Una política inhumana

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Editorial UCA
27/02/2017

La política migratoria de Estados Unidos hacia América Latina ha sido desde siempre una vergüenza. Y con la llegada de Donald Trump, el deterioro camina aceleradamente. Ahora es una ciudadana salvadoreña, Sara Beltrán Hernández, la que sufre los efectos de esa falta de humanidad. Ella tiene 26 años, vive en Estados Unidos con sus dos niños, no tiene documentación y estaba pidiendo asilo. En febrero, estando ya detenida, le fue detectado un tumor cerebral y se le puso en lista de espera para una intervención quirúrgica. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, una vez estabilizada, la llevó de vuelta a uno de esos centros de detención que en realidad son cárceles para migrantes. Diversos grupos humanitarios piden que se la deje en libertad, al cuidado de su familia. Pero el endurecimiento promovido por Trump juega contra ella. Continúa detenida. Y para sus dolores, el único tratamiento que le dan en la cárcel es acetaminofén. El Ministro de Asuntos Exteriores de El Salvador, en vez de protestar enérgicamente por la permanencia en prisión de nuestra compatriota, se ha dado a la tarea de explicar que ya estaba detenida, que no es que se la llevaron del hospital a la cárcel, etc.

Acá, en el país, la embajadora estadounidense, Jean Manes, ha promovido un grupo juvenil con el fin de convertirlo en su asesor sobre temas de juventud y promover el desarrollo democrático de la misma. El coordinador del grupo es miembro del partido Arena. Mientras a nuestros connacionales se les maltrata en Estados Unidos, la embajadora aparece vinculada a un supuesto excelente consejo juvenil, democrático, variado, pluralista y otros epítetos preparados para la prensa. Aunque la iniciativa suene más a propaganda y tenga un regusto a intervencionismo, ojalá estos jóvenes sepan pronunciarse en favor de El Salvador. Sería importante, para poder adquirir un mínimo de credibilidad, que ese consejo de la embajadora tuviera una posición pública y enérgica sobre el caso de Sara Beltrán.

En Centroamérica, Estados Unidos financió guerras, abrió puertas a la corrupción con sus compañías bananeras, traficó con productos ilegales y formó, encubrió y defendió a autores de graves violaciones a derechos humanos. Desde finales del siglo XX, dio la impresión de que las cosas cambiaban, que poco a poco la comprensión de que Centroamérica no era patio trasero se iba imponiendo e influyendo en la política exterior estadounidense. Pero la llegada de Donald Trump a la presidencia ha creado honda preocupación. Su narcisismo y falta de empatía con los que necesitan solidaridad son notables. El trato que ha dado a México y a los mexicanos ha sido escandaloso. Y como la burocracia tiende a repetir los desafueros de quien la encabeza, los centroamericanos debemos estar alertas frente los abusos contra nuestra gente.

Desde la Universidad hemos insistido repetidamente en que nadie es ilegal por no tener papeles. Llamar ilegal a una persona es despreciarla y humillarla de entrada. Tratar a un enfermo como han tratado a Sara Beltrán, manteniéndola en detención solo por no tener documentos en regla, es simple y sencillamente una vergüenza. La mayoría del pueblo estadounidense es mucho más empático y solidario que su actual mandatario, quien incluso se enorgullece de eludir impuestos. Apoyar con denuncia y crítica constantes a los migrantes latinos en Estados Unidos es indispensable para lograr una relación de respeto frente a la prepotencia y el desprecio que nos muestran algunos líderes del gran país del Norte.

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Anónimo
28/02/2017
17:50 pm
Un nasi en la actualidad, esos es para mi. Nunca ese pais, ni sumando todas la negativas de sus anterior mandatario, se conocio ni uno solo que se contradisiera en lo que dicta su mismo pais, in god we trust, pues este llamado Trump-Hitler, es uno que no cree ni respeta esto que principia el pais, ni sus mismos electores se salvaran de su impunidad, pero el congreso aun puede salvar su historia-sus principios, ante este Neron contemporaneo.
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Anónimo
27/02/2017
16:46 pm
Desconozco el caso en partícular, pero me apena entrar a esta página en la cual tengo gran respeto, pero que se ve ambivalencia en lo que se escribe y deja entre los lectores. Ambivalencia que se inclina por el lado salvadoreño que ha hecho posible que gente como Sara, abandonora nuestro pais. Es parte de una campaña proselitista asolapada?
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