"Determinación de la contaminación por plaguicidas en agua, suelo, sedimentos y camarones en los cantones Salinas del Potrero y Sisiguayo de la Bahía de Jiquilisco" es el título de la investigación realizada por el Departamento de Tecnología de Procesos y Sistemas de la UCA, con el apoyo del Fondo de la Iniciativa para las Américas en El Salvador (Fiaes).
La presentación del estudio se llevó a cabo el 5 de febrero en el auditorio del Edificio de Aulas "D". En la actividad, el P. José María Tojeira, rector de la Universidad, explicó que "el medioambiente (...) es un factor fundamental no solo para palear la crisis, sino también para crear una cohesión social en torno a un tema que es de todos".
Por su parte, Roberto Escalante, viceministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, destacó la importancia de la investigación y aseguró que "los datos y conclusiones de este estudio servirán como una herramienta para los esfuerzos en la prevención y protección del recuso". A su juicio, este tipo de trabajos demuestran que "instituciones como la UCA y el Fiaes están para prever y orientar a la gente, a los pobladores, y demostrar que todos somos parte de las soluciones".
Entre los principales hallazgos del estudio destaca que, luego de un análisis de las aguas de los estanques de cultivo de camarón, no fue detectado ninguno de los nuevos plaguicidas utilizados en los cultivos aledaños a la Bahía de Jiquilisco. Las aguas se analizaron tanto en época lluviosa como en temporada seca.
Además, los análisis realizados en el sedimento y el suelo de los estanques mostraron una baja presencia de insecticidas como Endrín y Dieldrín, utilizados comúnmente para eliminar plagas en cultivos de algodón, maíz o arroz. También se detectaron DDT (diclorodifeniltricloroetano) y algunas de sus degradaciones, como DDD y DDE, utilizados en el pasado para controlar plagas en las cosechas agrícolas y para el exterminio de aquellos insectos que producen enfermedades como la malaria y el tifus.
La aplicación de estos plaguicidas, encontrados en el suelo y sedimentos de la Bahía de Jiquilisco, ha sido prohibida por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Por ello, de acuerdo a María Dolores Rovira, ingeniera química e investigadora del Departamento, "estos hallazgos son una consecuencia lógica del uso excesivo que de DDT se hiciera en el pasado en esta zona, ya que el DDE es uno de los principales productos de descomposición del DDT; en el medioambiente, el DDE es muy persistente y se adhiere fuertemente en el suelo".
Y es que se comprobó que el fondo de los estanques, específicamente la capa a 20 cm de profundidad, contiene seis de los diez plaguicidas evaluados. Caso contrario es el de los camarones que se crían en estas aguas, en los cuales no se encontró ningún tipo de contaminante.
La investigación se desarrolló a lo largo de un año y nueve meses, y su importancia radica en que la Bahía de Jiquilisco es una de las zonas más ricas desde el punto de vista ambiental y ecológico. Solo en esta zona se han identificado más de 400 especies de vegetales y animales, además de ser un área poblada por cientos de pescadores y productores de camarón. En este sentido, la Bahía representa la principal fuente de sustento para muchas familias.
Luego de la presentación de los resultados, se inauguraron oficialmente las instalaciones del Laboratorio de Calidad Ambiental, ubicado en el Edificio "Jon de Cortina, S.J.".
El Departamento de Tecnología de Procesos y Sistemas continuará con los estudios en la zona, para analizar si existen otros tipos de plaguicidas en las aguas de la Bahía y determinar la causa del poco crecimiento del camarón.