San Romero

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Editorial UCA
04/02/2015

Monseñor Romero fue asesinado por odio a la fe. Con esta declaración de la vaticana Congregación de los Santos, aprobada por el papa Francisco este martes recién pasado, se llega al fin de un proceso profundamente esperado y deseado por la gran mayoría de salvadoreños. La alegría se une a la exclamación “¡ya era tiempo!”. Monseñor Romero se entregó, durante unos tiempos de verdadera locura genocida, a anunciar el Evangelio de la paz y la justicia. Sus homilías exigían justicia social y no violencia. Frente a quienes lo acusaban de terrorista por defender a los pobres, monseñor Romero acostumbraba responder: “La única violencia que admite el Evangelio es la que uno se hace a sí mismo. Cuando Cristo se deja matar, esa es la violencia… Es muy fácil matar, sobre todo cuando se tienen armas, pero qué difícil es dejarse matar por amor al pueblo”. Y en otra homilía repetía: “Sepan que hay un violencia muy superior a la de las tanquetas y también a la de las guerrillas. Es la violencia de Cristo que dice: ‘Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen’”. Dejarse matar por amor al pueblo y perdonar a los asesinos son dos ideas que proféticamente nuestro mártir mantuvo a lo largo de aquellos atroces años.

La beatificación o canonización ya próxima, sin duda en 2015, responde a un verdadero clamor latinoamericano, ecuménico y —podemos decir también con alegría— universal. En un mundo aquejado por graves desigualdades, por violencias difíciles de superar, el amor a los pobres, su defensa, y el impulso a invertir en los más necesitados es el único camino que tiene la humanidad para lograr un desarrollo humano legítimo y una paz duradera. La figura de monseñor Romero ha venido agrandándose a lo largo de los años. Los anglicanos colocaron su estatua en la fachada de la abadía de Westminster, en Londres. Las Naciones Unidas proclamaron el 24 de marzo, fecha del asesinato de monseñor Romero, y en su honor, el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas. Su aniversario se celebra en numerosas parroquias en todo el mundo y muchas asociaciones altruistas llevan su nombre. Esperado y deseado durante muchos años, desde que monseñor Rivera abrió el proceso de beatificación en la Arquidiócesis de San Salvador en 1990, el momento al fin ha llegado.

Pastor con olor a oveja, como le podría llamar el papa Francisco, su beatificación no es solo motivo de alegría, sino un estímulo evangélico. Es una clara llamada a vivir con intensidad la palabra del Señor Jesús que insiste en que el amor puede triunfar sobre el odio. Es una comprobación histórica, anclada en nuestra propia realidad actual, que nos dice que la opción por los pobres es parte de la misión evangelizadora cristiana. Y es una prueba más de que el amor logra que la víctima indefensa y pacífica triunfe sobre el verdugo prepotente y armado. En particular, para nuestro atribulado El Salvador, es una llamada urgente a repensar nuestro desarrollo, nuestra situación de desigualdad, nuestro ambiente violento. La beatificación de Romero les recuerda a los ricos de nuestro país que deben ser generosos, sensibles y solidarios con el dolor de los pobres. Les recuerda a las pandillas y a quienes han puesto en el crimen su modo de vida que la violencia no es el camino. Y que construir la hermandad es una tarea de todos, incluso de los que sufren injusticias o de los que las imponen. Y nos dice a todos los cristianos, a todas las Iglesias y por supuesto a la católica que los débiles, las víctimas de la violencia, los que padecen injusticias o cualquier tipo de maltrato son los destinatarios privilegiados y prioritarios de nuestra actividad pastoral y solidaria.

Romero es motivo de orgullo para todos los salvadoreños. Solo nos queda conocerlo más a fondo y reconocerlo como ejemplo de vida, como generador de actitudes solidarias, como testigo de ese amor radical que nace en las fuentes del Padre común de todos los seres humanos, que llega a su plenitud en Jesucristo y que se multiplica en nuestra época amando y sirviendo a los excluidos, a los marginados y a toda persona que sufre. Hoy podemos decir una vez más que monseñor Óscar Romero vive y que continúa el proceso —ya anunciado por él— de resurrección, con energía liberadora y solidaria, en el pueblo salvadoreño.

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Anónimo
11/02/2015
14:43 pm
Invito a los sacerdotes, obispos, diáconos, religiosos y religiosas a trabajar valiente y decididamente para que el pueblo conozca y encarne, ame y defienda el legado, frutos y dones que Dios nos ha dado por medio de San Romero. He escuchado desde un púlpito decir a los feligreses \"Monseñor Romero será beatificado pronto... ustedes infórmense y fórmen su propio criterio\". Ello demuestra un claro desconocimiento de Monseñor Romero; o quizá sea confusión, o falta de convicción en el don y gracia que Dios nos ha otorgado con la vida, obra y martirio profundamente cristianos de Monseñor Romero. Muchos miembros del clero deben adquirir convicción propia de todo ello, para gloria de Dios ¡Ánimo! No tengan miedo de tocar \"fibras sensibles de lobos con piel de oveja\", poderosos y ricos, fuente de ofrendas quizá. Recordemos que nunca ha sido defraudado quien se decide por Jesús y su gracia, cuando se enfrenta a la disyuntiva de decidir entre la Cruz o el poder de este m
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Anónimo
07/02/2015
23:50 pm
un valioso y bendito reconocimiento para quien desde hace mucho se lo había ganado ,,,, bendito San Romero de América ,,, gracias por tu lucha permanente por los sin voz !!! viva El Salvador !!!
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Anónimo
06/02/2015
05:49 am
Hay noticias algunos días que nos ayudan a creer más, sentir mejor y a compartir todo. Un abrazo muy fuerte a todos los salvadoreños de buena voluntad del resto del mundo de buena voluntad
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Anónimo
05/02/2015
23:49 pm
Todos los salvadoreños que sufrimos la guerra sabemos que era una deuda histórica el reconocimiento de la labor de Monseñor. A pesar de todos los que quisieron borrarlo de nuestra historia, Monseñor se convertirá en una razón más para denunciar la injusticia y defender la verdad que tanta falta hace en nuestro país. Ojalá algún día el \"No Matarás\" guíe a nuestro pueblo.
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Anónimo
05/02/2015
19:49 pm
Conoci personalmente a Mons Romero varias veces tuve el privilegio de estrechar su mano, cuando hiba a Catedral a escuchar sus homilias con un lenguaje pastoral y cristiano rotundo, es que no se sentia el tiempo escuchar a ese Ser tan especial. Su voz hacia temblar a los egoistas, envidiosos,avaros etc.Era un obispo guiado por el poder de Dios, lamentablemente su lenguaje pastoral no fue asimilado ni mucho menos digerido por los antes mencionados. Desde la U.S.A. me uno a este regocijo de la Iglesia que el actuar de Mons. Romero sea imitado por todos los que viven en El Salvador, como los que estamos fuera del Pais. y aquellos que rumian odio hacia esta persona tan especial, solo les digo. Dicen que para hablar y comer pescado hay que tener cuidado,, conoci uno por ahi que ofendio tanto a este Obispo, que al final un cancer le salio en la garganta y ahi se acabo el odio, hay que tener mucho cuidado, con las expresiones de rencor pues son maldiciones que se consiguen. .
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Anónimo
05/02/2015
16:26 pm
No le conocí personalmente, pero si escuché sus homilías y con el correr del tiempo determinó mi vida cristiana en el servicio a los pobres y a los mas necesitados. San. Romero ya había sido destinado a ser Santo y Profeta y nuestro pueblo fue elegido por Dios para recibirlo, por eso hay que proclamar la fe que nos infundo en aquellos hermanos que al igual que a Jesucristo no lo reconocieron, sin duda y esto lo digo por que soy testigo del poder de Dios, que monseñor Romero, mediante la fe y por su intercesión ya está intercediendo por cada uno de los que con gran amor y confianza le pedimos un favor y que por estar desde su martirio en presencia del Altísimo su manifestación ya se hace presente entre su pueblo; pidamos a Dios por su intercesión que cese la violencia y que por su reconocimiento como santo y mártir, nuestro país encuentre la verdadera reconciliación y la paz por la que ofrendó su vida, amen.
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Anónimo
05/02/2015
14:50 pm
Por odio a la fe. Que dolor causará esta definición en el alma de aquellos, que llamándose Cristianos católicos celebraron con vino, cuetes y disparos la muerte del pastor. Por odio a la fe. Por odio a la fe. Es el momento del perdón y la justicia.
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Anónimo
05/02/2015
11:49 am
Excelente editorial.. Grande es el amor de nuestro señor y poderosos sus designios así de grande fue el amor de Monseñor por todos nosotros los hijos de dios. Esperamos con júbilo su beatificación y con felicidad su canonización..
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Anónimo
05/02/2015
09:24 am
gracias por su comentarios y me gustaria que lo pusieran en audio y tambien poner homilia de monsenor romero para oir su mensaje y tambien el pueblo y ,la juventud lo oiga su forma de pensar y actuar a la situasion del pais y creo que hoy tenemos mas libretad de escucharlo y ayudaria al pais en su situacion de violencia y gracias a todos los de la ysuca
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Anónimo
05/02/2015
08:40 am
Realmente Monseñor Fue un un enviado de Dios en estos tiempos Dificiles de los 80 dar la Vida por Denunciar las injusticias sociales no hera Facil de hacerlo sin embargo el cumplio su mision al servicio de DIOS era una entrega completa en sus mensajes su palabra y dar su vida es un verdadero Martir.
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Anónimo
04/02/2015
14:33 pm
La historia de monseñor Romero es la historia de una conversión, de un encuentro con Jesus en los más humildes, en los desesperados, en los perseguidos, en los encarcelados y en lis asesinados. Ahí empieza se verdadera conversión y no es una conversión que le lleve a la tranquilidad , a la felicidad tal y como la entendemos habitualmente, a la calma. No le lleva a un camino de dolor, de compasión de calvario. Un calvario que solo culmina cuando muere asesinado,¡Que camino tan duro el que le exige su seguimiento a Jesus,! un sufrimiento como el que siguen padeciendo tantos salvadoreños, tantos centroamericanos, tantos seres humanos. Y que grandeza la suya, que fortaleza para enfrentarse a quienes tienen el poder y lo utilizan contra sus hermanos. Gracias, Romero, gracias Rutilio, gracias a tantos hombres que siguen a Jesus y por el tratan que La Paz y la justicia se extienda por todo el mundo
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