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Ante un sistema económico tan frío y desigual como el neoliberalismo, existe una opción de desarrollo considerada por muchos como una alternativa más humana: la economía solidaria.
La principal característica de este modelo es que busca fortalecer a las personas y no a los capitales; valora la vida y el trabajo; motiva la confianza en los demás; y desarrolla a las personas antes que a las cosas.
El progreso que propone la economía solidaria se basa en seis dimensiones: la económica, la social (educación y salud), la política (participación, democracia y derechos humanos), la cultural (fortalecer tradiciones y costumbres), la ecológica y la ética (valores y principios).
A lo largo y ancho de América Latina, son muchas las comunidades que han asimilado esos fundamentos y han logrado avances sociales y culturales gracias a esta forma solidaria de entender el desarrollo económico. Con el propósito de compartir dichas experiencias, el 20 de junio, en el auditorio del ICAS, diversas organizaciones de la región participaron en un encuentro realizado por la Red Latinoamericana de Comercialización Comunitaria (Relacc). Durante la conferencia, titulada "Economías populares alternativas para el desarrollo", se hizo un análisis de cómo este sistema económico alternativo debe actuar ante la situación de crisis que afecta a las naciones en subdesarrollo.
En representación de nuestro país participó la Asociación para la Cooperación y el Desarrollo Comunal de El Salvador (Cordes), organismo que opera desde hace 20 años y que ha recibido apoyo del Departamento de Economía de la UCA para echar a andar diversos proyectos. En el encuentro se hicieron presentes organizaciones de México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Argentina, Uruguay, Chile y Brasil, entre otros.
