El martes recién pasado acudieron a El Salvador representantes de 26 de los 33 países que conforman la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), convocados por el Gobierno salvadoreño a solicitud del venezolano, que después de ver frustradas sus esperanzas de apoyo en la OEA busca otros caminos para lidiar con su crisis interna. A la vista de los resultados, la reunión fue infructuosa: no se pudo tomar ninguna resolución dado que los estatutos de la Celac estipulan que los acuerdos deben alcanzarse por consenso de todos sus miembros. Por de pronto, Nicolás Maduro tampoco encontrará en la Comunidad lo que busca; en esta cita, solo ocho países manifestaron un rotundo apoyo a su Gobierno.
El Salvador fue el anfitrión de esta reunión extraordinaria de la Celac en su calidad de presidente pro tempore de la organización, en una situación bastante incómoda. Por un lado está la simpatía del FMLN con la revolución bolivariana, la amistad y el apoyo incondicional de este partido y sus principales representantes a los Gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro. Amistad y apoyo que han sido bien compensados por parte de Venezuela a través de Alba Petróleos. Por otro lado, el compromiso con la democracia y el diálogo que el presidente Salvador Sánchez Cerén ha mantenido a lo largo de su mandato, afirmando constantemente que el diálogo es la vía para que El Salvador resuelva sus problemas y manifestando en reiteradas ocasiones su deseo personal de que las fuerzas políticas y actores nacionales alcancen acuerdos que nos permitan enrumbarnos hacia un mejor futuro. Una posición que le ha llevado incluso a solicitar la mediación de Naciones Unidas.
Pero si el diálogo es necesario en El Salvador, mucho más lo es en Venezuela. Por mucha simpatía que se tenga con una ideología o un Gobierno, hay que ver la realidad tal cual es, sin perder la visión crítica. Un pueblo no llega a los niveles de movilización que se registran en Venezuela sin un profundo malestar; en este caso concreto, un malestar que es fruto de una represión indiscriminada y sistemática ante la demanda de derechos que son legítimos. No es aceptable ni justificable sacrificar los derechos humanos con el pretexto de restaurar el orden público. No se puede agredir a la población con el argumento de que está siendo manipulada por naciones extranjeras o por intereses espurios. Cuando se violan los derechos humanos de manera flagrante o se impide el funcionamiento de los mecanismos democráticos a fin de mantenerse en el poder, se dan crisis extremas como la que sufre Venezuela, a pesar de que el presidente Maduro, su equipo de gobierno y su partido no quieran aceptarlo.
En la inauguración de la reunión de la Celac, Sanchez Cerén dio muestras de ser consciente de la gravedad de la situación venezolana, de que las constantes y multitudinarias manifestaciones populares, los presos políticos, las múltiples violaciones a derechos humanos, la crisis económica, la ruptura del orden constitucional son, entre otras, señales claras de que el Gobierno de Maduro ya no representa los intereses de la mayoría de venezolanos. En su discurso, Sánchez Cerén recordó que “hace 25 años El Salvador pudo superar incluso un conflicto armado interno de más de una década por la vía del diálogo y la negociación”, y afirmó que “esta es justamente una ruta para encontrar respuestas sólidas y duraderas para este momento que atraviesa Venezuela”. Dijo tener esperanza de “que la solución a la situación de Venezuela se encuentre en el marco de su Constitución” y afirmó que El Salvador “tiene el más alto compromiso con abonar en este sentido”. Su llamado fue a dialogar “con la mayor apertura, hermandad y respeto” para que la Celac como comunidad busque y respalde el mejor camino para todos los venezolanos.
De ese modo, el presidente de El Salvador se sumó a los múltiples llamados de distintas instancias nacionales e internacionales, y de personalidades como el papa Francisco, que consideran que el diálogo abierto y sincero es el único camino para resolver los problemas de los venezolanos. Así, Sánchez Cerén, al igual que otros actores genuinamente preocupados por el pueblo venezolano, se comprometió a interponer los mejores oficios en aras a lograr ese diálogo tan urgente como necesario para Venezuela.