Propuestas de oropel

El 23 de junio se realizará el Encuentro Nacional de la Empresa Privada (más conocido por sus siglas, Enade), probablemente el evento anual más importante de los grandes empresarios. Con mucho despliegue se ha anunciado que una de las propuestas principales será la implementación de las Zonas de Generación de Empleo y Desarrollo Económico, conocidas como "zedes". De acuerdo a los voceros de la ANEP, el modelo de las zedes permitirá ofrecer un clima de inversión apropiado para hacer negocios en determinadas regiones geográficas salvadoreñas. Por supuesto, en un país en el que la mitad de la población no tiene un empleo formal y estable, cualquier propuesta de generación de plazas de trabajo suena atractiva y tentadora. Pero más allá de escuchar de boca de los empresarios las bondades de la idea, la sociedad salvadoreña debe conocer bien de qué se trata.

La ANEP ha anunciado como panelistas estelares al presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, y al catedrático de la Universidad de Stanford Paul Romer. Con estos dos invitados, dice, se asegura un abordaje de la cuestión tanto práctico como académico. Al respecto, lo primero que hay que señalar es que esta visita del mandatario hondureño contrasta con su negativa a asistir a la toma de posesión de Salvador Sánchez Cerén. Sin embargo, esto no debe extrañar del todo: Hernández representa la continuidad con el Gobierno de Roberto Micheletti, invitado de la ANEP después de haber perpetrado el último golpe de Estado de América Latina. Por otra parte, es difícil entender de qué experiencia exitosa podría hablar el Presidente hondureño, pues todavía no se ha implementado ninguna Ciudad Modelo en su país. De acuerdo a sus declaraciones, la que está en construcción estará lista para operar dentro de dos años.

El otro invitado especial, Paul Romer, es el mismo que, según diversos medios de comunicación, le propuso a Honduras entregar un pedazo de su territorio para que lo administren instancias extranjeras, creando así una ciudad autónoma, con su propia legislación. Para el caso hondureño, Romer propuso una concesión para un área de aproximadamente mil kilómetros cuadrados. El académico es, pues, el promotor de las Ciudades Modelo (Charter Cities, en inglés), basadas en los ejemplos de Hong Kong y Singapur, gigantes del crecimiento en el continente asiático. De acuerdo a Romer, el atraso de países como El Salvador tiene que ver con la vigencia de "malas leyes" que impiden y estorban las inversiones y estancan las iniciativas. Por eso, para alcanzar el desarrollo, es necesario acabar o sortear esas malas leyes. De ahí que en su propuesta de Ciudades Modelo o zedes, estas tienen su propia legislación, con normas orientadas al comercio, las finanzas y los negocios.

Las zedes serían zonas del tamaño de una ciudad administradas, mediante concesión del Estado, por una coalición de naciones o de corporaciones transnacionales; la concesión sería por cien años o más. En otras palabras, las zedes serían minúsculos Estados dentro del Estado, grandes áreas "liberadas" dentro del territorio nacional. En Honduras, los diputados tuvieron que reformar la legislación para hacer viables las Ciudades Modelo y acomodar el marco jurídico en beneficio de las corporaciones y países que quieran invertir en ellas. Para Romer, lo ideal es que una Ciudad Modelo se construya desde cero, en un territorio deshabitado, con normas que incentiven la inversión y la creatividad, sin imposiciones del Gobierno y dando a cada persona la libertad de ofrecer y desarrollar su talento en un ambiente de plena libertad para el capital y según normativas transnacionalizadas.

Para tener una idea de lo que pueden significar las zedes o Ciudades Modelo, fijémonos en su antecedente más inmediato: las zonas francas. Estas, por lo general, son auténticos paraísos fiscales. Las políticas y decisiones de las empresas que operan en ellas, las maquilas, suelen pasar por encima del Código de Trabajo. En las zonas francas se despide a la gente de forma arbitraria, como ha sido reiteradamente denunciado en el país. Terminar con las "malas leyes", como propone Romer, puede suponer acabar con toda la legislación que protege los derechos de los trabajadores, con la que defiende los recursos naturales y protege la propiedad de costas y mares de la codicia de extranjeros, con la que resguarda territorios y recursos.

Conocer otras experiencias siempre puede ser provechoso, pero proponer para el país las Ciudades Modelo solo puede entenderse viniendo de un sector acostumbrado históricamente a imponer su palabra y sus intereses por sobre cualquier otro. Querer implementar las zedes en El Salvador, con condiciones y características tan distintas a las de los países asiáticos, es estar fuera de la realidad. ¿En qué mundo viven los dirigentes de la ANEP? Bien vista, la propuesta de Ciudades Modelo parece más una práctica de tiempos de los enclaves y de la colonia. Nuestro país está en una condición crítica y necesita de propuestas, sí, pero que sean serias e incluyentes. Tenemos una deuda con la búsqueda de alternativas, cierto, pero debemos idear soluciones cuyo núcleo no sea el interés del capital, sino el bienestar de la población.