"Con quien tienes un pleito busca rápidamente un acuerdo"

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Radio YSUCA
25/08/2010

La frase con la que iniciamos este comentario es atribuida a Jesús de Nazaret. El contexto: el Sermón del Monte, considerado como la carta magna del nuevo pueblo de Dios, en la que se dibuja un modo alternativo de ser humano y de convivencia humana: animada por la misericordia, la justicia, la paz y un corazón sincero.

El versículo citado ("Con quien tienes un pleito busca rápidamente un acuerdo") contrasta enormemente con una noticia que conocimos recientemente, titulada por un periódico del país de la siguiente forma: "Asesina a su vecino en disputa por parqueo". Según la nota periodística, el pleito por un espacio terminó con la vida de Ricardo Arnoldo Alfaro, luego de que su vecino, Julio Napoleón Rodríguez, le disparara tres veces a quemarropa. Este trágico hecho nos lleva al menos a tres reflexiones.

Primero, en un contexto de tantos homicidios como el nuestro, a la larga se termina pensando que la forma más rápida de resolver los conflictos o diferencias entre las personas es recurrir a la violencia; se confía más en la razón de la fuerza que en la fuerza de la razón. Cuando se entra en esa dinámica se pierde el respeto por la vida, la concordia y la cordialidad hacia los otros. La prepotencia, la arrogancia y el desprecio hacia los demás se tornan "normales" en la convivencia social. Se quiebra la alegría de estar juntos como hermanos, como amigos, como vecinos. Es decir, entramos en procesos deshumanizadores, donde se ponen los intereses mezquinos por encima de la persona; el empeño en querer tener siempre la razón por encima de los acuerdos mutuos.

Segundo, allí donde haya humanos habrá siempre conflictos; pero, en principio, tales conflictos deberían solventarse sin recurrir a la violencia. Y en este plano se requiere de mediadores que aporten sensatez, equidad y objetividad al examen de las controversias que se originan en la vida familiar, laboral, social o vecinal. Cuando el problema es familiar, el mediador puede ser un miembro de la familia que tenga buen sentido para no exagerar ni quitarle peso al problema. En el caso de los conflictos vecinales, hay que recurrir a las juntas directivas, donde se espera que el criterio del bien común prevalezca sobre los caprichos individuales. Para los problemas ambientales, de seguridad o laborales, se espera que las instituciones pertinentes cumplan debidamente su papel. En todo caso, hay que hacer prevalecer las soluciones pacíficas. Los conflictos quizás sean inevitables, pero lo que realmente importa es evitar la violencia.

Tercero, hay que retomar el criterio que Jesús de Nazaret propone en el versículo citado: "llegar a acuerdos". ¿Por qué razón? Porque la violencia es un criterio absurdo de resolución de conflicto: con la violencia gana el más fuerte, no el más justo; porque la violencia es ineficaz: no resuelve los conflictos, sino que los agrava; porque la violencia ocasiona siempre males y sufrimiento: siempre es un método cruel, inhumano y degradante de la dignidad humana, tanto de quien la practica como de quien la padece.

En definitiva, no dejarse dominar por el odio, los malos propósitos o el deseo de venganza es lo que se busca con la puesta en práctica del consejo evangélico enunciado en este comentario.

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Anónimo
26/08/2010
16:31 pm
"Hay bastante para hacerse una idea de la fuerza decisiva que tiene en nuestra vida lo que se nos contagia por la convivencia con las personas que vivimos. El respeto se contagia. Como se contagia la lerancia, la prepotencia, la soberbia del que jamás da su brazo a torcer o simplemente siempre quiere llevar la razón. Hay gente que sabe de todo, y habla de todo, y se empeña en tener la razón en todo. Como hay personas eminentes que preguntan, que respetan los puntos de vista de los demás, que jamás reprochan nada.¿Qué contagiamos en la vida a quienes conviven con nosotros? como comunidad buscamos sentirnos acogidos, comprendidos, cercanos, estimados , entonces ¿qué contagiamos en nuestra vida? No vendría mal que esta pregunta nos acompañe con frecuencia" este fragmento retomado del Blog del Teólogo José María Castillo, que me hace caer en cuenta de como humanizarnos en una
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Anónimo
26/08/2010
12:23 pm
Solo recordar que Ricardo Alfaro era estudiante de qu año de la licenciatura en Economía de la UCA. Lamentable y deshumanizante hecho.
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