hondureño sobre el asesinato de Berta: efecto de un robo o de un conflicto interno en el Copinh. Los que la conocieron y los que siguen el acontecer hondureño coinciden en la declaración de la madre de Berta: “Todos sabemos que fue por su lucha”. Solo el cinismo explica la reacción del presidente hondureño exigiendo justicia.

Berta tenía 45 años cuando la asesinaron; su muerte truncó más décadas de lucha. Por eso precisamente la silenciaron. Lo menos que se puede hacer es condenar enérgicamente el crimen, exigir una profunda investigación y solidarizarse con el pueblo lenca, con el pueblo hondureño y con su lucha por una verdadera democracia en la que la arbitrariedad, la campante corrupción y los asesinatos de quienes denuncian los abusos de los poderosos sean cosa del pasado.

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Anónimo
23/03/2016
16:26 pm
Cáceres se ganó el reconocimiento de la gente al ser co-fundadora del Consejo Nacional de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) y fue candidata a vicepresidente en las elecciones nacionales antes del golpe de Estado realizado en 2009, que rompió el orden constitucional del país. El gobierno siguió una estrategia de desarrollo que inició deliberadamente en los tribunales con empresas transnacionales para la construcción de proyectos hidroeléctricos y operaciones mineras abierta. Represa Agua Zarca Uno de estos proyectos fue la represa de Agua Zarca. Los residentes cercanos al proyecto recurrieron a Cáceres y COPINH para pedirles que detuvieran la construcción de la represa, que se estaba haciendo sin el consentimiento de las comunidades afectadas. Cáceres, junto con miembros de la comunidad de Río Blanco, condujeron una campaña para detener la construcción del proyecto. A pesar de la abrumadora oposición de la comunidad, el gobierno continuó con...
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