Privados de libertad

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Editorial UCA
16/07/2024

Periódicamente se publican informes sobre la situación de los privados de libertad. Aislados, hacinados, maltratados, cuando salen de la cárcel mantienen narrativas que estremecen la conciencia. Las denuncias de muertes en prisión por abandono o irresponsabilidad se repiten con insistencia desde que el régimen de excepción dio puerta libre a las detenciones masivas y, por lo general, arbitrarias. Niños huérfanos y abandonados sin tutela paterna, incluso muertos en la cárcel, son fruto de esas detenciones masivas. La prohibición de la visita familiar y del abogado, el pago de alimentos para que los familiares presos no se mueran de hambre muestran un escenario de abuso. Y los ataques orquestados a cualquiera que defienda a los privados de libertad o diga que hay detenciones arbitrarias señalan un serio desprecio al Estado de derecho. Por todo ello, es necesario recordar no solo que los presos son personas, no animales, como en ocasiones han dicho algunos funcionarios, sino también que existen tratados firmados y ratificados por El Salvador que obligan al Estado y a los Gobiernos de turno. La Convención Americana sobre Derechos Humanos es uno de esos tratados.

La Convención garantiza el derecho a la integridad física, psíquica y moral. Someter al hambre a las personas que están bajo tutela del Estado, no brindarles atención médica, maltratarlas físicamente es una clara violación de derechos. Aunque todo ellos fueran criminales —y como se sabe, muchos no lo son—, el Estado no puede someterlos “a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. El Estado no puede añadir más penas o castigos a lo impuesto por los jueces. El Salvador se ha comprometido con su firma a que “los procesados deben estar separados de los condenados”, porque los primeros gozan de presunción de inocencia. Eso no se ha cumplido prácticamente nunca. Es vergonzoso que las instituciones estatales encargadas de velar por las obligaciones internacionales contraídas en el campo de los derechos humanos, desde los jueces a las procuradurías, guarden un silencio cómplice con el abuso y el incumplimiento de normas con valor de ley.

Tanto la ONU como la OEA, dos instituciones clave a las que pertenece El Salvador, han elaborado normas mínimas de trato decente a los privados de libertad. Las de la ONU suelen ser mencionadas como la “Reglas Nelson Mandela”, en honor al luchador sudafricano contra el racismo. Y en ellas se insiste en que los reclusos deben estar autorizados “a comunicarse periódicamente, bajo la debida vigilancia, con sus familiares y amigos”. La OEA tiene sus Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de la Libertad en las Américas. En esta normativa se repite como buena práctica y exigencia el derecho a las visitas periódicas de familiares, representantes legales y otras personas, “especialmente con sus padres, hijos e hijas, y con sus respectivas parejas”. En contraste con eso, el sistema carcelario salvadoreño ha optado incluso por no informar del paradero de los detenidos a sus familiares. Con un sistema de justicia amañado y en descomposición, dispuesto a juzgar a grandes masas de acusados sin dar garantía de ningún tipo, los jueces carecen de una perspectiva real de justicia y equidad. El fin del régimen de excepción posibilitaría el retorno a una cierta independencia judicial y a la posibilidad de evolucionar a un diálogo más fructífero en el campo de los derechos humanos.

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Copérnico2002
22/07/2024
11:49 am
Respeto y admiro el optimismo de Adalberto2. Efectivamente, es posible que este nefasto régimen termine algún día, pero dejará enfermas y degeneradas todas las esferas de la vida nacional. Su herencia de corrupción, injusticia, maldad y violencia desmedidas persistirán y contaminarán por lustros a gobiernos y estados futuros de El Salvador, así como a la sociedad misma. Aparte de ello, el poder absoluto que muchos electores le entregaron a NB/NI en las pasadas elecciones, garantiza al partido gobernante y a sus leales la potestad de hacer reformas satánicas a la constitución. Reformas que harán irrelevantes los procesos electorales para perpetuarse en el poder. Así, ante el silencio e inacción hipócritas y cómplices de la comunidad internacional, esas reformas permitirán que este régimen de muerte e injusticia continúe al menos un par de décadas. Dios quiera que me equivoque, pero es tan obvio que algo similar a lo descrito es lo que nos viene... Dios se apiade del pobre pulgarcito!!
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Adalberto239845884
17/07/2024
04:17 am
Cuando toda esta pesadilla de desgobierno acabe –que seguramente acabará un día- me pregunto si quienquiera que asuma el relevo resistirá la comprensible tentación de perseguir y castigar a los responsables de tanta crueldad y desprecio. Me imagino una Fiscalía comprometida, acompañada de una Policía consciente, arrepentidas ambas de no haber tenido el coraje necesario para frenar los desmanes oportunamente; de un Ejército en contrición re-asumiendo su rol no deliberante en la política nacional; un Órgano Judicial todavía más sonrosado de vergüenza por su acomodaticia culpa –dolo más bien- así como un gremio de abogados providencialmente asaltados por un sentimiento de dignidad profunda a todas luces ausente en estos aciagos momentos y como colofón, aupados todos por una ciudadanía menos silvestre, capaz de interpretar la realidad vivida en su real y abominable desnudez y reconocedora del craso yerro con que ella misma nos metió en eso. Eso me pregunto hoy
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