A su medida

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Proceso
24/09/2020

Mucho revuelo causó la designación, por parte del presidente Bukele, del vicepresidente de la República, Félix Ulloa1, para estudiar y proponer reformas a la Constitución de la República. Ya que el decreto ejecutivo no era necesario para encomendar esa tarea, para algunos se pretendió levantar una cortina de humo en momentos en que se conocen más casos de corrupción en el gobierno y, sobre todo, cuando el periódico digital El Faro confirmó, con pruebas, que la reducción de homicidios no se debe al Plan Control Territorial, sino a un acuerdo con las pandillas a cambio de beneficios y apoyo electoral para Nuevas Ideas. En cualquier caso, el tema se posicionó en la agenda nacional y el vicepresidente ya formó una comisión para tal efecto. Ante esto, muchas opiniones se oponen a la reforma de la Constitución argumentando que el país no la necesita. Esta postura, coincide con la percepción de que existe la intención oculta de reformar la carta magna para permitir la reeleción presidencial, dándole más poderes al titular del Ejecutivo.

En realidad, el tema de reformar la Constitución no es nuevo, al contrario, se ha hablado de esta necesidad desde hace no pocos años. De hecho, el actual vicepresidente anunció en plena campaña electoral que una reforma era necesaria. En aquel momento, Ulloa sostuvo que el país no tenía problemas por falta de institucionalidad o por exceso de la misma, sino por su disfuncionalidad. “...creemos nosotros que esta parte dogmática y las cláusulas pétreas deben mantenerse, pero la parte orgánica del Estado está desfasada, es un Estado del siglo XX, de mediados del siglo XX, y el país y la sociedad necesita un Estado moderno, acorde con los desafíos de la nueva era, la era de la globalización, la era del internet..”.2 Con ocasión de conocerse el decreto ejecutivo que lo designa para proponer esta reforma, el vicepresidente se ha expresado en semejantes términos, insistiendo mucho en que el tema de la reelección presidencial no forma parte de su agenda de trabajo.

No hay que tenerle miedo a reformar la Constitución. Todo proyecto es perfectible y la Constitución no es la excepción. De hecho, la nuestra necesita que se incluya en su parte dogmática, el derecho humano al agua y al saneamiento; y en su parte orgánica, la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción conforme a los convenios internacionales, implementar mecanismos de democracia directa y de contraloría social, darle plena autonomía a la Fiscalía General de la República, incluso para que tenga su propio aparato de investigación como en otros países, por citar solo algunos temas que necesitan revisarse en la Constitución. Es decir, el problema no es pretender reformar la Carta Magna, el asunto es qué tipo de reforma se quiere implementar. Y con respecto al gobierno el problema principal no es lo que dice sino lo que hace. En más de un año de gobierno muchas actuaciones del gobierno dan pie para pensar que sus promesas van por un lado y lo que hace -o no hace- va por otro.

Por ejemplo, en la campaña electoral, el ahora vicepresidente dijo “Nosotros nos hemos comprometido a mantener un gobierno transparente, un gobierno abierto, un gobierno que le permita al ciudadano estar demandando cuentas de sus gobernantes porque eso es un Estado de Derecho, donde gobernantes y gobernados están sujetos al imperio de la ley”.3 Sin embargo, lo visto hasta hoy desdice ese compromiso. Si algo ha caracterizado la gestión de Bukele es la opacidad en el manejo de los recursos y su irrespeto al Estado de Derecho. Piénsese nada más en dos hechos: primero en el conflicto entre poderes del Estado y las faltas de respeto a las sentencias y a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y, segundo, en que la revelación de todo el dinero que ha entrado a las arcas del gobierno - que contradice la narrativa del presidente de que no le han dado un centavo partido por la mitad- le costó recientemente el puesto al presidente del Banco Central de Reserva.

La bandera de campaña de Nayib Bukele fue la lucha contra la corrupción. Ofreció nombrar un Comisionado Presidencial para que combatiera la corrupción en su gobierno y crear la Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (CICIES) al estilo de la de Guatemala. “Lo hemos dicho claro: independientemente de si se trata de alguien de nuestro partido o de otro partido, sea quien sea, la CICIES tendrá que actuar contra una persona corrupta4, dijo Bukele cuando anunció la Comisión que, dicho sea de paso, fue otra asignación en la que trabajó el vicepresidente. Pero después de casi 16 meses, el presidente no ha nombrado al Comisionado anticorrupción y el país tiene una CICIES que solo se parece a la de Guatemala en sus siglas. Bukele armó una comisión a su medida, sin autonomía, sin capacidad para investigar y enfocada en no meterse con su gobierno.

Es necesario investigar la corrupción del pasado, pero con los señalamientos de corrupción que han surgido durante la pandemia en el presente gobierno, la CICIES tendría suficiente trabajo para dignificar su misión. Pero es una instancia irrelevante, como la quiere el presidente. En la misma línea ha actuado el gobierno en torno al Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP). El presidente parece querer un IAIP a su medida, nombrando como comisionados a personas con un claro compromiso con el gobierno y reformando el reglamento de la Ley de Acceso a la Información Pública de manera que también le favorezca.

En fin, el gobierno, y el presidente en particular, han dado muestras de querer todo a su medida. El presidente quiere instituciones (comenzando por la Asamblea Legislativa y de ahí las demás) y leyes a la medida de sus deseos. Ese es el peligro del anuncio de reformar la Constitución, que no se haga para mejorarla sino para deformarla. Por eso es difícil creer en las palabras insistentes del vicepresidente porque lo hecho hasta hoy, se ha hecho a la medida de los deseos del Presidente, aunque se haya dicho lo contrario.

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1. Decreto Ejecutivo 295 publicado el 1 de septiembre de 2020.
2. Conversatorio Presidencial. UCA. 30 de octubre de 2018.
3. Conversatorio Presidencial. UCA. 30 de octubre de 2018.
4. https://dplfblog.com/2020/08/19/no-no-hay-una-cicies-en-el-salvador/


* Artículo Publicado en el boletín Proceso N.° 15

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