Feria de encuestas

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Editorial UCA
08/11/2013

La sociedad salvadoreña exige cada vez más seriedad y responsabilidad a los candidatos a elección popular, y convalida menos las campañas sucias. Las voces que se han pronunciado por la conveniencia de un debate entre los candidatos presidenciales apuntan precisamente en la dirección de analizar si las propuestas que estos formulan son serias y realizables. Por otra parte, en este tiempo, no hay proceso electoral que no venga acompañado de una feria de encuestas. Mientras más nos acercamos a la fecha de la elección, más aumenta el número de encuestas que se hacen públicas. Al igual que a los candidatos, a las casas encuestadoras se les debe exigir seriedad, profesionalismo y honestidad. La encuesta es una herramienta científica que, con métodos estadísticos y a partir de una muestra, intenta conocer las percepciones y opiniones de la población.

Sin embargo, en El Salvador se confunde la naturaleza de la encuesta. En primer lugar, hay que recordar que esta pretende recolectar la palabra de la gente para dar luz sobre su comportamiento político-electoral y con ello generar una conciencia crítica entre la ciudadanía. Pero cada vez con más frecuencia se usa esta herramienta para intentar incidir en la decisión electoral de la gente. Por eso, y en segundo lugar, ninguna de ellas debería pretender anticipar o vaticinar resultados electorales; las encuestas serias no dan predicciones. Para explicarlo gráficamente, un sondeo de opinión es como una fotografía en un momento específico del tiempo, y no es posible asegurar que esa imagen registrada se mantendrá inalterada hasta un día determinado; para el caso, la fecha de la elección presidencial.

En El Salvador, ante la proliferación de toda clase de encuestas político-electorales, es fundamental que se sometan a debate y a discusión pública las prácticas y métodos que utilizan las diversas casas encuestadoras para recoger y analizar la información que divulgan. Los especialistas en estas herramientas dicen que está claro que algunos factores (por ejemplo, el diseño de la muestra, la forma en que se elige a los encuestados, el momento en que se hace el sondeo y la redacción del cuestionario) influyen en los resultados recabados. Por lo general, la divulgación de las encuestas que contratan los partidos políticos o los grupos que les son afines persigue inclinar la balanza de las simpatías ciudadanas a su favor. Es decir, las encuestas de los partidos que se hacen públicas no pretenden saber lo que piensa la población, sino incidir en ella.

Hasta el momento, las entidades responsables de las encuestas por encargo se limitan a publicar una ficha técnica muy escueta. Y casi nunca dan a conocer los cuestionarios que utilizan, quiénes pagan los sondeos y si hay condicionamientos que les imponen sus clientes. Son pocas las que publican, en informes detallados, el diseño de la muestra, el método que utilizan para seleccionar a los encuestados o, más importante aún, el procedimiento empleado para tabular y analizar la información. La ciudadanía debe estar atenta a que cada encuesta detalle con claridad esta información. Si esta no se hace pública, habrá razones de peso para al menos desconfiar de sus resultados.

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Anónimo
14/11/2013
14:47 pm
Y la UCA cuando va a realizar su encuesta sobre preferencias electorales, necesitamos objetividad academica y la UCA tiene dicho estandar de medicion
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Anónimo
08/11/2013
18:20 pm
Se ha desatado un verdadero vendaval de encuestas de poca credibilidad. Lo que buscan es engañar al votante y catapultar a los partidos patrocinadores. Tal es las encuestas del Diario de Hoy y LPG y otras. Para mi las que parecen serias e independientes, son las de CID GALUP y las de la U. Tecnológica. Las encuestas deben ser instrumentos de medición de la opinión del electorado para que los contendientes en la campaña electoral corrijan el producto que le están vendiendo a los votantes.
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