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El 26 de junio, en el auditorio del ICAS, se llevó a cabo la tercera sesión de la Cátedra Estado de Derecho. En esta ocasión, el tema fue "Estado de derecho y división de poderes" y su análisis estuvo a cargo de Beatrice de Carrillo, ex procuradora de Derechos Humanos y catedrática de la Universidad; y Roberto Oliva, abogado y consultor independiente.
En la actividad, organizada por el Instituto de Investigación Jurídica de la UCA, los especialistas coincidieron en que la separación de poderes del Estado es importante para la democracia de cualquier país, pero existe siempre el peligro de que un poder se imponga sobre otro. "No basta la simple separación formal de estos poderes (...) es necesario que exista un equilibrio para que un poder no pueda imponerse sobre otro", explicó Oliva.
Y es que para ambos juristas, en nuestro país, el Ejecutivo suele concentrar todo el poder y la toma de decisiones. "No es cierto que todos los poderes sean iguales", aseguró De Carrillo, quien además señaló una peligrosa contradicción constitucional sobre el Ejecutivo: "Hay artículos que describen el papel del Presidente de la República y exigen que esté inscrito en un partido político; hay otro artículo que indica que (...) es el presidente de todos los salvadoreños; y después nos rasgamos las vestiduras cuando el presidente apoya a su partido político (...) Sería sano que se llegara a un consenso que cuando una persona se lanza como candidato se retire del partido y se vuelva un hombre del pueblo".
Según Oliva, el régimen presidencialista que caracteriza a nuestro sistema político deriva en que "la bolsa y la espada" se concentren en el Ejecutivo y que se convierta en un "súper poder". Por esto, para el experto, "deben existir mecanismos a través de los cuales se llegue, en la realidad política, a que ningún poder se imponga sobre otro. Quizás esa ha sido una de las tragedias que hemos vivido en El Salvador: no ha existido división de poderes".
