Sánchez Cerén tuvo a su cargo el discurso del acto de juramentación de candidatos a alcaldías y municipalidades en la XXVIII convención del FMLN, realizada el domingo pasado. La parte referida a las próximas elecciones fue normal, dentro de los cánones habituales del discurso político. Pero cuando se dirigió directamente a los militantes del partido, les dio una serie de consejos interesantes. Recomendaciones que no siempre se han tenido en cuenta dentro del partido, ni siquiera por parte de la dirigencia. Y consejos que implican una seria autocrítica, con frecuencia olvidada no solo en el FMLN, sino en el resto de partidos políticos.
Lo primero que destaca en el discurso es la petición a los militantes y al conjunto del partido de abandonar los sectarismos. Desde la llegada al poder, el FMLN ha ido demostrando a la opinión pública que no es un partido sectario, en el grado en que lo quería presentar todo el conjunto de fuerzas políticas de derecha del país en sus masivas y costosas campañas de prensa. Sin embargo, hay que reconocer que dentro del partido muchos militantes practican el sectarismo con el mismo fervor que algunos miembros de sectas religiosas. Sánchez Cerén en su discurso invita a abandonar todo dogmatismo para acercarse al pueblo, a sus reivindicaciones, a sus intereses. Eso, en otras palabras, significa una invitación a dejar atrás la típica acusación de derechización, de ser vendidos, etc., con que algunos militantes del FMLN solían premiar a cualquiera que hiciera la más mínima crítica al partido, sin analizar si esta era justa o no. Incluso esta casa de estudios, desde la que emite YSUCA, fue acusada de vendida a la oligarquía cuando las encuestas del IUDOP no dieron buenos resultados para el FMLN.
Desde ese abandono de sectarismos y dogmatismos invita Sánchez Cerén a la crítica y la autocrítica. Cohesionar el partido, les dice a los militantes, no puede significar hacer oídos sordos a la crítica del pueblo. Al contrario, es necesario asumirla, según las palabras textuales del líder efemelenista, desde "la vinculación al pueblo y nuestro profundo amor a él". Siendo cierto que los militantes del Frente tienen en general un profundo amor al pueblo salvadoreño, el Vicepresidente y Ministro no se contenta con ello. Al contrario, hace ver a los militantes que precisamente ese amor a los más pobres y a las grandes mayorías de nuestra patria exige actualizar los conocimientos de la realidad y liberarse de las debilidades ideológicas que muchos militantes tienen. En otras palabras, estar abiertos a otros análisis, escuchar más, saber respetar opiniones diferentes y aprender desde las necesidades de la gente. Lección para los militantes del Frente y lección también para otros sectores políticos que son incapaces de reconocer sus debilidades ideológicas, siendo con frecuencia más graves que las del FMLN.
Otro aspecto clave del discurso es el abandono de la clásica tendencia a considerarse vanguardia indiscutible de los cambios sociales. En sus palabras, Sánchez Cerén habla de la necesidad de alianzas, de la seriedad de muchos sectores comprometidos con los cambios con los que el FMLN debe dialogar. No hay en las palabras del Ministro y Vicepresidente presunción ni deseo de adueñarse del futuro desde ideologías cerradas. Incluso reconoce la necesidad de acercarse a "un pujante movimiento de capas medias y sectores populares que alzan su voz en medio de la incertidumbre que muchas veces es aprovechada y liderada por las fuerzas de la derecha". No hay condena a estos grupos que alzan la voz, sino invocación al diálogo y, de algún modo, reconocimiento de que si el diálogo no se da, es fácil que la oposición de derechas instrumentalice lo que en realidad es una justa crítica de la situación actual.
¿Escuchará la militancia el sensato discurso de Sánchez Cerén? ¿O preferirá los discursos encendidos que marcan desde la autoridad ideológica lo blanco y lo negro, los amigos y los enemigos? Ojalá los criterios vertidos por el Vicepresidente se escuchen y se incorporen a una praxis política con capacidad de diálogo y autocrítica.