Proyectos para la gente

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Editorial UCA
01/03/2013

De todos son conocidos los problemas del transporte público en el país. La demanda de la población de un sistema de transporte de calidad y seguro está sustentada en multitud de razones, y debe tener una pronta respuesta. El transporte público es usado por la mayoría de trabajadores, estudiantes, amas de casa, adultos mayores, cuyo nivel de ingresos no les permite adquirir ni mantener un vehículo propio. Los usuarios del servicio suman a diario millones y proceden de los estratos de menor ingreso de nuestra sociedad. En este sentido, mejorar el transporte público es un acto de justicia social.

Hasta este momento, han salido a la luz dos iniciativas gubernamentales que podrían resolver el problema y satisfacer la demanda de la población. La primera es el Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador, más conocido por sus siglas Sitrams, que a pesar de las trabas que han puesto los alcaldes de Soyapango y San Salvador, ya está en marcha. La segunda, más reciente y aún en fase de estudio de viabilidad técnica y financiera, es el proyecto de reactivación del tren entre Nejapa y San Martín, pasando por San Salvador. Ambas propuestas podrían cambiar por completo el estado del transporte público en el área metropolitana y garantizar que, en un futuro no muy lejano, la calidad y la seguridad sean sus características distintivas.

Mejorar el servicio es invertir en la gente. Por muchos años, hemos sido testigos de la falta de inversión en la ciudadanía; en especial, en la que tiene menos oportunidades. Ciertamente, muchos proyectos se han realizado, pero la mayoría no han estado enfocados en los salvadoreños de a pie, los más humildes, los más necesitados. Es una muy buena noticia, pues, que el Gobierno del FMLN haya tomado la iniciativa de llevar adelante estos proyectos tan importantes. Ojalá no se queden en eso, meros proyectos; ojalá se lleven adelante con prontitud y con calidad, pues la ciudadanía lo merece y lo necesita.

El proyecto de reactivación del ferrocarril no será de fácil ejecución. Junto a la línea férrea, y sobre ella en algunos tramos, se han ido instalando desde hace años cerca de 14 mil familias que no tenían a dónde más ir. La mayoría de las viviendas de esos asentamientos —si es que es posible llamar así a las vulnerables champas que se han levantado a lo largo de la vía— carecen de acceso a servicios básicos de agua, electricidad o alcantarillado. Sin embargo, con la debida planificación y gestión de recursos, la reactivación del ferrocarril podría ser también una excelente oportunidad para atender a estas miles de familias y resolver de una vez por todas el problema de una vivienda digna y segura para cerca de 80 mil personas.

Es muy importante tener en cuenta este factor al momento de tomar decisiones sobre la reactivación del ferrocarril. Si de invertir en la gente se trata, no se puede dejar a un lado a las personas que hoy viven en la línea férrea. Sería un grave error y una violación de derechos humanos no reconocer su derecho a una vivienda digna y simplemente expulsarlos para dejar espacio libre para el paso del tren. Eso sería equivalente a desvestir a un santo para vestir a otro.

Si reactivar el tren puede ser de beneficio para una gran parte de la población, no habría que renunciar al proyecto ante la dificultad de enfrentar el problema de los asentamientos precarios. Desde nuestro punto de vista, es esta una oportunidad de llevar a cabo un proyecto de vivienda social a gran escala que beneficie a estos miles de ciudadanos que contribuyen con su trabajo a que El Salvador vaya adelante. En la línea de lo dicho antes, este sería un proyecto para la gente, que contribuiría a la justicia social. Una inversión social tan merecida como la del Sitrams o la de un tren metropolitano. Ojalá estos proyectos sigan adelante y muestren con acciones claras que en El Salvador sí nos importa la gente y sí hay disposición para invertir en ella, especialmente en la que hasta la fecha ha sido la menos favorecida.

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