Elecciones legislativas sin contenidos

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Editorial UCA
22/01/2018

Mientras las campañas de las elecciones municipales tienen, en general, un contenido más práctico y concreto, con proyectos determinados que pueden mover más o menos al electorado, las elecciones legislativas están dominadas por el vacío de ideas. Problemas clave como la pobreza, la desigualdad, la falta de productividad y la discriminación en las redes de protección social no figuran en los debates, mucho menos en la propaganda. Si se les preguntara a los partidos políticos y, en particular, a los candidatos a diputados qué posición tienen respecto a la indispensable y necesaria ley general de aguas, darían unas respuestas tan generales que imposibilitarían tener una idea adecuada de qué pasará en los próximos tres años. Sabemos que hay presiones de las organizaciones empresariales para tener control, o al menos derecho de veto, en el ente regulador del agua. También que hay algunos diputados que entienden que el agua es un bien público que debe distribuirse universalmente tanto para consumo como para saneamiento. Pero es un misterio qué piensan los candidatos a ocupar un curul sobre el manejo público del agua y su comercialización.

La incapacidad de reflexión de los legisladores se puede observar en el debate abierto por las revelaciones periodísticas sobre el seguimiento del Organismo de Inteligencia del Estado (OIE) a opositores del Gobierno y figuras públicas. En realidad, este seguimiento se da desde 1992, desde la fundación de esta instancia de espionaje interno. Pero los políticos han pasado siempre por alto el debido control legislativo del Organismo. Según la legislación vigente, el OIE debe aparecer en el Presupuesto, con todas sus partidas de gasto desglosadas, pero eso nunca ha sucedido. En otros países, cuando es confidencial la utilización de los fondos asignados a un organismo de inteligencia, el Parlamento cuenta con mecanismos para supervisarlo. En nuestro caso, los diputados, especialmente los que pertenecen a partidos que han tenido en sus manos el poder ejecutivo, nunca han tratado de poner orden jurídico en este organismo que depende de la Presidencia y que se maneja desde el poder de un modo totalmente arbitrario. El ciudadano puede entonces preguntarse, con toda razón, para qué sirve el poder legislativo.

En la propaganda se insiste siempre en la importancia del voto, que, junto a elecciones libres, es indispensable para la democracia. En ese sentido, la democracia se ve severamente afectada cuando el voto se otorga sin conocer el proyecto legislativo del candidato. Según encuestas recientes, las noticias de mayor impacto para la gente son las que tocan el tema de la violencia y la criminalidad. Pese a ello, los diputados han sido incapaces de trabajar una ley de justicia transicional que enfrente la violencia de la guerra civil. Se podrá decir que la violencia del presente es más importante que la del pasado. Pero si se lograra juzgar con éxito la violencia del pasado, estaríamos dando pasos importantes para superar la impunidad del presente, pues se empoderaría a jueces y fiscales, y se desarrollarían buenas prácticas para enfrentar la criminalidad. Sin embargo, los diputados son incapaces de pensar en legislaciones de fondo que ayuden a solventar los problemas estructurales del país. No es gratuita la desconfianza de la población en la Asamblea Legislativa.

Alguien podría afirmar que es mejor tener elecciones vacías que ausencia de elecciones. Y de hecho, cualquier sistema democrático, por deficiente que sea, es mejor que un régimen autoritario. Pero eso no debe servirnos de consuelo ante unas elecciones tan vacías de contenidos como las actuales. La ciudadanía debe ser drástica a la hora de exigir ideas y propuestas estructurales para El Salvador. Un país tan estancado como el nuestro no puede seguir poniendo frenos a la educación de calidad, la salud universalizada, las pensiones para todos, un sistema tributario progresivo. A la sociedad civil le toca reclamarles a los políticos que hagan su trabajo y presenten alternativas reales y realistas a los problemas nacionales, en vez de verborrea y frases vacías.

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Anónimo
31/01/2018
15:00 pm
Realmente nunca se ha visto tanta medicridad en los cadidatos a diputados, voto en La Libertad, y no veo una sola posibilidad para elegir. Me pregunto ¿Y los partidos? ¿cuál es su papel? Solo proponen a quien les asegura levantar la mano, no al que se le ocurra proponer, una gente con iniciativa no tiene cabida en los actuales partidos.
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Anónimo
23/01/2018
14:54 pm
De acuerdo, exijamos. ¿Cómo?. Los mecanismos de elección no contienen exigencias a los candidatos. Pueden decir cualquier cosa. Habría que empezar requiriendo que los candidatos presenten propuestas (proyectos por escrito) de lo que pretenden hacer y de cómo piensan hacerlo.
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