Un reflejo de la sociedad

12
Editorial UCA
19/01/2018

Indignación generalizada provocó el video en el que un aficionado de un equipo de futbol de primera división, tendido y ensangrentado, ya sin conocimiento, era pateado por hinchas rivales. Enseguida, muchas voces, sobre todo de periodistas deportivos, exigieron a las autoridades respectivas poner fin a la violencia dentro del futbol, expulsar a este tipo de seguidores, castigar a los equipos de esas aficiones, etc. ¿Qué ha pasado para llegar a estos extremos? El futbol no es una burbuja flotando sobre la sociedad salvadoreña, es expresión y parte de la realidad de un país atravesado, en todas sus dimensiones, por la cultura de la violencia.

En sí mismo, el deporte está llamado a ser instrumento de desarrollo, tanto personal como social. Por tanto, debe estar vinculado al bienestar y a la salud de la población. Sin embargo, el futbol profesional salvadoreño desdice los valores encarnados en el olimpismo. En lugar de lealtad en la competencia, se exhibe marrullería; en lugar de reconocimiento del mérito del otro, se achaca a factores externos la victoria del rival; en lugar de solidaridad, se fomenta el egoísmo; la igualdad de oportunidades se quiebra por la concesión de privilegios.

Es ilusorio pretender erradicar la violencia en un deporte que se desarrolla en un país que se desangra y que se desangró en una guerra fratricida, en una sociedad donde se promueve interesadamente la rivalidad entre equipos, partidos políticos, sectores, actores. Es difícil decir no a la violencia cuando la principal herramienta para combatirla es la misma violencia. Al igual que en el resto de la sociedad, la violencia en el deporte es un fenómeno complejo, alimentado por muchos factores. Los modelos socioculturales que pretenden explicarla sostienen que la violencia se aprende a través de las experiencias vividas, la observación del comportamiento de otras personas o por la misma violencia sufrida.

Cuando se vive violencia doméstica, cuando hay acoso en la escuela, cuando la vida se desarrolla en medio de la muerte, se está aprendiendo que la manera más eficaz de resolver las diferencias es a través de la violencia. Al futbol, por ser el deporte más popular del país, se le desplazan funciones sociales no cubiertas en otros ámbitos. En el futbol los límites de permisividad son mucho más amplios que en otras dimensiones sociales. La masa protege y convalida comportamientos que no toleraría en otros momentos. El anonimato permite conductas como el insulto, que, en vez de ser recriminado, es apoyado y hasta celebrado en los estadios. Incluso agredir a los rivales es tomado como un mérito, una muestra de fidelidad.

Por supuesto, hay que erradicar la violencia en el deporte, pero será mucho más fácil hacerlo si se trabaja por erradicarla en la sociedad entera. Da esperanza la indignación ciudadana por el acto criminal en contra de un aficionado indefenso, pero se empezará a construir cultura de paz cuando haya indignación por cada joven asesinado, por cada mujer que sufre violencia, por cada miembro de la comunidad LGBTI que muere por su orientación sexual. La violencia en el futbol hay que condenarla, sí, pero también hay que condenar todo tipo de violencia, y mantener activa la indignación y movilización ante ella.

Lo más visitado
2
Anónimo
19/01/2018
15:05 pm
Muchas veces los padres y madres de familia ven a sus hijos destruir arbustos y otras plantas, ven a sus crías maltratar, apedrear, dar patadas a animales (perritos, gatos, aves) y \"no les importa\" se hacen los disimulados. Si desde la infancia se permite la violencia hacia los seres más débiles, a medida van creciendo va creciendo esa violencia hacia otros niños y otras personas cuando la consideran más débil.... es una desgracia en nuestro país pero a la gente o personas que más respetamos es a los pandilleros... ¿porqué será?
0 1 1
Anónimo
19/01/2018
13:43 pm
“Apuñalan a un aficionado del Atlético de Madrid cerca del Wanda” Estos actos de violencia se dan en diferentes países del mundo, por desgracia nuestros jóvenes se empapan de ese tipo de conducta, imitan, y en nuestro país se agrava por la cultura de violencia con la que están creciendo los niños, jóvenes a lo largo y ancho del país. En la actualidad un estadio de fútbol , pareciera un Coliseo romano: lo que predomina es la violencia.
0 2 0