Hora de hablar sobre la desigualdad

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Editorial UCA
08/04/2016

Antes era pecado hablar de la pobreza. Ahora parece que todo mundo está de acuerdo en que es un problema estructural del país que debe resolverse. Sin embargo, en lo que respecta a la desigualdad, la cosa cambia radicalmente. Para la gran empresa, la desigualdad es un invento para crear conflictos. Con la misma fuerza que antes se negó la realidad de la pobreza, ahora se quiere invisibilizar la desigualdad. Pero hablar de ella no es una moda. Como se sabe, América Latina es la región más desigual del mundo. Hace pocos años se pronosticó que para 2020 el 1% de la población tendría más riqueza acumulada que el 99% restante. Lamentablemente, el vaticinio se cumplió antes, en 2016.

En nuestro subcontinente, 32 personas (entre las que hay salvadoreños) poseen tanta riqueza como la mitad más pobre del resto de latinoamericanos. En promedio, uno solo de estos multimillonarios tiene más de 4,800 veces el ingreso del 20% más pobre de América Latina. En El Salvador, la desigualdad ha devenido en una especie de cultura. Nos parece normal la existencia de dos sistemas educativos, tres sistemas de salud, dos sistemas de seguridad y una escala de salario mínimo que divide a la población en estamentos. Salud y educación de calidad solo las tienen quienes pueden pagarlas. Los demás, la gran mayoría, deben acudir a los sistemas públicos, deficientes y desatendidos. En El Salvador, la desigualdad está institucionalizada y legalizada.

De la pobreza se puede hablar sin referirla a nada. En la década de los setenta, el Banco Mundial, primero, y la Comisión Económica para América Latina (Cepal), después, la definieron en base a parámetros, no como resultado de una realidad injusta. Así, la pobreza se despolitizó y se desconflictuó. Se dejó de preguntar por sus causas y comenzó el discurso de luchar contra la pobreza sin hacer referencia a ellas. La desigualdad, en cambio, es algo relacional y dinámico. Hablar de la desigualdad es hablar de la otra cara de la pobreza. Si se dice que el gran problema del país es la pobreza, la solución lógica es generar riqueza, y en eso están de acuerdo hasta los más ricos. Pero si se señala a la desigualdad, la solución va más allá de la generación de riqueza y exige también la redistribución del ingreso, cosa a la que no están dispuestos los que más dinero acumulan.

Lo que genera conflicto y violencia no es el discurso sobre la desigualdad, sino su realidad. No es casualidad que 41 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo (entre las que está San Salvador) se encuentren en América Latina. Y aunque no se quiera hacer por ética o solidaridad, es necesario enfrentar la desigualdad por razones económicas. Un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional revela que el crecimiento económico de un país aumenta si crece el porcentaje del ingreso total que se llevan los pobres y la clase media. La desigualdad no es algo natural, no es parte de la identidad de América Latina.

Hay tres tipos de políticas públicas que presentan más potencial para disminuir la desigualdad. En primer lugar, las fiscales. Una política fiscal progresiva es una gran herramienta para reducir la desigualdad. En segundo lugar, la orientación del gasto público en pensiones, salud y educación ha demostrado un enorme potencial para avanzar hacia una mayor equidad. Y en tercer lugar, las políticas laborales que promuevan el trabajo digno, su formalización y un salario justo, son de estratégica importancia para frenar la desigualdad. Es tiempo de trabajar por la reducción de esta hiriente realidad, que en gran medida está a la base de la violencia que sufrimos.

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Anónimo
25/04/2016
18:24 pm
\"Ahora parece que todo mundo está de acuerdo en que es un problema estructural del país que debe resolverse.\", una frase muy audaz pues a pesar de que el análisis sobre como la pobreza es un problema estructural es correcto, afirmar que esto es de conocimiento general entre los estudiosos de la materia es una falacia, muchas de las opiniones y recomendaciones sobre la pobreza son aún conservadoras y resisten en la teoría del rebalse y otras teorías fallidas, esa es una realidad.
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Anónimo
10/04/2016
14:28 pm
La desigualdad? No es lo mismo 6 pan francés por 1 Colon .Que por un $1.00. No es lo mismo ganar $500.00 al mes ,que $6.000 por eso tiene haber igualdad bajar el consumo del producto diario.
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Anónimo
08/04/2016
22:13 pm
Y lo peor de todo, es que nos están vendiendo trayendo alimentos transgénicos, el desempleo aún es grande con tres, cuatro o cinco personas dependientes del único que trabaja. El empleo sigue sin levantar sus bajos niveles y a los ancianos no nos atienden nuestro problemas de salud, ni se nos alimenta bien. Y los que perdimos nuestra pensión nos morimos de hambre. Aún hay mucho por cambiar.
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