Nociva cultura de evasión fiscal

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Editorial UCA
08/08/2016

El descanso de las vacaciones de agosto debiera servirnos para reanudar los esfuerzos para enfrentar con lucidez y decisión los graves problemas del país. Como se sabe, el Gobierno no tiene liquidez para solventar sus compromisos económicos. La situación es tan crítica que ni siquiera se tiene el dinero pagar los salarios del sector público hasta fin de año. A excepción de la ANEP y de las instancias que representan sus intereses en el mundo de la política y de la academia, cada vez más sectores coinciden en que se necesita incrementar la recaudación fiscal. Por supuesto, el uso racional de los recursos y la reducción de todo gasto superfluo son tareas urgentes, pero el principal problema a resolver para que el país salga adelante es del todo claro.

El Fondo Monetario Internacional ya recomendó aumentar la carga tributaria y un estudio reciente de la Cepal y de Oxfam llama a que las personas más ricas y las empresas paguen los impuestos que les corresponden. Según dicho estudio, en El Salvador, los más ricos tributan menos del 5% de sus ingresos, mientras que el mayor aporte al fisco proviene del descuento de la renta a los trabajadores. Por ello se considera necesario que también se grave el capital. Además, que en El Salvador se dejan de captar unos 1,500 millones de dólares al año es una afirmación del informe económico de la UCA que a algunos no gusta, pero que hasta el momento nadie ha refutado. Al contrario, la afirmación la refuerza el estudio de la Cepal y de Oxfam, que señala que la salida de dinero salvadoreño hacia paraísos fiscales se ha multiplicado 18 veces en los últimos 15 años.

La evasión y elusión, como la violencia, la corrupción y el machismo, se han convertido en una especie de cultura en la que están inmersos no solo los que más tienen. A este respecto, aunque sea impopular decirlo, resulta llamativa la evasión de los profesionales independientes que brindan servicios a la ciudadanía. Entre psicólogos, médicos e instructores de arte o deportivos, por ejemplo, está extendida la práctica de no emitir factura por los servicios que ofrecen, así como común es que en las gasolineras se le pregunte al consumidor si desea factura, a pesar de que es obligación darla. Cada vez que un profesional brinda un servicio y no entrega el correspondiente comprobante acreditado por el Ministerio de Hacienda, y cada vez que quien recibe el servicio acepta pasivamente un simple recibo, se actúa en contra del interés nacional. Ciertamente, la clase media ha visto reducido su poder adquisitivo en los últimos años, pero para sacar a El Salvador de la situación en la que se encuentra, todos, sin excepción alguna, debemos colaborar activamente. Los cambios culturales son los más difíciles y lentos de realizar, pero el paso hacia una cultura de responsabilidad fiscal a todo nivel no puede postergarse más.

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Anónimo
15/08/2016
13:33 pm
Es interesante leer este editorial, y como el compromiso es un llamado para todos los ciudadanos en general, yo leía algo que decia entre mas desarrollado es un país menos corruptible es, es decir que nuestro pais es subdesarrollado pero creo que todos queremos que esto cambie, y eso se hara desde cada uno de nosotros el rol ciudadano es competencia de cada uno, todos desde nuestro entorno debemos hacer lo correcto. Pedir factura, exigir cuentas al estado, hacer buen uso de los servicios públicos entre otros. El país cambiara si nosotros cambiamos. amamemos nuestro país y veamoslo como nuestro hogar, que hacemos lo imposible porque todo este bien.
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Anónimo
09/08/2016
07:28 am
Hace 5 años hubiese estado en total acuerdo. Pero, en la medida que esas prácticas culturales obsenas y nocivas empeoran en el malgasto y derroche de los impuestos por la clase política salvadoreña, la evasión de la gran empresa y su impunidad y dónde los impuestos se aplican solo a la clase media y pobre.... ahora, yo relativizo eso. Quizás no es evadir, es defenderse del robo estatal, de la viveza de los grandes evasores. Nada es justificable en un país normal, pero en El Salvador que no es normal, que es un país practicamente el reinado de la impunidad de quienes más tienen.... lo otro es hasta una forma de desobediencia.
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