Una elección clave

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Editorial UCA
29/06/2016

La elección del próximo Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos nos obliga a repensar la situación del país en este campo. Y ciertamente, no es esperanzadora. La violencia delictiva y la corrupción política ensombrecen cualquier evaluación positiva. El derecho a la vida está insuficientemente protegido. La pequeña empresa está en buena parte indefensa ante el crimen organizado. El miedo a la violencia abarca una enorme dimensión del espacio público. Y la desconfianza de la población en los organismos responsables de la persecución del delito facilita la impunidad. La corrupción política y social penetra en los cuerpos policiales y judiciales haciéndolos más débiles en la investigación del crimen. La existencia de grupos de exterminio vinculados a la PNC aumenta la sensación de inseguridad y desprotección de la ciudadanía.

En el campo de los derechos económicos y sociales la situación es también grave. Podemos hablar sin duda de al menos un 50% de los salvadoreños viviendo en condiciones precarias. Los nueve salarios mínimos existentes crean situaciones de discriminación laboral y no cubren a toda la población. Y la vulnerabilidad económica aumenta si se es madre soltera. En una familia de cuatro personas, si trabajan ambos padres, solamente el salario mínimo de servicios, que es el más alto, alcanza los cuatro dólares diarios necesarios para salir de la pobreza. Por otra parte, la educación escolar está marcada por la exclusión y por la desigualdad hiriente en calidad educativa. En las zonas rurales y en los pequeños municipios, abunda el deterioro físico de las instalaciones escolares y la calidad educativa es muy inferior a la de las zonas urbanas. El acceso al agua, que los diputados se empeñan en no reconocer como derecho constitucional, no solo es insuficiente para una buena parte de la ciudadanía, sino que tiene un horizonte cada vez más sombrío. En demasiados casos, la vivienda no cubre las condiciones básicas de habitabilidad.

En este contexto, la elección del Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos tiene una importancia capital. Importancia que se resisten a reconocer los diputados, que, una vez más, miden el cargo desde la política de conveniencia; diputados que parecen ser incapaces de aceptar que los derechos humanos son una configuración moderna de la moralidad y de la ética externa al poder del Estado. En este sentido, un defensor de los derechos humanos tiene el deber de señalar con claridad cualquier tipo de comportamiento antiético de los funcionarios estatales. Pero existe una tendencia atroz a separar la ética del respeto y observancia de los derechos humanos. La persona que sea elegida para presidir la Procuraduría tendrá la responsabilidad grave de recordarnos la profunda unidad entre comportamiento moral y estricto cumplimiento de los derechos derivados de la dignidad de la persona.

Esperar simpatías políticas es absurdo. Creer que la Procuraduría no debe enfrentarse al poder es más absurdo todavía. Porque tanto el Ejecutivo, la Asamblea Legislativa y el sistema judicial como los poderes de facto violan con frecuencia los derechos humanos (civiles, políticos, económicos y sociales). Un Procurador combativo, radicalmente comprometido con los derechos humanos, es de suma importancia para la defensa de la vida, en toda su dimensión amplia, y para la superación de la violencia y la impunidad.

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Anónimo
26/07/2016
05:59 am
El actual procurador perdio el rumbo hacia su propia institución, nunca se digno a reunirse en mesas de trabajo, y se rodeo de despotas, lo que ha generado un clima de inestabilidad que desde peñate polanco no se resperiba, si lo reeligen es seguro un recurso de inscostitucionalidad porque Morales tiene pendiente varias demandas administrativas y penales, por ende su finiquito carece de legalidad, por el bien del pais deberian de realizar examenes psicologicos a los aspirantes a este tipo de cargos!!!!
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Anónimo
14/07/2016
15:49 pm
Bajo mi óptica, el actual Procurador tiene cuesta arriba su reelección, ya que los diputados a los que les toca elegirlo han expresado que debe haber nuevo Procurador. El partido Gana, con el diputado Gallegos, quien favorece a la pena de muerte y la eliminación física de 60000 pandilleros y sus familias, está molesto con Morales porque se opone a las ejecuciones sumarias de los capturados y defiende la actitud de los sicarios asesinos y los grupos de exterminio. Este diputado toma esa actitud en busca de votos sangrientos, aprovechando el rechazo irreflexivo de muchas personas hacia las pandillas. Arena no lo favorece porque se ha pronunciado valientemente en favor de la extradición a España de los militares asesinos. La posición del Frente no está clara, aunque lo más seguro es que también lo rechace por criticar a la Mano Dura 2. Es cruel la población y la academia al no defenderlo, dejándolo solo de la manera màs injusta. Ojalá que reflexionen y lo apoyen....
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