El Salvador Educado

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Editorial UCA
22/06/2016

Con el título “El Salvador Educado” se presenta hoy el resultado del diálogo que ha mantenido durante varios meses el Consejo Nacional de Educación (Coned). Es ciertamente un documento programático, que analiza la situación actual del sector y las necesidades que enfrenta, al tiempo que abre una exhaustiva planificación de la educación del futuro. Universalizar la educación de calidad desde la primera infancia hasta el final de la secundaria es uno de los objetivos básicos. El país no puede darse el lujo de mantener un sistema y nivel educativo excluyentes, de baja calidad promedio, con graves desigualdades entre el campo y la ciudad, y entre las zonas de clase media-alta urbana y las zonas pobres. El documento reconoce nuestra problemática y la deja ver con claridad. Si El Salvador quiere entrar en el mundo del desarrollo, tiene que pasar obligatoriamente por la transformación de su educación. No alcanzaremos el desarrollo si nuestros niños no se incorporan a la escuela desde tierna edad, si los niveles educativos son bajos, si solo se gradúan de bachiller un 40% de quienes tienen edad para hacerlo y si solo entra en la Universidad un 40% de ese 40%.

Los desafíos son enormes. Algunos muy urgentes. El deterioro físico de muebles, servicios sanitarios y de los edificios mismos; la falta de materiales didácticos; la ausencia de espacios físicos para recibir en la escuela a todos los niños y jóvenes de entre 3 y 18 años de edad señalan un primer aspecto esencial para poder dar cobertura educativa a todos los que tienen derecho. La violencia es un segundo factor a tener en cuenta. Convertir a la escuela en lugar de paz, en centro generador de convivencia pacífica, es uno de los grandes desafíos. Como también lograr una educación de calidad, que presupone un sistema de formación del magisterio mucho más exigente que el actual. En el corto plazo, además de los esfuerzos que se están haciendo, es necesario abrir licenciaturas de cuatro años orientadas a la formación en las diversas materias de estudio, de modo que puedan integrarse con los profesorados existentes. La revisión salarial es también evidentemente necesaria. No podremos lograr un magisterio de calidad si la compensación económica es escasa o insuficiente.

Otro de los desafíos para la renovación del sistema educativo es que el sistema universitario está en parte alejado de las necesidades de los salvadoreños. Con un mercado demasiado concentrado en los intereses de unos pocos, hay una evidente presión para el surgimiento de universidades profesionalizantes, casi meras expendedoras de títulos. Frente al legítimo interés universitario de incidir en la economía, la convivencia, la política y la cultura del país desde la inteligencia y la investigación, se impone con frecuencia el servicio a un mercado con unos objetivos de muy corto plazo.

A toda esta problemática se une el costo de una reforma educativa a fondo. El Ministerio de Educación calcula que para enfrentar con seriedad los desafíos mencionados habría que invertir en una década, además del presupuesto ordinario, un promedio de 1,200 millones anuales. Ello supone un poco más que duplicar el presupuesto actual del ramo, dedicar un 7% del PIB a la educación durante los 10 próximos años. Esta meta debe alcanzarse tanto desde la fiscalidad como desde el diálogo y la cooperación con todos los sectores del país. Es evidente que necesitamos mucho más dinero que el que empleamos en educación, pero también es indispensable que el Gobierno aproveche y apoye todas las iniciativas de grupos, Iglesias y otras entidades empeñadas en mejorar la educación. La exigencia de calidad debe ser clara, pero se debe evitar la burocracia y el autoritarismo, que con frecuencia tuercen o corrompen esfuerzos y acciones.

El plan El Salvador Educado es sin lugar a dudas el documento público más completo sobre educación elaborado después de la guerra. Es también el más ambicioso y el único que ha calculado con claridad los costos de tamaña empresa. Asimismo, está sustentado en un diálogo sistemático con amplios sectores del mundo educativo, de la política y de la empresa. Pero no podrá ser lanzado con eficacia si no se produce un verdadero apoyo de todos los actores de peso. La oportunidad de un consenso nacional en un tema tan sensible como el educativo, que orienta y define el futuro del país, está dada. Construir ese consenso y convertir el plan en un objetivo de nación apoyado por todos es el siguiente e ineludible paso.

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Anónimo
07/07/2016
05:52 am
Hay que actuar, obrar, de lo contrario seguiremos contemplando esta cruda realidad, no la ignoramus, la conocemos, pero lo que no conocemos es obras serias para salir desde donde estamos sumergidos
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Anónimo
22/06/2016
14:08 pm
Es el cuarto plan educativo de este gobierno (Plan Nacional de Formación Docente; Plan Quinquenal; Líneas estratégicas)....¿cuál plan de educación se va a seguir? ¿Todos a la vez? En lugar de hacer tantos planes - unos desarticulados de otros-- es hora de actuar. Pero el chorro de acciones que propone El Salvador Educado es poco operativo, sin prioridades ni análisis de relaciones, causas y efectos. ¿Será el motor para generar la transformación del sistema educativo?
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Anónimo
22/06/2016
14:06 pm
Lo que El Salvador necesita es que el gobierno de verdad invierta en educacion; que mejore los centros educativos, los suldos de los profesores deben de ser competitivos y el sistema debe ser mas selectivo de quienes enzeñan y quienes reciben educacion. Si todo el dinero que se roban lo invirtieran en educacion creo que tendriamos un El Salvador diferente.
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