Romero, mártir de la justicia

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Editorial UCA
15/05/2015

Estamos a una semana de celebrar un acontecimiento trascendental en nuestra historia. El Salvador está siendo noticia en el mundo no por una guerra, ni por un terremoto, ni por los altos niveles de violencia. La beatificación de monseñor Romero ha despertado interés internacional porque es el reconocimiento universal a una persona que puso su vida y su cargo al servicio de los más pobres y sufridos. Pero localmente corremos el peligro de solo fijarnos en el qué celebramos y olvidarnos del porqué. Es muy positivo que casi todos los sectores de la vida nacional se sumen al regocijo de un pueblo que no esperó el reconocimiento oficial para ver en monseñor Romero a un mensajero de Dios. Pero celebrarlo despojándolo de su mensaje, de su contexto histórico y de las causas de su asesinato, desnaturaliza el legado del pastor.

No es que no nos alegremos de que sectores poderosos —como algunos grandes medios de comunicación, empresarios y políticos— que antes confabularon contra el arzobispo, ahora levanten la bandera de la santidad de Romero. El punto es que reconocer con palabras al mártir cerrando los ojos a las razones que lo llevaron al martirio es honrarlo mal. Quienes hoy reconocen a Romero para no desentonar del reconocimiento universal dejan traslucir que sus acciones no son auténticas. Apenas estamos a las puertas del acto oficial de beatificación y ya se ven intentos de manipulación, lo que nos puede dar una idea de lo que vendrá después. Se están escuchando afirmaciones que distorsionan la verdad del obispo mártir hasta llegar a auténticas barbaridades.

Reconocen a monseñor Romero y a renglón seguido lo comparan con personajes como Domingo Monterrosa, responsable de la masacre de más de 800 mujeres, niños y hombres campesinos en El Mozote, y hasta con el que la Comisión de la Verdad y la mayoría del pueblo identifican como el autor intelectual de su asesinato, Roberto D’Aubuisson. Por otra parte, basta con escarbar un poco para darse cuenta de que algunos de los que ahora vitorean la beatificación de Romero pretenden convertirlo en una figura insípida en nombre de la diplomacia, de la reconciliación o de la despolarización de la sociedad. No es justo invocar la reconciliación sin antes pedir perdón por el asesinato de Romero y de tantos otros salvadoreños inocentes. No es honesto ni cristiano prepararse para encender cirios ante la foto de Romero y seguir negando la verdad que él denunció.

Honrar la memoria del arzobispo pasa por reconocer las razones que lo llevaron a la muerte en aquella difícil situación en la que le tocó vivir. Monseñor Romero denunció las injusticias que sufría el pueblo y señaló a quienes las cometían. Exhortó a los ricos a compartir ante la pobreza de la mayoría de la población. Condenó la violencia como mecanismo para resolver los problemas y animó a procurar la justicia social para evitar un derramamiento de sangre. Exigió, en nombre de Dios, desobedecer las órdenes de los jefes castrenses y policiales que mandaban asesinar a gente inocente.

En verdad, monseñor Óscar Romero es para todos. Pero solo puede serlo desde el reconocimiento de su vida, su mensaje y las causas de su martirio. No se puede ocultar que es un mártir por odio a la fe y, por eso, mártir de la justicia; como dijo el papa Francisco, es un mártir por el odio que le granjeó seguir con fidelidad el camino de Jesús, optar clara y decididamente por las víctimas de la violencia y de la injusticia. Y por esa razón es un santo. Ese hecho es el que se reconocerá el sábado 23 de mayo y el que celebrará el pueblo que siempre ha querido y honrado a Óscar Arnulfo Romero.

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Anónimo
22/05/2015
22:02 pm
Celebramos la beatificación de Mons. Romero, mártir de la justicia y la verdad. Defensor de los pobres oprimidos por siempre y torturados durante la guerra civil. Denunció con valentía la ceguera y la insensiblildad de los poderosos. Un hombre honesto cuya conciencia le obligo a desenmascarar la mentira reinante de los medios y ser la voz de los sin voz. Ese es el santo que hoy está siendo beatificado.
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Anónimo
17/05/2015
18:02 pm
Ayer en la ciudad de MX. D.F,se demostrò que Monseñor Romero es universal, en el Museo de la Memoria y tolerancia, se exhibiò el documental de Cielo Abierto, luego de un conversatorio con el director Everardo Gonzalez.
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Anónimo
17/05/2015
07:02 am
Yo me declaro un catolico heterodoxo, admirador de los hombres y mujeres que visten habito religioso y que han hecho realidad el evangelio social de Cristo. Invoco en el día a día el espíritu de Romero, de otros y otras que ofrendaron su vida por la construcción del Reino de Dios aquí en la tierra.
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Anónimo
17/05/2015
00:02 am
Soy Izalqueño de la etnia Nahua-Pipil desde hace muchos años desencantado por el catolicismo , de estudiante vivía las homilias de Romero y reconocia el valor de decir la verdad aún en situaciones extremadamente peligrosas, evidentemente tenia una enorme fe . Vemos en Romero un protector (como pocos) de nosotros los originarios , los campesinos , los desposeídos que dió su vida como el maestro jesús. Su martirio es lo que sus asesinos no midieron por que el seguira junto con nosotros hasta que nuestras comunidades originarias logren el verdadero respeto a nuestro derechos
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Anónimo
15/05/2015
22:02 pm
Al hacer una similitud del estilo de vida pastoral de Monseñor Romero, el contenido e interpretación de los Evangelios nos confirman las características de todo Profeta: Habló en nombre de Dios (con autoridad por ser una persona orante); Se encarnó en su Pueblo(Dios camina con su Pueblo-libro jesuita-; Denunció el pecado social e injusticias(pecados estructurales)de su tiempo-libros proféticos-y; Anunciaba la Esperanza(La Buena Nueva); por eso a pocos días de su muerte se le llamó El Profeta de nuestros tiempos y San Romero de América- Y lo sella con un mensaje de petición imperativo: En nombre de Dios, les pido, les ordeno..\" Muere, resucita y vive - ayer, hoy y siempre, como todos los Profetas Históricos de la salvación y de la humanidad. Aaamen, Aaamen, amen. Si se me ha quedado alguna característica me corrigen por favor. Si autorizaran incluirlo en una nueva versión de la Biblia, cual seria su clasificación: En los mayores, menores o los llamados...
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Anónimo
15/05/2015
21:02 pm
El pueblo tiene la tarea de seguir difundiendo con honradez el contexto en el que se Santificó Monseñor Romero. Los pecados que denunció Monseñor, los sigue cometiendo recurrentemente la derecha política y religiosa; para muchos religiosos la beatificación de Romero sigue siendo una piedra en sus zapatos.
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Anónimo
15/05/2015
18:01 pm
Estoy de acuerdo con este comentario, Si Mons. murió por amor a la Fe, por defender a los pobres, por decir la verdad. No podemos despojarlo de éste contexto. Fue el Hombre-Obispo que lucho por la vida. Él hará que los corazones reconozcan su pecado y pidan perdón.Que no se niegue la verdad y el motivo por lo que él entregó su vida como Jesús.
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Anónimo
15/05/2015
14:58 pm
Al reconocer a monseñor romero como mártir también reconocemos a todas las víctimas inocentes que fueron asesinadas por ese ODIO de algunos militares.
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