En su discurso de aceptación de la candidatura a la vicepresidencia del país por parte de Arena, René Portillo Cuadra afirmó que este partido era el único que había "acompañado a la sociedad civil por el rescate de la institucionalidad del pueblo". Por su parte, el nuevo candidato en liza a la presidencia, el ex presidente Saca, ha tenido también palabras incluyentes para la sociedad civil, desde una especie de lenguaje de centro-derecha. Y el FMLN, en general, se ha mantenido cerca de determinados sectores altruistas de la sociedad civil, aunque últimamente haya tenido algunos problemas con ellos desde el ejercicio del poder. Arena, en realidad, solo ha considerado como sociedad civil a la empresa privada. El término "sociedad civil", pues, ha sido contemplado y usado desde tan diversas ópticas que es difícil definirlo. ¿Es la sociedad empresarial, sociedad civil? ¿Lo son las Iglesias? El debate sería largo. Y si optamos por una definición amplia, caeremos pronto en la cuenta de que no se debe instrumentalizar el tema, como lo ha hecho el nuevo candidato a la vicepresidencia por Arena. Las organizaciones no gubernamentales que piden justicia para los desaparecidos de la guerra civil o que quieren que se derogue la ley de amnistía, por poner un ejemplo, no se sienten acompañadas por Arena en "el rescate de la institucionalidad del pueblo".
En este sentido, los políticos, insustituibles para la gestión de la democracia, no deben ampararse en el término para hacer propaganda. Al contrario, deben mantener un diálogo abierto con todos los sectores de la sociedad civil, entendida aquí en un sentido amplio como "asociaciones voluntarias de ciudadanos, ya sea centradas en sí mismas, ya puedan considerarse altruistas y cívicas". Precisamente por la apertura de la sociedad civil a una multiplicidad de intereses, se da en ella una diversidad de especialidades que supera con mucho el conocimiento de los políticos en torno a temas de interés nacional. El diálogo es lo conveniente, no el esfuerzo por instrumentalizar diciendo que este u otro candidato viene de la sociedad civil. Lo que nos interesa a los ciudadanos de los políticos no es tanto de dónde vienen, sino a dónde van.
Además, en El Salvador, nos hemos acostumbrado en los últimos años a clasificar como parte de la sociedad civil a toda institución que no pertenece o depende directamente de la esfera política. Y lo cierto es que hay instituciones libres de ciudadanos que han estado de tal manera vinculadas a la política partidista que es difícil diferenciarlas de ella. Aunque en algún momento se han dado divergencias de opinión entre las instituciones de la sociedad civil de tinte empresarial y los políticos, lo cierto es que el maridaje entre partidos gobernantes y oligarquías económicas ha sido tan fuerte en el pasado inmediato que es muy difícil establecer el límite entre política partidaria y sociedad civil vinculada al capital. En contraste, instituciones como esta casa de estudios, nuestra UCA, que ha logrado mantener su independencia a lo largo de ya casi cincuenta años, han sido con frecuencia acusadas de vinculaciones e incluso contubernios con partidos o ideologías políticas. Por supuesto, han hablado así quienes desde el poder se han sentido amenazados en sus planteamientos y políticas antidemocráticas.
Tenemos que superar ya ese tipo de clasificaciones y dialogar más. El ámbito del diálogo debería ampliarse hacia aquellos sectores de la sociedad civil que han mantenido y han cultivado el conocimiento desde el deseo de saber y desde la voluntad de ayudar altruista y empáticamente a esas mayorías del país que sufren limitaciones económicas, sociales y culturales, e incluso injusticias. Ese tipo de diálogo, si se institucionalizara adecuadamente, sería de beneficio para los propios partidos políticos, para su credibilidad, y para el bien común del país. Y sería una mejor manera de preparar las elecciones que con las frases tan sonoras como carentes de contenido con las que se pretende excitar sentimientos populares, al tiempo que se aburre, cuando no desespera, a los sectores más críticos.