Primero circularon masivamente los videos de fiestas carcelarias, que fueron utilizados por Arena y sus adláteres para levantar, por enésima vez, el dedo acusador contra el FMLN. Recientemente se hizo público el video de una conversación entre dos líderes del partido Arena y cabecillas de las principales pandillas. Esto le dio la oportunidad al partido de gobierno de devolverle el favor a sus opositores. En ambos casos, el común denominador son las maras. Sin embargo, el escándalo mediático y el ansia de sacar raja política del asunto las ha dejado en una esquina. Este espectáculo parece dar la razón a quienes afirman que detrás de las pandillas hay actores que promueven la violencia para sus intereses particulares.
Mientras funcionarios del Gobierno, sobre todo de las carteras de Defensa y de Justicia y Seguridad Pública, se empeñan en negar su participación en la tregua entre pandillas del año 2011, la población hace ratos que hizo su juicio sobre el asunto. Nadie con buen criterio se traga que el Ejecutivo solo fue facilitador, no parte activa del asunto. Por su lado, Arena negó vehementemente a lo largo de buen tiempo su participación en el desvío de fondos de Taiwán. Sin embargo, después de la muerte de Francisco Flores, reconoció, como si nada, que una parte de los fondos fue a parar a las cuentas del partido. Con la misma energía, Arena ha sido, hasta hace poco, crítico acérrimo de la tregua. La bandera de la campaña del Norman Quijano candidato a la presidencia fue acusar al FMLN de haber pactado con criminales. ¿Quién no recuerda a Quijano diciendo, entre sollozos, “haré lo que tenga que hacer”?
Sin embargo, la difusión de videos hizo que Arena abortara abruptamente su campaña en contra del FMLN. Primero, el de una fiesta semejante a las denunciadas recientemente; una fiesta en un penal, realizada mucho antes de la tregua, en tiempos de gobierno de Arena. Después, el video ya mencionado, en el que Ernesto Muyshondt les consulta y da explicaciones a los cabecillas de las pandillas sobre temas de seguridad. Estos videos le han quitado a Arena toda autoridad moral para condenar al anterior Gobierno de pactar con las pandillas. Las contradicciones internas del partido de derecha han vuelto a relucir en este caso. Y como antes, como sucedió con Flores, se buscan chivos expiatorios. Decir que no incurrieron en ningún crimen y que no hicieron nada reñido con la ley no los absuelve ¿Y si hubieran ganado la elección presidencial? ¿Habrían implementado los compromisos que adquirieron con las pandillas? ¿Facundo Guardado sería hoy ministro de Justicia y Seguridad Pública si los pandilleros le hubieran dado el visto bueno?
El escenario de polarización política beneficia a las pandillas. Siendo protagonistas de estos últimos sucesos, apenas se les menciona en las discusiones. Con ello demuestran más inteligencia y sagacidad que los dos partidos mayoritarios, eternamente enfrentados por sus intereses sectarios. No hay que darse golpe de pecho, entonces, por que los salvadoreños asocien la política a suciedad, mentira, corrupción, egoísmo. Definitivamente, cada vez es más claro que el país merece y necesita una nueva clase política, otra manera de hacer y entender la política. Merece y necesita un ejercicio de la cuestión pública como plataforma de servicio, no como medio para servir a intereses mezquinos y electoreros.