Un consejo para los candidatos

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Editorial UCA
23/01/2015

Por obvio, es poco útil recordar que la política y la simulación, cuando no la mentira, suelen ir de la mano. Sin embargo, la campaña electoral que estamos presenciando nos obliga a decir una palabra al respecto. La grandilocuencia vacía y las promesas sin asidero la están caracterizando, de lo cual solo se benefician los propietarios de los medios de comunicación. Los candidatos están prometiendo hacer cosas que están fuera de su alcance o que son imposibles. Está claro que El Salvador necesita proyectar el futuro, que hay que buscar nuevos caminos para transformar ideas en realidades. Pero lo que los candidatos están ofreciendo no es más que magia, asunto de alquimia. Se ofrece, entre otras maravillas, acabar con la delincuencia, transformar por completo el centro histórico de San Salvador, crear miles de empleos, implementar un Sitramss aéreo y hasta convertir un municipio en la tierra donde todos los sueños se cumplen.

Para ganarse el favor de los electores, los políticos, a la vez que ofrecen un país de maravillas, apuestan a la paranoia del caos, que por supuesto es responsabilidad del Gobierno de turno. La paz, el empleo, la seguridad, la riqueza se ofrecen como contrapartida a la difícil situación que atraviesa la población. Los medios de comunicación identificados con Arena son los encargados de una feroz campaña para sembrar esa paranoia del caos y, a juzgar por los resultados, pareciera que lo están haciendo bastante bien. Por su lado, los generadores de opinión que se alinearon públicamente con la derecha en la segunda ronda presidencial han entrado a formar parte de esta campaña, pidiendo explícitamente el voto a favor de un candidato y despotricando contra el otro.

Si toca resignarse a que los políticos entiendan la política como la faena de mentir, al menos habría que exigirles que leyeran El arte de la mentira política, un libro clásico del siglo XVIII, escrito por el irlandés Jonathan Swift, autor de los Viajes de Gulliver. Es decir, al menos deberían aprender a mentir bien, no tan burdamente. La tesis de fondo de Swift es que “la mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables y hacerlo a buen fin”. Así, el fin de la mentira no es perverso. En ese texto los candidatos encontrarían muchas recomendaciones para mentir de acuerdo a diversas situaciones, cómo hacerlo y salir bien librados. Por ejemplo, con respecto a las ofertas de futuro, Swift recomienda no fijarlas a corto plazo, porque en ese caso se corre el riesgo de que no se cumplan y, por tanto, perder pronto la credibilidad, un bien tan escaso como valioso. De acuerdo a Swift, la mentira se calcula, se sopesa, no se hace tan descaradamente. Su libro, escrito hace trescientos de años, sigue vigente, y debería ser de cabecera para los políticos salvadoreños.

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Anónimo
23/01/2015
20:48 pm
Antes de darles a conocer el libro habria que ensenarles a leer y despues alfabetisarlos politicamente en otras palabras ,que despues de 500 anos reencarnen y se incrivan el las escuelas de fe y alegria de los excelentes maestros que son y seran los jesuitas.amen jesus jose y maria.
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