Cinco propuestas ejemplares

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Constantemente se habla del problema de la violencia y de la necesidad de ponerle fin, pero a la hora de actuar son muchos los que se quedan de brazos cruzados o niegan los recursos necesarios ya sea para una persecución más eficaz del crimen o para la prevención del mismo. Otros hacen propuestas descabelladas, cuya eficacia, tal como ha demostrado la experiencia en otras latitudes, es prácticamente nula. Peor aún, muchas de esas propuestas limitan o violan derechos humanos como la libertad de credo religioso o el respeto a la vida y la dignidad del ser humano. En esta línea, fruto de la desesperación o de un muy irresponsable cálculo electoral, algunos están proponiendo nuevamente que se instituya la pena de muerte como gran solución al problema de la criminalidad. Pero la pena de muerte no es más que una respuesta violenta a la violencia; una respuesta propia de Estados autoritarios y poco respetuosos de los derechos humanos.

En contraste, es de alabar la seriedad con la que el Consejo Nacional de Educación ha enfrentado esta problemática. La instancia se creó por decreto del presidente Funes en diciembre de 2010 y está integrada por representantes de todos los sectores de la sociedad que se han destacado por su capacidad, autoridad moral y preocupación genuina por el bien común. El Consejo se propuso buscar alternativas para romper con la espiral de la violencia que afecta a los centros educativos y a la vez promover una educación que nos encamine a un país sin violencia. Para llegar a sus propuestas, el Consejo Nacional de Educación realizó una consulta nacional en la que participaron diez sectores clave de la sociedad salvadoreña: directores de centros educativos, docentes, estudiantes, padres de familia, universidades, gobiernos locales, Iglesias, medios de comunicación, ONG y editorialistas, y empresa privada. Con los grupos se discutió sobre la violencia escolar: sus causas, impacto y posibles soluciones.

Recientemente, el Consejo publicó los resultados de esta consulta, en los que se muestran tanto los consensos obtenidos a partir del diálogo como aquellos puntos de disenso. Son cinco las propuestas de solución que se formulan ante la violencia y la inseguridad en nuestra sociedad y en el sistema educativo. (1) La promoción de principios y valores morales y espirituales desde los diferentes ámbitos sociales, incluyendo el centro escolar, el hogar/la familia, la iglesia y la comunidad. (2) La adopción de un modelo de desarrollo económico que genere fuentes de empleos y oportunidades de inclusión social, especialmente para el sector juvenil. (3) Diseñar e impulsar programas preventivos enfocados en talleres vocacionales, oportunidades laborales y uso productivo del tiempo libre en los jóvenes. (4) Cualquier solución que se plantee debe pasar por una coordinación interinstitucional y/o intersectorial funcional con el propósito de avanzar a un acuerdo nacional. Y (5) los medios de comunicación deben revisar de forma crítica su programación para eliminar todo aquel contenido que promueva la utilización de la violencia.

Dado que es muy posible que buena parte de la dificultad para resolver hoy los problemas del país se deba a la pérdida de capacidad de diálogo real y profundo, es destacable que el Consejo lo proponga como método de trabajo. Es en este sentido que sus miembros declaran tener "la profunda convicción de que es posible construir entre todos —los hombres y mujeres que poblamos esta tierra bendita de El Salvador— un país sin violencia". Si hace 20 años El Salvador se convenció de que podía poner fin a la guerra, hoy debemos convencernos de que juntos podemos poner fin a la violencia y la pobreza.

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Anónimo
13/01/2012
19:41 pm
Pero cómo se puede resolver el problema de que en los hogares no se promueven mucho los valores?. En cambio se promueve muchas veces la competitividad y se inculca o felicita el hecho de aprovecharse de los demás.
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