El 26 de noviembre de 1982, bajo la rectoría del padre Ignacio Ellacuría, se creó una pequeña tienda de productos alimenticios básicos. El objetivo era beneficiar a los empleados de escasos recursos de la Universidad, vendiéndoles artículos de primera necesidad a precios subsidiados. Poco a poco, la pequeña tienda se convirtió en una despensa, que hoy, 27 años después, tiene una amplia oferta.
"Los productos que cuentan con el subsidio de la Universidad, que permite darlos a un precio mucho menor al del mercado externo, son leche, jabón para ropa, aceite, arroz, frijoles, azúcar, pollo, huevos y sal. A todos ellos se les aplica un descuento del 25% a su costo", asegura Walter Beltrán, administrador de la despensa.
Esta es una de las prestaciones que la Universidad da a sus empleados permanentes. "El único requisito que debe cumplir quien desee comprar amparado en el subsidio es (...) tener un año de laborar acá", explica Beltrán.
Según recuerda, hace algunos años la despensa funcionaba donde ahora está ubicada la Pastoral Universitaria. "Para entonces, el mecanismo de despacho era diferente, porque la gente ordenaba primero sus productos y luego había alguien que se los entregaba". Ahora, el local donde funciona está situado al costado derecho de la entrada principal de la Universidad, frente al bulevar Los Próceres. "Acá ya cambiamos la forma en que atendemos; hemos colocado los estantes para que la gente tome lo que necesita y luego acude a caja a cancelar", dice el administrador.
Cada año, la despensa registra un aumento de demanda, lo cual ayuda a que el servicio se mantenga. "Sin clientes no podríamos mantener este servicio", confiesa Beltrán. De 300 usuarios en 1994 se ha pasado a 500 en 2009. "Una buena cartera de clientes fijos que ayudan a mantener la tienda", puntualiza.
Por medio de prestaciones como esta, la UCA procura beneficiar a sus empleados y garantizarles una mejor condición de vida.