Elecciones sin posibilidad de elección

13
Editorial UCA
06/11/2015

Un país cultiva la democracia electoral cuando sus elecciones implican una competencia real entre diferentes alternativas políticas; es decir, cuando la ciudadanía puede elegir con libertad entre varias opciones para definir a sus representantes. Si en un país no hay elecciones libres o las que se celebran se hacen con una única candidatura, entonces la democracia queda en entredicho. ¿Debe aplicarse esto a la vida interna de los partidos políticos? La respuesta, por supuesto, es “sí”, pues difícilmente se podrá construir una democracia real sin partidos realmente democráticos. Si un partido político pregona la democracia, debe tratar de que los principios democráticos se vivan a su interior. Si no es así, el discurso es pura demagogia.

En nuestro país, recientemente, tanto Arena como el FMLN anunciaron elecciones internas para elegir a sus máximas autoridades, pero, por diversas vías y por diferentes razones, ambos se quedaron con una planilla de candidatos únicos. Cuando en una elección hay una sola propuesta pueden estar sucediendo, al menos, tres cosas. La primera, existe tal unanimidad en torno a una candidatura que no queda resquicio para la oposición ni razón para no apoyarla. La segunda posibilidad es que se ejerce tal control autoritario que se coopta, explícita o implícitamente, la competencia libre y en igualdad de condiciones de otros aspirantes. Y la tercera, los posibles aspirantes se abstienen de participar en una contienda que ya dan por perdida. ¿Cuál de estos casos será el de cada partido? ¿O son otras las razones?

Arena, por el cúmulo de problemas internos que arrastra desde que perdió el control del Ejecutivo en 2009, no termina de recomponerse y, como declaran algunos de sus militantes, no parece tener la mínima idea sobre el rumbo a seguir. Dado que la única planilla que quedó en competencia es la del actual presidente del Coena, el partido decidió posponer un año la elección interna. Las razones públicas que dieron fueron que esta decisión permitirá la inscripción de nuevos aspirantes y terminar la revisión de los estatutos partidarios. En realidad, cualquier salvadoreño interesado en la política sabe que Jorge Velado no cuenta con el apoyo de todos los sectores de Arena.

Por su parte, el FMLN, enfrentando la misma situación, tomó diferente camino. Decidió que realizará las elecciones internas el 22 de noviembre con una sola planilla para la Comisión Política, con Medardo González a la cabeza. En realidad, Velado y González presentan más características en común de las que ellos quisieran. Ambos son los máximos dirigentes de sus partidos, ambos aspiran a la reelección, ambos se quedaron sin contrincantes y ambos cuentan con apoyos internos, pero disponen de poca simpatía ciudadana. La diferencia es que González cuenta con el respaldo de todas las estructuras internas, lo que no debe extrañar a nadie.

Las divisiones partidarias siempre florecen después de la pérdida del poder, nunca cuando se detenta, y eso lo sabe muy bien Arena. En el mundillo de la política se dice que la principal razón de que González y compañía no tengan contrincantes y cuenten con el apoyo masivo del partido es su gestión en el gane de dos elecciones presidenciales consecutivas. Pero el argumento es blando si se toma en cuenta el pírrico triunfo en la pasada elección presidencial y que en los últimos comicios legislativos y municipales, de acuerdo a los resultados, más bien tendría que hablarse de pérdidas para el partido de izquierda.

En todo caso, ¿serán convenientes para las aspiraciones electorales de ambos partidos los caminos que han tomado? La respuesta se comenzará a saber en 2018, y de forma definitiva en 2019. La cuestión de fondo es que en América Latina en general y en El Salvador en particular no se ha cultivado la democracia al interior de los partidos políticos. Las elecciones internas del FMLN en 2003 y de Arena en 2008 no dejaron buen sabor de boca en sus dirigentes. Además, los numerosos cuestionamientos que dichos procesos generaron les ocasionaron disputas domésticas. Las elecciones internas deben realizarse, más que para cumplir con una disposición legal que brotó de un agente externo, por convicción y espíritu democráticos. Como sea, mal que bien, el camino hacia la democratización interna de los partidos ha comenzado. Lo que está a la vista es, quizá, expresión de las normales resistencias luego de tantos años de verticalismo e imposición de las cúpulas.

Lo más visitado
2
Anónimo
06/11/2015
20:06 pm
¿Pérdida de la Democracia? Tal cual sugiere el escrito, no la han conocido jamás. Tienen miedo de si mismos. Y hay razón: Muchos quieren el puesto que no les corresponde!
0 3 0
Anónimo
06/11/2015
15:56 pm
Los partidos como instumentos se desgastan. La señal del desgaste es la pérdida de democracia. Las estructuras internas agotadas por el fragor del combate optan la simplicidad. La unidad alrededor de una dirigencia.Eso se paga caro en pobreza de ideas y el instrumento se vuelve obtuso e inefectivo. En cuestiones de democracia nadie se puede dar el lujo de cansarse.
0 3 0