Un acontecimiento extraordinario

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Editorial UCA
22/05/2015

El Salvador celebra algo grande. Y aunque en la mayor parte del pueblo haya regocijo por la beatificación de monseñor Romero, probablemente muchos todavía no terminan de dimensionar el significado de este acontecimiento. Lo más grande no es la magna celebración, a la cual, según cálculos de los organizadores, asistirán miles de personas provenientes de todos los rincones del país y del extranjero. Tampoco la participación de jerarcas religiosos y funcionarios de alto nivel de diversos orígenes, ni que El Salvador esté en el foco de la atención mundial. Ni siquiera que la gente más sencilla lo haya proclamado santo mucho antes que la propia Iglesia. Todo ello es más bien consecuencia del brillo único de Óscar Arnulfo Romero. Tan extraordinaria fue la vida de este obispo nacido en Ciudad Barrios que Ignacio Ellacuría, tan lúcido como crítico, afirmó que con él “Dios pasó por El Salvador”. Y monseñor Romero es grande por haberse puesto del lado de los que más sufren y hacerse uno de ellos.

El misterio y la manera de ser de Jesús de Nazaret se comprenden mejor con ejemplos cercanos en el tiempo y el espacio. Que no hay más amor más grande que dar la vida por los amigos o que dichoso es el perseguido por causa de la justicia son palabras del Evangelio que se entienden diáfanamente con monseñor Romero. Por eso ha sido y es fuente inagotable de inspiración para artistas, humanistas, teólogos y para el pueblo sencillo que vive la fe a la luz de su testimonio. Por traslucir el modo de ser de Dios, monseñor ha trascendido fronteras territoriales, religiosas y políticas. Es reconocido como ejemplo porque entregó la vida por los más sufridos de su tiempo, a quienes defendió de las estructuras injustas y de quienes los hacían sufrir.

Monseñor fue un hombre bueno en todo el sentido de la palabra y nos reveló al Dios de la historia en nuestro tiempo. Eso es lo que vamos asimilando poco a poco, así como los discípulos de Jesús tardaron algún tiempo en reconocer que el crucificado era el enviado de Dios. De un país que ha destacado por la violencia, por la expulsión de su gente y por desastres naturales salió una persona extraordinaria, uno de esos obispos que, como decía la defensora incansable de los derechos humanos, María Julia Hernández, “nacen cada 500 años”. La Iglesia ahora hace justicia al que inmediatamente después de su muerte don Pedro Casaldáliga reconoció como san Romero de América. A quien el pueblo adolorido por la muerte vio siempre como su voz y defensor, ahora se le reconoce oficialmente.

Qué bueno que mucha gente se sume a esta fiesta de la justicia. Es un paso tremendamente importante que los que antes confabularon contra él y después lo invisibilizaron ahora comiencen a hablar de él. Pero para comprender bien este acontecimiento que le ha tocado vivir a El Salvador, no se puede desvincular la figura del ahora beato de las circunstancias históricas que le tocó vivir. Queda pendiente en nuestra tierra ser fieles a su legado y esclarecer completamente su vida y su muerte. El Salvador tendrá un santo asesinado por salvadoreños, y eso no debe olvidarse ni dejarse de lado, para que así las nuevas generaciones sepan por vía oficial quiénes fueron los responsables de su martirio y por qué lo asesinaron. Un santo universal sin que en su propio país se reconozca la verdad de su muerte y se le haga justicia será un santo desencarnado de la historia y la realidad a la que respondió. Esta es la materia pendiente en el país. Por ahora, es justo y necesario que nos alegremos de corazón por la vida y el legado extraordinarios de Óscar Arnulfo Romero.

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Anónimo
24/05/2015
14:03 pm
Muy buen comentario. Mientras no se investigue y se determine quienes fueron sus asesinos y a que agenda rspondian, la herida que el pais sufrio con la muerte de Monseñor seguira abierta. A Monseñor, pueblo salvadoreño y a las futuras generaciones se les debe hacer justicia.
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Anónimo
23/05/2015
13:02 pm
pero la justicia social sigue pendiente , lo pobres por los que el hablaba aun estan ahi siguen marginados.
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Anónimo
22/05/2015
20:02 pm
Excelente Editorial!!! Yo sòlo puedo agregar que para los que lo conocimos esto es un regalo enorme de parte de Dios Nuestro Señor!!! Què alegrìa tan grande se siente!!
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Anónimo
22/05/2015
18:02 pm
Dios bendiga nuestro pais, a travez de nuestro santo monseñor Romero. bendito sea.
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