Mal inicio

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Editorial UCA
06/10/2017

Desde hace meses, la derecha política y empresarial habla de la posibilidad de un fraude “técnico” en los próximos comicios. Así lo dijo Aliados por la Democracia en abril de este año, aduciendo que la falta de financiamiento puede impedir la capacitación adecuada de los miembros de las Juntas Receptoras de Votos. En el mismo sentido se pronunció en julio la Cámara de Comercio. En septiembre, Arena se negó a apoyar la nacionalización de extranjeros porque eso, a su juicio, permitiría el fraude. Por su lado, Fusades y Funde señalaron el mismo peligro por las inconsistencias y falta de depuración del padrón electoral.

Combustible para este discurso han sido las palabras del Presidente del Tribunal Supremo Electoral al convocar formalmente a las elecciones municipales y legislativas del 4 de marzo del próximo año. Lo dicho por Julio Olivo no fue compartido por algunos de sus colegas magistrados ni por los actores políticos de la oposición, sobre todo de Arena, pero sí por el FMLN. El punto de la discordia en su alocución fueron los señalamientos que formuló contra la Sala de lo Constitucional, a la que dedicó casi la mitad de sus palabras. Evidentemente, arremeter contra una instancia apoyada por un extremo de los actores políticos y adversada por el otro era la mejor manera de obtener reacciones divididas y crear polémica. Independientemente de la validez de los señalamientos contra la Sala, no fue oportuno, menos aún atinado, verterlos en convocatoria a elecciones en cadena nacional.

Sin duda, al Presidente del Tribunal le hace falta sensatez. La autoridad que detenta debe usarla para generar confianza, sobre todo después de los serios cuestionamientos y problemas de las últimas elecciones. El principal empeño del Tribunal debe ser mostrar con hechos que es capaz de administrar con profesionalismo, imparcialidad y transparencia la voluntad popular expresada en el voto. Olivo debió centrarse en cómo realizarán su trabajo, cómo solventarán las deficiencias, en lugar de hilar un discurso incendiario y fuera de tono. El banderillazo oficial del proceso electoral merecía más altura y sentido común; lo que hizo el titular del organismo electoral fue soplar brasas.

Por su parte, la oposición debe entender que, en una coyuntura en la que un gran porcentaje de la población dice no saber si votará, ventilar cada sospecha de un hipotético fraude en los altoparlantes de los grandes medios de comunicación a su servicio no abona en nada a un sano ambiente electoral. La estrategia de anunciar sistemáticamente un fraude puede ser signo de que Arena no aceptará un resultado que no le sea favorable, pese a que diversas encuestas muestran que el rechazo ciudadano no solo es para el partido en el Gobierno, sino también para la oposición. Es este, pues, un muy mal inicio.

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Anónimo
06/10/2017
15:26 pm
El anuncio de fraude lo vienen vociferando al unísono la derecha mediática y política con el objeto de que si su partido pierde, ya tienen motivos para alegar que esa transgresión ha sido la culpable del fracaso de su ente político. Por otra parte, muchos piensas que debiera ser el partido de la izquierda el preocupado por un supuesto fraude, ya que dentro del TSE la mayoría de magistrados tienen una tendencia al principal partido de oposición al gobierno. Lo que me extraña es que el TSE no haga ningún comentario de rechazo a quienes acusan a la institución de preparar un fraude en favor del partido del gobierno. Simplemente escuchan a los acusadores e ignoran las demandas, como que si estuvieran de acuerdo con las mismas. Con la destitución del Magistrado Ulises Rivas por intervención de la Sala, la correlación dentro del TSE, quedó en favor de la derecha, a pesar de la Constitución no prohíbe acceder a un cargo por haber pertenecido a un partido político.
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