La campaña para las elecciones generales de 2024 comenzó el 15 de septiembre del año pasado cuando Nayib Bukele anunció su intención de reelegirse, en abierto desafío a lo estipulado por la Constitución. En El Salvador, 2023 será, pues, un año electoral. A lo largo de los próximos meses y hasta febrero de 2024, sobrevendrá una avalancha de propaganda y publicidad que multiplicarán las mentiras y las medias verdades.
Hasta el momento, la propaganda le ha dado buenos resultados a la administración de Bukele. Por ejemplo, mucha gente cree que el país tendrá pronto o tiene ya un satélite en el espacio, y que cuenta con el mejor sistema de salud de la región. Como parte de la estrategia oficial, se presentó como una reforma integral de pensiones a una ley que no cambia el sistema de ahorro privado y que le da vía libre al Gobierno para usar sin límite los fondos de los cotizantes, y se habla de la adopción del bitcóin como un éxito, aunque la realidad diga lo contrario.
El gigantesco aparato gubernamental de comunicación y propaganda no busca más que galvanizar el apoyo ciudadano en torno a Bukele y garantizarle el voto para 2024. Con ese objetivo, se implementan dos estrategias. Por un lado, se reproduce por todos los medios posibles un discurso positivo sobre el presidente, ocultando fallos y falseando la realidad. Por otro, se desacredita, insulta y persigue a quienes disienten y desenmascaran la mentira oficial.
Según una investigación de la agencia Reuters, el Gobierno, además de contar con medios en radio, televisión y prensa escrita, ha creado 1,500 canales de YouTube, 1,000 páginas de Facebook y diversas granjas de troles dedicados a propalar pseudonoticias que alaban al mandatario y su gestión, y a atacar a la oposición. De acuerdo a Reuters, los grupos de troles funcionan bajo las órdenes directas de ministros de Estado y en locales gubernamentales. Por otra parte, un informe del Departamento de Estado concluye que la estrategia de Bukele es “inundar a El Salvador con propaganda, demonizar a las instituciones encargadas de desacreditar esa propaganda, dominar las narrativas públicas y reprimir la disidencia”.
Y ese ofensiva no cesa. Especialistas que dan seguimiento a las redes sociales en el país encontraron que solo en un día de este mes que recién inicia fueron publicados en YouTube 188 videos propagandísticos ligados al oficialismo. Casi el 90% de esos videos son del presidente o hablan bien de él; en el restante 10% se ataca a la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y a un periodista reconocido por su capacidad de análisis y objetividad. En definitiva, todo lo que diga o haga el Gobierno en 2023 estará en función electoral; por tanto, solo hará lo que le dé más votos, no lo que sea mejor para el país.