A veces lo obvio es lo menos evidente

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Omar Serrano
28/04/2022

Que la democracia esté en franco retroceso de lo poco que había avanzado, no es algo exclusivo de El Salvador; lamentablemente es un fenómeno global. Nos han precedido Venezuela, Nicaragua, Turquía, Brasil y un largo etcétera. Según el informe sobre el estado de la Democracia en el mundo 20211, del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), el número de países que se dirigen hacia el autoritarismo supera al número de países en fase democrática, una tendencia que ya lleva un lustro. En América Latina la mitad de las consideradas democracias de la región han sufrido erosión democrática, con Brasil a la cabeza. Esta constatación no debiera ser motivo de consuelo. Más bien es una oportunidad para aprender de otros pueblos que han sido llevados a situaciones que terminaron atropellando sus derechos humanos fundamentales, cuando habían prometido mejorar su vida y desarrollar los países. Hay varias lecciones que se pueden extraer de estas experiencias. Quizá nada nuevo que no conozcamos; algunas de ellas ya se han vivido o se están viviendo en el país, otras solo se insinúan amenazantes en el horizonte. Como muchas veces lo evidente es lo menos obvio para los ojos, vale la pena el intento de enumerarlas para ver si de verdad aprendemos de ellas.

En primer lugar, los retrocesos democráticos en la actualidad utilizan otra vía que los que se dieron en el pasado. Antes, la democracia se desmontaba a través de golpes de Estado. Países europeos los experimentaron entre las dos guerras mundiales y en otras latitudes se vivió durante la Guerra Fría. Hoy la amenaza principal proviene de líderes políticos que llegan al poder gracias a elecciones democráticas. Son elegidos por sus pueblos pero se vuelven una amenaza autocrática cuando, “para mantenerse en el poder, intentan restringir libertades, así como debilitar sistemas de control políticos y administrativos”2. En el siglo XXI, la democracia está siendo desmontada en muchos países por líderes que llegaron a gobernar gracias a las elecciones libres, pero que después buscan expandir sus  poderes eliminando la democracia.

En segundo lugar, estos líderes no solo llegan y buscan mantenerse en los gobiernos a través de elecciones, sino que manipulan el apoyo de la población para expandir sus poderes. “Paradójicamente, instrumentalizan el proceso electoral para desmantelar las normas e instituciones que permiten que las elecciones sean justas y libres”3. Usan el respaldo social electoral para justificar la toma de los otros poderes y para neutralizar a las instituciones del control democrático. Recurren, para justificar sus actuaciones que contrarían la Constitución que juraron respetar, a la voluntad del pueblo que los eligió. Reforman la Constitución o hacen un entuerto de interpretación, para poder reelegirse. Un signo inequívoco del desmantelamiento de la democracia es que terminan desnaturalizando el sistema electoral que hizo posible su llegada, para hacer imposible la llegada de otros. Venezuela y Turquía tuvieron elecciones que se consideraron competitivas, pero sus regímenes terminaron siendo autocráticos.

En tercer lugar, los políticos que viven de la política, es decir, del dinero público, se aprovechan de las necesidades de la gente y juegan con su sufrimiento. Los líderes autocráticos de este tiempo aprovecharon la pandemia para consolidar su poder. Varios politólogos advirtieron en el 2020 “acerca del peligro de mayor corrupción y autocratización en ciertos países, así como del peligro de fortalecimiento de líderes o movimientos populistas4.  La emergencia sanitaria fue la ocasión propicia para pedir más recursos, para saltarse las rendiciones de cuentas y favorecer a quien detenta el poder y sus socios. Un cuarto elemento es que el común denominador de los líderes autocráticos es que eliminan la imparcialidad de la ley. La meta es usar y abusar de la ley para protegerse a sí mismo y a los aliados y perseguir a los opositores.Para los opositores persecución, para los propios, impunidad. A esto los especialistas le llaman “legalismo autocrático”. La corrupción y la autocracia van de la mano. Si se elimina la rendición de cuentas horizontal, si se cooptan los organismos de control del ejercicio del poder es para ocultar el uso indebido y la apropiación de fondos públicos. El presidente Hugo Chávez, a pesar de su discurso, creó un sistema en que sus simpatizantes, especialmente sus amigos capitalistas, “podían obtener contratos con el Estado sin licitaciones, acceso especial a una tasa de cambio favorable, protección de auditorías fiscales y un trato conveniente de parte del sistema legal”5. Por eso es común que grandes proyectos de infraestructura se den directamente a allegados y son una fuente apetecida de enriquecimiento.

Finalmente, un quinto elemento es que el líder autocrático miente sin ningún rubor. La verdad no importa, cualquier cosa la puede sustituir, aunque sea un disparate. Si alguien cuestiona lo que afirma el líder, una jauría de kaibiles digitales lo acosarán y lincharán. No hay espacio para el pensamiento propio, solo para quienes entonan la misma canción del poder.

Las cinco son lecciones que deberían ser conocidas por los y las salvadoreñas. Lamentablemente parece que no es así… hasta ahora. Ojalá que cuando lo obvio se haga evidente, todavía se pueda reaccionar.

 

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Referencia

1. "Informe sobre el estado mundial de la democracia 2021. Fomento de la resiliencia en una era de pandemia". https://www.idea.int/gsod-events 

2. Gülboy Laebens, M. (2019) “Enemigos Internos, democracia y amenazas de autoctatización”; Nueva Sociedad, N° 282.  https://nuso.org/articulo/enemigos-internos-democracia-y-amenazas-de-autocratizacion/

3. Ibidem

4. Azpuru, D. (2020); “El riesgo de retroceso democrático en América Latina durante la pandemia”. Agenda Pública.   https://agendapublica.elpais.com/noticia/13557/riesgo-retroceso-democratico-am-rica-latina-durante-pandemia

5. Javier Corrales, en un artículo del NYT el 5 de marzo de 2020.  https://www.nytimes.com/es/2020/03/05/espanol/opinion/trump-hugo-chavez.html

 

* Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social. Artículo publicado en el boletín Proceso N.° 86.

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