La corrupción será, sino el único, uno de los ejes centrales en torno a los cuales se decidirán las próximas elecciones. Por ello, hay que prepararse para una de las campañas más crudas de los últimos tiempos. De hecho, con la apertura de las elecciones internas de los partidos, la dinámica electoral ya ha comenzado y da un adelanto del escenario que nos espera. La publicación de recibos de sobresueldos de muchos exfuncionarios de los Gobiernos de Arena es un tema que recorre el país. El silencio de la mayoría de los señalados y las pocas respuestas, evasivas y vacilantes, de los que se han atrevido a hablar no hacen sino confirmar que lo denunciado es verdad.
Curiosamente, estos documentos, que han sido noticia en medios digitales, no han tenido ninguna cobertura en los grandes medios de comunicación afines a la derecha. En contraste, la decisión de la Corte Suprema de Justicia de ordenar a su Sección de Probidad la investigación de todos los funcionarios del Gobierno de Mauricio Funes fue retomada con suma rapidez por esos medios, que no dudaron en incluso publicar los rostros de los implicados. Esa investigación, según la Corte, fue ordenada por el Instituto de Acceso a la Información Pública, que inmediatamente la desmintió. Sin embargo, aún sin confirmarla, esa versión ya había sido publicada en grandes espacios. Así, la maquinaria mediática de la derecha da nueva muestra de formar parte fundamental, y sin asomo de vergüenza, de una virulenta estrategia desinformativa.
Se ha revelado que los mismos que se rasgaron las vestiduras por un aumento al salario mínimo que todavía es insuficiente para cubrir las necesidades más elementales recibieron sobresueldos de entre 20 y 60 salarios mínimos. Los mismos que pusieron el grito en el cielo cuando Luis Martínez confesó que recibió sobresueldo de Mauricio Funes mientras fungió como Fiscal General son los mismos que iniciaron esa práctica ilegal y antiética unos años antes. Por otro lado, resulta incomprensible la exigencia de algunos militantes del FMLN de investigar solo a los funcionarios de Arena cuando los de su partido actuaron con la misma deshonestidad.
Una diputada arenera afirmó que quien tenga pruebas de los sobresueldos debe acudir a las instancias correspondientes para que se investigue y se compruebe. Pero una persona segura de su honor y rectitud acudiría a dichas instancias si se le acusara falsamente de haber recibido dinero por vías ilegales, porque esa acusación representaría calumnia y difamación. Aunque la fuente que publicó los recibos de los sobresueldos no es anónima, ninguno de los exfuncionarios señalados ha interpuesto denuncia.
En realidad, buena parte de los políticos y los grandes medios de comunicación están dando cátedra de cinismo. Se avecina, pues, una campaña electoral que se caracterizará por acusaciones que verán la paja en el ojo ajeno escondiendo la viga en el propio; una campaña en la que el único objetivo será la conquista del poder a cualquier precio. Por ahora, pareciera que esta batalla la está ganando la derecha, sobre todo porque son suyos los grandes medios de comunicación, que ahora no ocultan su vestimenta tricolor, pero también porque el Gobierno ha sido incapaz de establecer una estrategia de comunicación inteligente.